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Draghi dice que está listo para reabrir la barra libre si la banca necesita liquidez

El presidente del BCE no ve al organismo formando parte de la troika a largo plazo

Claudi Pérez
Mario Draghi, este lunes en Bruselas.
Mario Draghi, este lunes en Bruselas.YVES HERMAN (REUTERS)

La troika sigue en la picota. Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE) y puede que la voz más relevante del continente junto con la de la flamante vencedora de las elecciones alemanas, Angela Merkel, ha dado este lunes un nuevo aguijonazo a esa tríada —formada por la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el BCE—, que controla con mano de hierro y alguna que otra sonora metedura de pata a los países rescatados. Draghi ha admitido ante el Parlamento Europeo que no ve “a largo plazo” al BCE en ese rol, más aún tras las últimas desavenencias entre las tres instituciones por la gestión de los planes de rescate en Grecia, Portugal e Irlanda. Jörg Asmussen, consejero ejecutivo del Eurobanco, expresó la misma idea hace unos meses en la misma sede parlamentaria.

Nadie está a gusto en ese trío. La Comisión Europea ha asegurado en las últimas semanas, en público y en privado, que hay condiciones suficientes para que las instituciones europeas tengan un papel más relevante en la gestión de los países rescatados. Draghi ha sugerido que sea el Eurogrupo quien se haga con las riendas, algo que no termina de convencer al Europarlamento. El FMI ha expuesto de forma descarnada sus diferencias de criterio, en especial en el caso de Grecia. La tensión podría resurgir cuando se negocie un tercer programa para Grecia: el Fondo quiere una quita de la deuda, algo que el BCE y los socios europeos (capitaneados por Alemania) no quieren ver ni en pintura.

Por lo demás, continuidad. Draghi ha reconocido que tan solo ve en el horizonte una recuperación “lenta” de la economía europea, con el sistema financiero aún muy débil, fragmentado e incapaz de dar crédito para regar los incipientes brotes verdes que los políticos se empeñan en ver con más buena voluntad que datos reales, contantes y sonantes. El presidente del BCE ha prometido una política monetaria laxa para mucho, mucho tiempo: tipos de interés bajos y, sobre todo, una nueva barra libre de liquidez para la banca, como las dos que desatascaron el embudo en el que se había metido la banca europea a finales de 2011 y principios de 2012, con un billón de euros en un plazo de hasta tres años. El sistema financiero europeo hace lobby con fuerza desde hace meses para que eso ocurra. Y Draghi ha confirmado este lunes que activará de nuevo la manguera “si es necesario”.

Los depósitos tocan mínimos

Los bancos de la zona euro depositaron el pasado viernes en el BCE 50.060 millones, la cantidad más baja desde el 10 de agosto de 2011. El instituto emisor no remunera estos fondos desde julio de 2012 para alentar la circulación del dinero.

En los momentos de mayor tensión en 2012 respecto al futuro del euro, antes de que Draghi apaciguara a los mercados con su compromiso de hacer "lo que sea necesario para preservar el euro", los depósitos de las entidades en el BCE llegaron a superar en varias ocasiones los 800.000 millones de euros.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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