Gobierno, oposición y agentes sociales rechazan de plano el contrato único
“No entra dentro de la doctrina constitucional”, zanja la ministra de Empleo
Una amplia y rara coincidencia se ha extendido por el mundo político y laboral: el rechazo al contrato único. Del Gobierno a la oposición, y de la patronal a los sindicatos, todos desecharon esta opción como solución a los grandes males del mercado laboral español. “No entra dentro de la doctrina constitucional”, zanjó la ministra del ramo, Fátima Báñez, un día después de que el presidente Mariano Rajoy rechazara hacer otra reforma laboral. La ministra contestaba al comisario europeo de Empleo, el húngaro László Andor, que en la víspera había sugerido que veía con buenos ojos el contrato único. “Me gustaría saber si en el país del comisario existe”, subrayó el líder patronal, Juan Rosell. Mientras los líderes sindicales, Cándido Méndez (UGT) e Ignacio Fernández Toxo (CC OO) se sumaban también a las críticas: “Es un terreno que no lo corresponde”, exclamó el primero; “sería el despido casi gratis total”, alertó el segundo.
El contrato único es una vieja propuesta de reforma laboral que supondría un vuelco muy importante al panorama de la contratación en España. Partió de un amplio grupo de reconocidos académicos hace cuatro años, aglutinados por Fedea, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada, patrocinada por grandes empresas. Desde el principio fue rechazada por el Gobierno, entonces socialista, y por los agentes sociales.
Según la propuesta de Fedea, el contrato único sustituiría al resto de modalidades contractuales y contaría con una indemnización por despido inicial que sería similar a la de las figuras temporales (10 días por año trabajado en 2013), anualmente esa indemnización subiría. El análisis de partida de la propuesta es que el mercado laboral español tiene un grave problema: la alta tasa de temporalidad, que discrimina entre trabajadores eventuales, muy desprotegidos ante la pérdida de empleo, y los indefinidos, mucho más protegidos.
El comisario Andor parte de este análisis. “El mercado laboral está muy segmentado”, ha apuntado , “y necesita soluciones”. Pero dejó claro que el contrato único no es su propuesta, ni siquiera la defendió. Ahora sí que reclamó salidas: “La Comisión Europea está abierta a cualquier propuesta que mejore la situación”.
“Me gustaría saber si en el país del comisario húngaro existe”, ataca Rosell
Estas palabras de Andor matizan lo que dijo la titular de Empleo, que catalogó de “reflexión” dicho por el Comisario. Báñez, además, aprovechó para defender la reforma: “Hemos reducido la dualidad de los contratos, con tres puntos menos de temporalidad en un año tan difícil como 2012”. Lo que no dijo la ministra es que esa reducción se debe exclusivamente a la destrucción de empleo temporales. En el último año, han desaparecido 414.000 asalariados temporales (quedan poco más de tres millones) frente a 384.500 fijos (quedan 10,6 millones). En el mismo periodo, la contratación indefinida ha caído en un 4,6%.
A la hora de hablar del contrato único, Báñez se agarró a la crítica inicial: no tiene encaje constitucional. En el rechazo, la titular de Empleo coincidió con su compañero de gabinete, el titular de Economía, Luis de Guindos. “Como dijo el presidente, ni para un lado ni para otro se van a hacer modificaciones en este momento [a la reforma laboral”.
Los ataques al contrato único también encontraron eco en la oposición. “¿En cuántos países se ha implantado este modelo? ¿En el suyo [en referencia a la nacionalidad húngara de Andor]? Creo que en ninguno”, atacó la portavoz socialista en el Congreso, Soraya Rodríguez. También el portavoz de Izquierda Plural, Joan Coscubiela, se sumó: “Sería dar un paso más en la precarización de las relaciones laborales”. Solo UPyD ha defendido el contrato único.
Tampoco entre los agentes sociales la propuesta encuentra partidarios. El presidente de la patronal, Juan Rosell, en su intervención en un desayuno organizado por Europa Press, no dejó lugar a dudas. Para él, este es un planteamiento teórico y atrevido, y, a su juicio, existen modalidades más viables. Rosell aprovechó para defender el contrato a tiempo parcial como generador de empleo. A su lado, se situó Exceltur. El lobby turístico, un sector que utiliza mucho los contratos temporales, rechazó reducir a uno las figuras contractuales porque no se ajusta a las necesidades de la industria.
En el lado sindical, los ataques fueron igual de contundentes. Cándido Méndez, líder de UGT, recordó al comisario Andor, a preguntas de la prensa, que la Comisión Europea no tiene competencias en materia laboral, que esas caen del lado de cada país: “Se ha metido en un terreno que no le corresponde”. Por su parte, el secretario general de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, lanzó un mensaje de alerta: “Sería una invitación expresa a las empresas para que optaran por el despido de la gente joven, porque resulta menos costoso. Es el despido sin causa y además casi gratis total”.
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