Sturnaras rechaza bajar impuestos mientras no haya un superávit primario

El ministro de Finanzas griego, Yannis Sturnaras, descartó hoy toda reducción de impuestos mientras no se haya logrado el objetivo de cerrar el año con un superávit primario, algo que según los últimos datos parece alcanzable.

"Vamos por buen camino en los primeros siete meses, pero todavía es demasiado pronto" para concretar, dijo Sturnaras en una entrevista con la cadena de televisión privada "Skai".

Según los datos del Ministerio de Finanzas, en los primeros siete meses de este año, el superávit primario (que excluye el pago de los intereses de la deuda) fue de 2.600 millones de euros, en comparación con los 325 millones del mismo periodo de 2012.

El ministro rechazó las exigencias de algunos miembros de la coalición gubernamental de reducir al menos de cara al invierno el impuesto extraordinario sobre el fuel calefactor.

El elevado precio del gasóleo calefactor llevó el invierno pasado a que muchos ciudadanos tuvieran que recurrir nuevamente a las chimeneas.

Las ciudadanos más desfavorecidos incluso se vieron forzados a quemar todo tipo de material desechado, como viejas puertas barnizadas, lo que provocó que los índices de contaminación se dispararan.

Sturnaras insistió en que en estos momentos lo principal es ajustar las cuentas del próximo marco presupuestario y recordó que el Gobierno ya fijó el año pasado un subsidio de calefacción para los más necesitados.

Con vistas a la llegada de la troika de acreedores (Banco Central Europeo, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional) en las próximas semanas, el ministro reconoció que uno de los puntos más difíciles de la negociación afectará al futuro de las tres empresas estatales de defensa y minería.

Según un correo electrónico filtrado a la prensa este martes por representantes de la troika, los acreedores no parecen dispuestos a aceptar la propuesta del Gobierno griego de reestructurar las empresas Larco (minería), HDS y ELVO (defensa) en lugar de liquidarlas.

"Tenemos que demostrarles (a los representantes de la troika) que la reestructuración arroja un mayor beneficio público que la quiebra", señaló.

No obstante, Sturnaras reconoció que la situación actual de las empresas es "insostenible", pues cuesta al contribuyente alrededor de 150 millones de euros al año.