“Hay mucha ansiedad porque todo se resuelva más rápidamente”
Mas opina que hay desánimo entre los empresarios porque parece que la crisis no acaba nunca
“Se han despejado incertidumbres, pero todavía no se ve una línea de actuación clara”. Carlos Mas (Valencia, 1961), presidente de PwC España, resume así el sentir de los altos ejecutivos españoles que han participado en la encuesta llevada a cabo por la compañía que dirige. Mas percibe que la mejora de los indicadores económicos no se traduce en mayor optimismo entre los directivos sobre la situación de España. “Hay un poco de desánimo”, sostiene.
Pregunta. ¿Con qué propuestas de los encuestados se quedaría?
Respuesta. La principal opinión —y yo la comparto— es que España necesita encontrar un modelo de crecimiento y apostar por él para salir de la crisis. Las crisis de deuda se superan con crecimiento. España debe buscar su modelo y Europa debe acabar ya con el debate del rigor y la disciplina, que es más un asunto político y de tertulia que un debate técnico.
P. ¿Creen los directivos que el impulso reformista del Gobierno es suficiente?
R. Creo que aprecian que se están haciendo cosas, pero hay mucha ansiedad porque todo se resuelva más rápidamente. Algunas cosas deben hacerse cuanto antes, pero debemos darnos cuenta de que no podemos estar constantemente resolviendo problemas sin mirar a largo plazo. Estamos mejor que antes, ha habido algunos ajustes y todo eso está muy bien, pero entre los CEO sigue el desánimo porque queda la sensación de que esto no se acaba. Por eso se tienen que hacer las reformas estructurales que sean necesarias para centrarnos en un plan de transformación, pensando en el futuro, para tener un ciclo sostenible de crecimiento.
P. A veces parece que una especie de depresión colectiva inunda el país...
“No se ve una línea de actuación clara que nos indique que vamos a mejor”
R. Yo creo que hay un poco de desánimo. Hay muchos indicadores que son mejores que los del año anterior. Pero en realidad no se traducen en un mayor optimismo. Se han despejado incertidumbres, se han hecho reformas, pero, aun así, quedan dos motivos de preocupación. Por un lado, la sensación de que algo inesperado puede ocurrir, el temor de que algún acontecimiento provoque una reacción no controlada. Por otro, que no se ve una línea de actuación clara que nos indique que vamos a mejor.
P. ¿Queda mucho por hacer para conseguir un gasto público más eficiente?
R. Hay una diferencia entre reformas y recortes. Para reducir gastos en sanidad, por ejemplo, hay que reformar los procesos y la organización e invertir en tecnología. Eso requiere mucho dinero y hay que gastárselo. Pero luego hay muchos recortes que pueden emprenderse: duplicidades, ineficiencias, mala adaptación de los empleados a sus puestos, eliminación de absentismo. Pero es verdad que hemos entrado en otro nivel de disciplina y de control, para demostrar que nos podíamos financiar de forma más barata. Esto ha sido un logro.
P. En el informe se hace hincapié en el tema autonómico... ¿Hasta qué punto tiene que ver con el debate político sobre el modelo de Estado?
R. En términos empresariales, el debate sobre el Estado autonómico se centra en la unidad del mercado y en las cargas administrativas. Yo quiero entender el marco en el que hago negocios. Quiero que haya una claridad del funcionamiento de las Administraciones. En el mundo de la empresa, más allá de términos ideológicos, uno quiere que haya facilidad y claridad de las reglas. Yo entiendo que haya una descentralización y que es útil, pero quiero enterarme. Si vamos a hablar de telecomunicaciones, ¿quién decide? Si vamos a hablar de energía, ¿a quién debo dirigirme? Esa es la preocupación.
P. ¿Creen los CEO que hay que dar otra vuelta de tuerca a la reforma laboral?
R. Creo que la reforma es necesaria para transmitir confianza hacia fuera y a los inversores. Y allí, además de la financiación, está el asunto del marco laboral. Se trata de conseguir un modelo más flexible, que no me ponga un corsé si decido invertir: flexibilidad, agilidad, rapidez, un modelo de negociación colectiva diferente, más ad hoc, más en la empresa. Hay cosas que están pendientes de que algunos, los colectivos de empresas muy reacios al cambio y muy sindicalizados, entiendan que debe primar la creación de empleo sobre otros beneficios sociales que vienen del pasado y que ya no tienen ningún sentido hoy.
P. La patronal europea dijo hace unos días que uno de los problemas de España era la baja calidad de su educación...
R. La educación es fundamental. En la conexión del individuo con la empresa están todos los fundamentos que uno adquiere desde pequeño desde el colegio, la universidad, las escuelas de negocios hasta las propias empresas. Y esa cadena de valor es la que hay que analizar. Por ejemplo, está el debate sobre si tenemos un sistema memorístico, con profesores que no estimulan la curiosidad del niño. Desde luego, en la empresa se necesita a gente curiosa, inquieta, que desafíe lo establecido. Por otro lado, creo que la universidad española forma bien, pero tiene algunos retos como impactar más en la sociedad y conectar mejor con el mundo de la empresa. La universidad tiene que pasar de una cultura de la investigación a una de la innovación aplicada y la transformación en tecnología. Si España quiere ser relevante en el mundo tendrá que conseguirlo a través del valor añadido, y a ese valor añadido de conocimiento debe contribuir la universidad.
P. ¿Cómo estamos en cuanto a internacionalización?
R. En España hay consenso en que hay que salir fuera y los CEO consideran que las Administraciones públicas tienen que facilitarlo. Es verdad que la empresa española hizo inversiones en el extranjero, pero también es cierto que estamos exportando poco, porque tenemos poca industria que fabrique bienes comercializables a buen precio y de buena calidad en los mercados que crecen, los de los países emergentes. Y no solo hay que exportar bienes, sino también servicios.
P. El futuro está en vender fuera, pero ¿vender bueno o vender barato?
R. En la necesidad de ser más competitivos tenemos que encontrar una mayor diferenciación. Hay que buscar un modelo en el cual las empresas españolas se diferencien en algo: con más valor, con menos coste o los dos. Y en eso estamos.
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