Las pequeñas ONG aguantan más
El presupuesto de las entidades sin ánimo de lucro cae más del 5% en los dos últimos años
La crisis ha tocado de lleno al sector de las ONG y ha puesto al descubierto las carencias de estas organizaciones. O mejor dicho, el lastre que supone para ellas la dependencia de la financiación pública. Así, al contrario de lo que se podría imaginar, las entidades más vulnerables a la situación económica son las de tamaño grande y mediano (con presupuestos de entre 1 y 25 millones de euros), debido a esa dependencia (del 65% y 71% de los fondos, respectivamente); en tanto que las pequeñas están en mejor posición para hacer frente a sus efectos, al igual que las muy grandes, puesto que este tipo de entidades han invertido más en la captación de fondos privados, ya sea donaciones de particulares o de empresas. En concreto, estas últimas han destinado en torno al 8% o 9% de sus presupuestos, mientras las grandes y medianas solo han dedicado el 3% o 4% de ellos.
Si en el periodo comprendido entre 2007 y 2010 el crecimiento de las ONG fue del 5% anual de media por el aumento de los fondos procedentes de la AECID y las Administraciones autonómica y local (además de los recursos privados movilizados para atender el terremoto de Haití, que supusieron un incremento del 15%), en 2011 se produjo el estancamiento de sus ingresos, y durante el año pasado y este la caída de sus ingresos ha superado el 5% respecto a 2010, según el estudio elaborado por la Fundación Lealtad bajo el título Las ONG españolas ante la crisis (2007-2013).
Mientras los recursos aportados por las Administraciones a las entidades sin ánimo de lucro bajaron un 10% en 2011 y fueron compensados con un aumento del 7% del capital privado, desde 2012 se observa que al deterioro de los fondos públicos se suma el de los privados. “A esta caída de ingresos se le une un empeoramiento de la situación financiera de las entidades analizadas, de las cuales la mitad tienen una ratio de deuda superior al 100% de sus fondos propios, y el 41%, una ratio de liquidez inferior a 1, entendido este como disponible (tesorería e inversiones financieras temporales) sobre la deuda a corto plazo”, señala el informe.
A la caída de los fondos públicos
“Hay organizaciones que se han quedado reducidas al mínimo y otras que se están fusionando para salir adelante, algo que hacía años que no veíamos”, sostiene la directora general de la Fundación Lealtad, Patricia de Roda. Así, aunque las 181 ONG que mueven más de 1.000 millones de euros analizadas por esta fundación que vela por el cumplimiento de los principios de transparencia y buenas prácticas del tercer sector hayan mejorado su grado de cumplimiento, “vemos una incidencia negativa en el principio 7 (control en la utilización de los fondos), unido a retrasos en el cobro de las Administraciones, de forma que algunas entidades que antes lo cumplían, ahora tienen falta de liquidez. Lo que está suponiendo cerrar líneas de actuación o dejar de hacer programas importantes”, agrega De Roda, quien también aprecia una disminución en el principio 6 (que ningún financiador aporte más del 50% de los ingresos).
La caída de los fondos públicos (que representan cerca del 53% de la financiación del tercer sector) se ha producido en el momento de mayor actividad de las ONG, cuando las necesidades sociales y los colectivos vulnerables se han multiplicado como consecuencia de la crisis. No en vano, tres de cada cuatro asociaciones o fundaciones que desarrollan su actividad en España han experimentado un crecimiento en el número de personas que solicitan su ayuda. De ahí que haya también un mayor número de entidades de acción social en España (unas 29.000), frente a las más de 2.000 de cooperación al desarrollo.
Algo que también ha tenido incidencia en las organizaciones de cooperación al desarrollo (sus ingresos caen un 7% este año y el pasado, frente al 2% de las entidades de acción social) porque, según Marisa Elosua, coordinadora de promoción y difusión de Manos Unidas, “ahora hay más retraimiento en la ayuda internacional porque la situación que vivimos en España es muy dura. Y también se observa en las donaciones de particulares y empresas”. Manos Unidas ha reducido sus gastos, ha hecho un esfuerzo en transparencia y en difusión a través de campañas realizadas en las redes sociales para intentar acercarse a la ciudadanía, cuando su recaudación baja (a 48,2 millones de euros el año pasado, tras un descenso del 14% de la financiación pública y un 3% de la privada). “Estos años no son para recaudar, sino para ampliar la base social”, afirma Elosua, cuya organización cuenta con 90.000 socios.
Las ONG de acción humanitaria en países desfavorecidos son las que más socios acaparan, al contrario que las de acción social en España. De hecho, seis ONG analizadas por la Fundación Lealtad concentran el 81% del total (son las muy grandes, con presupuestos por encima de 25 millones de euros: Asociación Española contra el Cáncer, Ayuda en Acción, Manos Unidas, Unicef España, Oxfam Intermón y Médicos Sin Fronteras). El 80% de las organizaciones tienen menos de 1.000 socios. Pero los afiliados están aumentando en casi todas ellas, lo mismo que el número de voluntarios (suelen tener unos 300 de media), “que se está viendo impulsado por el alto paro que existe en España”, sostiene Elosua.
En la mitad de
Los socios suelen estar preocupados por el destino que las ONG dan a sus aportaciones económicas. En el caso de las organizaciones estudiadas por la Fundación Lealtad, el 85,6% del presupuesto va a parar a los proyectos, el 6% se dedica a captar fondos y el 8,4% restante son gastos de administración y gestión de la entidad.
Aunque las organizaciones más pequeñas (con presupuestos inferiores a un millón de euros) son las menos eficientes en la gestión de sus gastos, lo cierto es que están sobreviviendo mejor a la crisis por su menor dependencia de los fondos públicos y su mayor inversión en la captación de recursos privados. De hecho, en 2012 y 2013 sus ingresos experimentan una caída media del 4%, frente al 13% de las medianas y el 8% de las grandes. Solo las muy grandes lo elevan.
Fundación Exit, especializada en buscar trabajo o mejorar la empleabilidad de jóvenes con fracaso escolar y en riesgo de exclusión, es un ejemplo de ello. Sus ingresos han pasado de 600.000 a 800.000 euros del año pasado a este, según su director general, Nacho Sequeira. La clave está, en su opinión, en que la aportación pública apenas llega al 20% y que han conseguido que las empresas donantes pasen a ser partners. “No buscamos una relación a corto plazo, como están haciendo otras ONG acuciadas por el descenso de las ayudas de la Administración. Y así nos hemos encontrado con que algunos financiadores han aumentado el dinero que nos aportan y no nos van a dejar”, indica. Y esto se consigue gracias a unos programas sociales que también crean valor en las empresas, como su proyecto Coach, destinado a jóvenes, que finalmente se ha implantado en la formación de directivos de estas compañías.
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