“Éramos cuatro; ahora uno y medio”

“8.000 euros no es una fortuna, pero sí la diferencia entre ir ahogado o no”, apunta Manuel Martínez. Esa es la cantidad que la Administración castellanomanchega debe a este distribuidor de baterías y pilas para tecnología sanitaria de Albacete. Cuenta que siempre fue muy previsor, y eso ha hecho que haya podido mantener su negocio, que es ahora, debido a esa morosidad y también a la crisis, mucho más pequeño. “Eramos cuatro personas y ahora somos una y media...”, afirma. Explica que ha tenido que prescindir de dos trabajadores, aunque sigue empleando a una administrativa a media jornada.

“Cuando se piensa en las facturas de la Administración siempre se pone el foco en los grandes proveedores. Pero somos los pequeños empresarios, los autónomos o incluso los ciudadanos a nivel individual por las subvenciones, quienes más sufrimos. Nosotros no tenemos ningún tipo de red”, dice Martínez.

“Hay facturas en los cajones en todas las autonomías. Ahora, además, algunas están comprando fuera de su región porque las deudas que tenían con las empresas o autónomos de la suya era escandalosa”, asegura. Es su caso. Castilla-La Mancha no ha vuelto a contratar sus servicios en 2013. Un problema que se suma a la deuda de 2012