“En China hay oportunidades, pero es difícil como destino laboral”
Las pistas de los expatriados españoles para quienes quieran seguir su camino ¿Vives en China? Cuenta tu experiencia a otros y todo lo que les pueda resultar útil Escríbenos a expatriados@elpais.es o utiliza el hastag #trabajarenChina
Estos son los testimonios que hemos recogido de los españoles expatriados en China que han enviado un correo electrónico a la dirección expatriados@elpais.es
Sergi
Soy biólogo de formación e investigador de profesión. Hace más de tres años que estoy viviendo y trabajando en China.
Tuve la suerte de llegar arropado por un programa piloto cuyo objetivo era aumentar la presencia de investigadores europeos en este país. Pese a que al inicio el programa representó una gran ayuda, muy pronto me tuve que enfrentar a la cruda realidad: China es un lugar muy difícil como destino laboral.
Aunque China ofrece oportunidades inmensas, es un país bastante difícil como destino laboral. El principal problema es el miedo a enfrentarse a lo desconocido y los tópicos sobre el país. Sin lugar a dudas China es un país poco conocido e incomprendido.
A pesar de que actualmente es uno de los países que ofrece más oportunidades laborales y de negocio, mucha de la gente que decide emigrar ni se lo plantea como posibilidad. Por estos y otros motivos creo que la experiencia de la gente que llevamos un poco de tiempo aquí puede ayudar de forma decisiva al éxito de los que están por llegar. Esta es probablemente la razón por la que a principios de este año me uní a un proyecto web llamado "Sapore di Cina".
Esta web está destinada a compartir nuestra experiencia en China y además somos una plataforma que ayuda a gente que viene a China para vivir, trabajar, hacer negocios o simplemente viajar. Actualmente recibimos más de 30,000 visitas cada mes (todas personas interesadas a vivir o viajar en China) y estamos asesorando a mucha gente en la mejor forma de obtener un visado para China o de comprar en plataformas comerciales como Alibaba y Aliexpress.
Creo sinceramente que la experiencia adquirida de nuestra vida en China y la interacción con otros expatriados (muchos usuarios de nuestra web) puede ser de gran utilidad.
Gonzalo Portellano
Soy un arquitecto de Madrid y llevo más de 2 años viviendo en Hong Kong, y más recientemente también trabajando desde Beijing.
El punto de vista que puedo aportar es quizá como los españoles también podemos trabajar en China no solo como empleados de grandes multinacionales –en mi caso de la arquitectura / arquitectura de interiores- sino también dirigiendo grupos humanos y aportando a la estrategia de empresas –en mi caso australiano/singapurense- en un entorno hipercompetitivo y en constante cambio como es China y Asia Pacífico.
Estoy residiendo en Hong Kong, pero voy con cierta frecuencia a Beijing, dado que dirijo nuestra oficina allí.
Pedro
Tengo 30 años y junto a otro socio y amigo español desde la Universidad, abrimos Kuiki, nuestro Estudio Creativo en China hace casi dos años. Soy Licenciado en publicidad y Máster en Diseño gráfico, y llevo tres años viviendo en el gigante asiático, dónde llegué con una beca del Ministerio de Educación español. Al acabar, decidí abrir mi propio estudio y en este segundo año de vida hemos abierto una segunda oficina al sur de China, en la región de Fujian. Ahora tenemos oficinas en Pekín y Xiamen.
Lo nuestro es ofrecer soluciones digitales a necesidades de los departamentos de Márketing o de desarrollo de nuevos productos. Ello incluye el diseño y desarrollo de aplicaciones para dispositivos móviles, o de entornos webs. En nuestro portafolio, estamos muy orgullosos de contar con trabajos para el Instituto Cervantes, Grand Thornton, la Embajada de Brasil en China, la Universidad de Alicante, CISCO Systems, Euroresidentes o haber desarrollado proyectos para otros emprendedores españoles, como tusiguientelibro.com, dónde se recomienda al usuario libros, de entre 250.000 referencias, según sus gustos.
Trabajar en China no es ciertamente fácil, y la menor de las barreras acaba siendo el idioma. Ser emprendedor es otra historia, abrirse camino en el terreno de la creatividad en Asia es un verdadero reto, pero en ello estamos.
Borja Íñiguez
Hace 2 años me licencié en Administración y dirección de empresas en el Colegio Universitario de estudios financieros (CUNEF) y decidí irme a vivir a China.
La razón por la que decidí venir a este país es el interés por la cultura y el idioma, y por supuesto, por su increíble desarrollo económico, el cual presenta una plataforma óptima para hacer negocios.
Desde mi llegada a Shanghái he estado perfeccionando mi nivel de chino mandarín (idioma que llevaba años estudiando en España) en la Shanghái International Studies University hasta alcanzar un nivel equivalente al Advanced en inglés (aprobando el examen oficial del gobierno chino HSK 5). Ahora me encuentro preparando el examen del último nivel del HSK.
Durante mi estancia en Shanghái también he estado haciendo practicas en una consultora americana y actualmente estoy recibiendo varias ofertas de empresas internacionales. Mi intención es quedarme aquí por un largo periodo de tiempo.
Recomiendo y animo a todo aquel que tenga interés por la cultura china y que esté dispuesto a asumir grandes retos que den el paso de venir a China para disfrutar de esta magnífica experiencia, que sin duda les aportará grandes beneficios tanto en el terreno de crecimiento personal como profesional.
Andrea Telenti
Me fui hace más de tres años a estudiar chino a la Universidad de Zhejiang (Hangzhou). Tras un año estudiando chino concienzudamente, me traslade a Shanghái donde encontré trabajo. Dirigía una pequeña escuela de tenis (al que juego desde niña), pero básicamente el trabajo trataba de impartir clases de tenis a occidentales establecidos en la ciudad. Fue una época dura porque para empezar no estaba trabajando en algo relacionado con mi carrera (ADE) y las condiciones de visado (no tenía visado de trabajo) me hacían tener que abandonar el país cada 90 días. En España no nos enseñan en las escuelas a ser emigrantes, ni a conocer de cerca la importancia de la seguridad legal en un país, pero gracias a asuntos relacionados con el visado actualmente lo veo de otra manera.
Mientras que trabajaba, seguía estudiando chino. Siempre he tenido muy claro que su estudio te posiciona en otro nivel respecto a las personas que no están tan siquiera interesadas en aprenderlo. No solo porque aprendes una lengua nueva, sino, y desde mi punto de vista más importante, porque adquieres, a través del idioma, un conocimiento de la cultura y de su manera de negociar muy profundo. Lleva mucho tiempo, esfuerzo y dinero estudiarlo, pero es un camino a recorrer, desde mi punto de vista, obligatorio para conectar firmemente con el país.
En la actualidad, llevo emprendiendo desde hace más de dos años un proyecto empresarial (ya en marcha) que une España y China, mediante programas dirigidos a estudiantes y/o licenciados que quieran realizar prácticas profesionales en empresas establecidas en China y Sudeste asiático. Además, ofrecemos programas de estudio de chino mandarín y cursos relacionados con los negocios en universidades chinas. Realmente, es un proyecto que me llena mucho, por la oportunidad que tenemos de ofertar a jóvenes españoles en estos tiempos de crisis, una forma amable de formarse laboralmente en China y poder descubrirla.
Eva López
Hace apenas poco más de un año, mi familia y yo vinimos a vivir a este inmenso país, China, en concreto a la ciudad de Nanjing.
La decisión no fue fácil de tomar, ninguno de mis tres hijos ni yo queríamos venir aquí, ¿por qué cambiar todo?, nos preguntábamos los unos a los otros, pero mi marido (como buen alemán que es) veía las cosas de otra manera. La situación en España, como todos bien sabemos, no es muy atractiva y las cosas no parecen ir a mejor o al menos a un ritmo muy, muy lento. A Michael, mi marido, le ofrecieron un buen puesto en una firma internacional, con buenas condiciones de trabajo, un colegio internacional para los niños envidiables y una casa preciosa en un vecindario muy agradable. La empresa nos pintaba todo de color rosa para atraernos a este mundo tan desconocido y bastante cerrado como es China. Aun así no queríamos venir.
Yo siempre he sido de la opinión de que si algo va bien, por qué cambiarlo... pues estaba equivocada, si nos iba bien hace un año en España ahora nos va mejor. No siempre hay que conformarse con lo que se tiene, siempre hay que mirar hacia el futuro y no afincarse en un mismo objetivo toda la vida. Los cambios no han de iniciarse siempre con sentimientos negativos o con miedos y perjuicios.
China es un país que tiene muchísimo que ofrecer, rico en cultura y tradiciones con gentes dispuestas a trabajar, dispuestas a ofrecer su conocimiento y experiencia, gentes muy respetuosas y respetables, en muchos casos trabajan siete días a la semana y lo ven como algo normal. Para ellos el trabajo lo ven como un deber y no como una obligación. Yo vine sin ninguna expectativa de trabajar aquí, yo tuve que dejar mi trabajo en España de profesora de inglés y pensé tomarme este periodo de tres años de expatriada como tres años dedicada tan solo a la familia y a aprender el idioma. Cual fue mi sorpresa que dos semanas más tarde de llegar aquí, me ofrecieron un trabajo en el colegio de mis hijos como profesora de inglés para los padres de alumnos del mismo.
Es algo fantástico, tengo más de 60 alumnas provenientes de 14 países diferentes. Tengo un trabajo envidiable porque todas las mañanas voy a enseñar a mis alumnas y al final resulta que yo aprendo más de ellas que ellas de mí. Hay una riqueza cultural y personal en este ambiente internacional en el que nos movemos que en cualquier gran biblioteca nacional de cualquier país.
Todos tenemos familia y amigos en España, también tenemos buen jamón y vino, sol y playa... eso no lo hay aquí, pero lo que sí tenemos aquí es gente amable, buen clima, cultura, paisaje ....... pero sobre todo trabajo y oportunidades. Invito a cualquier indeciso, a cualquier emprendedor o no emprendedor, a cualquier joven o no tan joven, es decir, a todo el mundo a probar la experiencia de "expatriado".
Paulina Valverde
Cuando decidí venir a China, estaba trabajando en España. Sentía que necesitaba un cambio y estaba dispuesta a correr riesgos. Un amigo que ya vivía en Shanghái me puso en contacto con una empresa francesa y me vine aquí a los 15 días de hacer la entrevista. A través de amigos de amigos encontré el apartamento en el que vivía. Mi situación desde entonces es diferente y mucho más estable, encontré el trabajo que tengo ahora como consultora de marcas de moda en una empresa española y comparto mi día a día con buenos amigos que ahora son como parte de mi familia. De eso hace ya más de un año y medio. Las condiciones laborales que tengo no son excelentes, pero la experiencia lo es. Sin embargo, en este tiempo el mundo laboral ha cambiado mucho. Los que tenemos un trabajo (a parte de diseñadores o arquitectos) sin hablar el idioma, debemos sentirnos privilegiados y tenemos que luchar cada día por mantenerlo. Incluso para los que saben mandarín ya es complicado. Ahora los empresarios buscan ABC (american born chinese) o chinos que han crecido en otros países y que han vuelto a China, ya que son capaces de comprender al 100 % tanto la mentalidad china como la occidental, además de que comparten idioma y cultura.
También los extranjeros se deben enfrentar al problema de visado. Muchos solían entrar con visado de negocios o de estudiante para venir a China a buscar trabajo. Ahora han eliminado el visado de negocios y para obtener el de estudiante tienes que acudir cada día a clase o te lo retiran. Solo queda la opción de entrar con visado de turista, pero la estancia máxima ahora es de 30 días. El gobierno chino lo pone cada día más complicado y no recomiendo este país como lugar al que venir en busca de oportunidades.
Javier Paz
Soy arquitecto y llegué a Shanghái hace más de dos años. Antes había estado trabajando dos años en Holanda. A través de una entrevista por Skype conseguí el trabajo en una empresa Suiza y a las tres semanas estaba ya en China empezando a colaborar en la oficina, todo fue muy rápido. En aquel momento era algo más fácil conseguir trabajo de arquitecto por una mayor demanda de gente extrajera cualificada y por la facilidad de los tramites del visado. Con la crisis llegaron muchos extranjeros y ahora esa oferta no es tan grande, pero todavía en mejor situación que en muchos países de Europa, entre ellos España.
A nivel laboral tener una experiencia en China como arquitecto la considero muy recomendable. Da unas oportunidades de trabajar en proyectos que, a día de hoy, es impensable en otros países. La escala de las obras en las que trabajas, las responsabilidades que te dan en la empresa, el ambiente internacional, salarios decentes....son muchos alicientes. Es cierto también que las cargas de trabajo son muchas veces muy, muy grandes, se trabaja contrarreloj, los tiempos de las entregas suelen ser brutalmente cortos, lo que lleva a trabajar como chinos (eso no se cumple siempre con ellos , todo sea dicho), pero bueno , merece la pena y mucho.
El choque cultural también es un aliciente positivo y muy enriquecedor. En grandes ciudades como Shanghái, Beijing y mucho más en Hong Kong, puedes sobrevivir con el inglés pero aún así , para el día a día, siempre hacen falta unas nociones básicas de conversación en chino. Una vez que se está aquí se debe de aprovechar al máximo e intentar aprender este idioma que está cogiendo más y más fuerza, sacando tiempo de donde sea.
En resumen, una experiencia muy recomendable.
Pablo e Ismael Martínez
Todo empezó en Noviembre de 2011. Mi hermano Ismael había terminado la carrera y se quería venir a trabajar a Oxford que es donde yo estaba trabajando de arquitecto desde 2009. Yo le dije que la situación en Inglaterra tampoco estaba bien para los arquitectos, así que empezó a echar curriculum para otros países.
A finales de Octubre le cogieron en un estudio de arquitectura y a principios de noviembre ya estaba trabajando en China, más concretamente en Shenzhen. Una megaurbe al otro lado de la frontera de Hong Kong que es donde más se construye ahora mismo en China.
Yo seguí trabajando en Inglaterra, pero la perspectiva de trabajar en un país totalmente diferente, conocer otra cultura y por las excelentes posibilidades laborales que me comentaba mi hermano, me animaron a cogerme un avión y emigrar al país del sol naciente. Yo, al contrario que mi hermano, vine sin trabajo.
Aterrice un 15 de Septiembre de 2012 y para el 17 ya tenia empleo. Un mes más tarde me hacían mi primer contrato anual como arquitecto, después de 5 años trabajando como autónomo para distintas empresas.
El salario y las condiciones para los extranjeros aquí son únicas. Te tratan bien, cobras mejor, y aunque se trabajan muchas horas, te dejan diseñar, algo que no había podido hacer en 5 años.
Te sientes otra vez arquitecto. Te valoran el trabajo y te pagan en consecuencia. Vuelves a creer que te has partido los cuernos estudiando para algo. Después de un año me han subido mas de un 30% el salario y llevo a un equipo de 15 personas junto a otro project manager chino.
Aprender chino es fundamental, y por eso doy clases todas las semanas para no necesitar un traductor algún día. En cuanto al resto de extranjeros, la verdad que nos ayudamos mutuamente.
Yo ya he traído a tres amigos de amigos y aquí el último que llega ayuda al siguiente y así consecutivamente. Todos los meses recibo dos o tres emails de amigos directos y no tan directos preguntándome la situación en China. Pero solo una pequeña parte se anima a dar el salto.
Requisitos mínimos: un nivel de inglés alto, tanto hablado como escrito y una buena actitud. Es fácil encontrar trabajo, pero luego te tienes que ganar el puesto siendo proactivo. Los chinos se esperan un alto rendimiento de un europeo y si no cumples las expectativas te pagaran en consecuencia.
Sobre todo se esperan mucho de los arquitectos españoles, los cuales estamos cogiendo una muy buena fama, ya que diseñamos bien, rápido y tenemos conocimientos constructivos, de estructuras y de instalaciones, cosas que otros arquitectos europeos y americanos carecen.
Pero bueno, que todo el mundo no se piense que esto es un camino de rosas. No hay ocio, la comida extranjera escasea y no hay muchas zonas para extranjeros. Mezclarse con los chinos cuesta mucho si no sabes el idioma y después de ir al ktv (karaoke) con tus colegas del trabajo tres veces te das cuenta que somos muy diferentes en cuanto a la forma de pasarlo bien y relajarse después de una dura semana.
Lo bueno de vivir aquí es que estas en el centro del sudeste asiático y en un año y pico aquí ya he estado en Tailandia, Malaysia, Singapur y diferentes partes y ciudades de China como Shanghai, Xiamen, Chongqing, Chengdu, Nanning y Guangzhou y en año nuevo chino me esperan las Islas Filipinas.
Así que animo a la gente a venirse a China, y sobre todo a ciudades que no estén saturadas de extranjeros como Shanghai o Pekin. Es difícil adaptarse al principio, pero en seguida conoces a gente y todo empieza a mejorar. Mi hermano vino hace ya dos años sin conocer a nadie, y después de este tiempo se ha mudado a otra ciudad, tiene un buen trabajo en una empresa internacional y ha conseguido cientos de amigos.
María Rivero
Dicen que ya nunca estarás completamente en "casa", porque una parte de ti siempre estará en otros lugares. Ese es el precio que pagamos por el lujo de tener grandes amigos en más de un lugar del mundo.
Me fui de Madrid en 2006 espantada por la carrera infinita de arquitectura y el engaño de la universidad privada y no por la crisis. Aterricé en Bruselas, terminé la carrera, volviéndome a sentir orgullosa de ser arquitecta, trabaje dos años ahí y en año nuevo chino de 2010 vine 10 días a China. Y como aquel anuncio que había en el metro de Madrid, 10 días en China pueden cambiarte la vida.
Y aquí estoy tres años después. Así como siempre quise vivir fuera, Asia jamás se me había pasado por la cabeza. ¿Yo? ¿ en China?.
Pero las oportunidades profesionales eran muy tentadoras. Dejé el trabajo en Bruselas, cargué el coche y me llevé todo lo que cupo a Madrid. 15 días después estaba volando a China.
Gracias a un conocido que se convirtió en un gran amigo, tuve alojamiento, planes y amigos desde el día cero. Fue un aterrizaje fácil. Solo faltaba buscar trabajo.
Pero no nos engañemos, hasta contratar Internet es una odisea. Todo era una aventura imposible y el handicap del idioma era algo nuevo para mi. Muy frustrante.
En estos 3 años pasas de la frustración y el enfado, a reírte de todo en 10 minutos. Presencias autenticas cerdadas, empujones, gritos, malas formas, pero también gente curiosa y amigable, señoras cotillas que quieren saber que compras en el super, hombres jugando a las cartas en cualquier esquina, barbacoas callejeras, carros, bicis, tres en moto ... Y todo esto a todas horas del día y de la noche.
Encontrar trabajo como arquitecto en China es relativamente fácil.
En Shanghai creo que ya está el cupo casi completo, los chinos están ya muy preparados y si no hablas chino no resuelves demasiado a las empresas.
Pero todavía se valora la creatividad y el buen gusto, que aquí escasea.
Desde que llegué he trabajado en estudios de diseño de interiores .Primero en una pequeña constructora china. Hacíamos interiores de oficinas, fábricas, restaurantes...En tres meses proyecto construido y mientras tenía otros dos entre manos. Me encargaba del concepto, el diseño, presentaciones,contacto con los clientes, que en su mayoría eran europeos, obra, etc.
¿Dónde en Europa puedes tener esa oportunidad casi recién licenciada? En Bruselas, me podía pasar dos meses corrigiendo grosores de linea en planos. Los entendidos sabrán que eso es un auténtico drama.
Trabajé después en un Estudio australiano/singapurense (el mismo que Gonzalo Portellano más arriba) en la oficina de Shanghai. Haciendo interiores de oficinas para grandes multinacionales. Clientes muy interesantes.
Y ahora, para un estudio de branding fundado por dos chicos de Hong Kong. Donde me encargo de adaptar la imagen de marca a los interiores de tiendas, stands o showrooms. Ahora también empezamos con hoteles.
Tengo una pequeña marca de ropa de bebe, que produzco solo para amigos y algunas tiendas (por ahora) y hago de freelance como diseñadora de moda en pequeños proyectos.
Como veis, las opciones son múltiples y variadas.
¿Recomendaría venir a trabajar aquí?
Shanghai no es fácil pero es una ciudad maravillosa, está evolucionando constantemente. La estamos viendo madurar culturalmente, y es cosmopolita con poco que envidiar a otras grandes ciudades. Rascacielos, hoteles, garitos...
Aunque no para todo el mundo, ya que como he explicado antes el mundo de las cerdadas, los empujones y las cutradas pueden con la moral de más de uno.
Ahora mismo está la cosa complicada en cuanto a visados, contratos y sueldos. Quizás en un tiempo vuelvan a levantar la mano. Aun así no lo descartaría como destino, pero tampoco descartaría otros destinos de China o Asia donde seguro se necesitan mas profesionales que aquí.
En todo caso hay que salir, viajar y aprender, crisis o no crisis. Ah! Ojalá fuésemos expatriados.
Dani Muñoz González
Tengo 30 años y soy de Madrid. Me vine a China hace un año y medio con una beca para estudiar mandarín a Pekín. El principio fue muy duro, porque no me enteraba de nada, pero me esforcé mucho y en cinco meses ya conseguí defenderme en chino, y al cabo de un año me saqué el examen HSK5 de inglés, que equivale a un nivel C1 en Europa.
Después de haber estudiado chino un año más en Pekín decidí venirme a Shanghái. El invierno en Pekín es insoportable.. Al haberme sacado el examen de chino, las universidades chinas me permitían estudiar una carrera, así que aunque ya soy un poco mayor para esto, llevo un cuatrimestre estudiando una licenciatura en chino, a veces es muy difícil, pero mi aprendizaje ya es bastante bueno.
La vida en Shanghái no es tan barata como nos podemos imaginar, los alquileres son caros, y estudiar para los extranjeros es también muy elevado. Un año de matrícula cuesta más de 2.000€, así que también ando trabajando por las tardes. Trabajo en un colegio dando clases de inglés a niños de 3 a 7 años, y también los fines de semana, así que no libro ni un solo día a la semana entre estudiar y trabajar.
Mi vida en un año y medio se ha convertido casi completamente en oriental, he adaptado mis horarios a los chinos, ahora como todos los días a las once y ceno a las cinco, apenas tengo amigos occidentales, solo cuatro compañeros de trabajo, y el resto de mis amigos son todos chinos.
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