La chatarra del Plan Pive
Un mercado de coches inservibles nace a la sombra de la subvención de Industria
Una web de compraventa de vehículos muestra un grisáceo Ford Sierra del 91 con la chapa carcomida y abolladuras en los laterales. No tiene parachoques. Cuesta 500 euros. Los anuncios de coches con más de 10 años proliferan en Internet con una frase distintiva: “Ideal para el Plan PIVE”, en referencia a la tercera edición de este programa de ayudas a la compra de nuevos automóviles. Empezó el pasado 29 de julio y ofrece, a cambio de la entrega del viejo vehículo, un descuento de 2.000 euros (3.000 en coches de más de siete plazas) en la compra de uno nuevo con menor consumo de combustible y emisiones de CO2, financiado al 50% por el Ministerio de Industria y los concesionarios adheridos al programa.
El plan, que según el Gobierno tiene como objetivo renovar el parque automovilístico para rebajar las emisiones tóxicas y la accidentalidad, también ha incentivado la picaresca. Autónomos y empresas han creado un sector dentro del mercado de vehículos de ocasión: la venta de coches viejos exclusivamente para conductores que quieran obtener la ayuda del PIVE. Algunos de esos vehículos aún podrían rodar unos cuantos miles de kilómetros, a otros muchos la herrumbre los inmovilizó hace tiempo. La clave es que todos son igual de útiles para conseguir el subsidio. Incluso un coche siniestrado puede ser rentable gracias a este programa que ha recibido 295 millones del erario público desde que su primera edición arrancó en octubre de 2012.
Por los 500 euros que cuesta de media un vehículo para el PIVE, la página asegura “la transferencia, la baja en Tráfico y el certificado de destrucción por un Centro Autorizado de Tratamiento. Todo en 48 horas”. Los anunciantes advierten que “estos vehículos son exclusivamente para el Plan, están averiados. No son para circular”.
El autor de uno de estos anuncios es L.C., un autónomo de Becerril de la Sierra que abrió una nueva vía en su negocio de compraventa de coches gracias al programa estatal. Su estrategia es sencilla: “La mayoría de los que tienen un coche viejo lo llevan al desguace. Yo me pongo en medio. En vez de darlos de baja los transfiero a alguien que se pueda beneficiar con ellos del PIVE”. El precio que pagan los centros de achatarramiento suele ser de entre 80 y 100 euros. L.C. paga una media de 225 y luego vende el coche por el doble.
Una triquiñuela que en 24 horas le asegura al comprador el descuento por la adquisición de un turismo nuevo. No hay establecido un mínimo de tiempo de propiedad para el coche que se entrega, y ese vacío legal le permitió a L.C. vender con el PIVE 2, entre octubre de 2012 y mediados del pasado julio, alrededor de 80 coches. Encontró su oportunidad en un mercado de vehículos de ocasión que ha perdido rentabilidad aunque el año pasado duplicara, con 1,75 millones de unidades, las transacciones de vehículos nuevos. “Se venden más coches pero más baratos”, explica L. C.
En el Ministerio no contemplan un cambio en la ley: “No nos preocupamos de si hay un coche que no funciona y se entrega”. Esta pasividad permite que el negocio avance. Varios futuros compradores aseguran que en los propios concesionarios les recomiendan “hacerse con un coche viejo” para beneficiarse del programa. Con L. C. también se han puesto en contacto: “Me han ofrecido comprármelos a mí, para que ellos mismos puedan vendérselo a los particulares. Pero quieren comisión, entonces ya no interesa el negocio”. Y el autónomo madrileño no quiere perder su pequeña mina: poner en práctica lo que se le ocurrió hace casi un año no ha sido fácil. “Los clientes tienen dudas y ponen objeciones. A veces piensan que puede ser una estafa”.
Si el coche viejo que se intercambia lleva mucho tiempo sin circular, el objetivo de reducir las emisiones contaminantes se difumina. Pero los representantes de las asociaciones de vendedores (Ganvam), fabricantes (Anfac), y concesionarios (Faconauto) se posicionan sin reservas a favor del PIVE, argumentando el alto retorno económico que prevén que tendrá. No creen que este mercado secundario sea “algo extremo”. Juan Antonio Sánchez, presidente de Ganvam asegura que “es picaresca pero no ilegalidad”. El portavoz de Anfac, David Barrientos, defiende el PIVE afanosamente y habla de “formidables impactos en materia económica, social, medioambiental y fiscal”. Jaume Roura, presidente de Faconauto, va más allá y se refiere a una recuperación permanente del mercado y estabilidad para las pymes concesionarias de automóviles, “sobre todo para garantizar la contratación en un momento bajo para la actividad automovilística”, una de las más financiadas por las arcas públicas.
El PIVE 3 alienta al sector: “En los primeros 10 días se han realizado casi 10.000 reservas, 1.000 diarias. Para ser agosto, el mes de ventas más bajo del año, es un ritmo excelente”, afirma Barrientos. Un ritmo que, de mantenerse, “podría agotar los fondos del Plan a mediados de noviembre”, según las entidades del automóvil y el propio ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, que ha asegurado que el PIVE “muy probablemente” no llegará a final de año.
Algunos analistas consideran que para que las consecuencias positivas del PIVE fueran continuas el programa debería ser permanente. “El aumento de matriculaciones sería constante y crecerían los esfuerzos de I+D+i por parte de la industria automovilística para aumentar la seguridad y el cuidado del medioambiente”, afirma la Fundación de Economía Aplicada (Fedea), uno de los think tank económico con más peso en España.
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