Armonía y energía en el hogar
¿Una rana mirando hacia la puerta de entrada? El feng shui es algo más. Esta técnica milenaria de origen chino aprovecha los flujos de la energía para conseguir armonía, una actitud positiva ante la vida, prosperidad y salud.
El término se ha extendido como la espuma, aunque también se han popularizado algunos mitos que poco o nada tienen que ver con esta técnica. El feng shui no implica llenar la casa u oficina de objetos orientales.
"Apenas tiene aplicación en España. La mayoría de las actuaciones se realizan por encargo, en casas de personas que por viajes o referencias lo conocen y se deciden a probarlo", señala el arquitecto Manuel Serrano, que ha realizado varios proyectos en Madrid, como lofts en la calle de Juan de la Hoz, viviendas en la calle de Juan Sánchez Ron o la reforma de un chalé en La Finca (Pozuelo de Alarcón).
El feng shui es algo más que meras supersticiones, es una disciplina compleja que parece disociarse en dos enfoques.
La clásica que se aplica desde el inicio del proyecto, que tiene más que ver con el urbanismo y menos con la decoración. "Son los límites físicos y funcionales que actúan como una malla reguladora del edificio, dotándole de una inteligencia autorreguladora a través del tiempo", señala María Santilario, consultora experta que dirige Santilario Feng Shui, empresa que en los últimos años ha aplicado la técnica en una promoción residencial en Vera (Almería) y en una residencia privada que construye en Bali (Indonesia) para un matrimonio alemán.
El coste de su aplicación varía dependiendo del sitio y la complejidad del proyecto. "Nosotros hacemos el cálculo del presupuesto atendiendo a 41 criterios. Una casita en el campo puede estar entre los 18.000 y 20.000 euros ", dice Santilario. Los consultores del Feng Shui Cultural Center cobran unos cinco euros por metro. En una promoción nueva es insignificante y no se suele repercutir al comprador.
Cuando se trata de convertir una vivienda existente en un espacio armonioso, hay que hacer algo más que poner colores y objetos. Si el dueño no está dispuesto a derribar paredes, es mejor no tirar el dinero.
En el feng shui, nada es casual. El consultor estudia orientaciones, ubicación, fecha de construcción y dibuja algo así como la carta natal. El análisis cuesta unos 75 euros y tarda unos 10 días, señala Matías Alter, de Estilo Feng Shui.
Hay arquitectos y consultores que conceden especial importancia a la decoración, las plantas y el agua, básicas porque estimulan la energía positiva. También los espejos y la iluminación.
A la hora de comprar una casa se deben tener en cuenta algunas premisas. Son buenas localizaciones las próximas a bosques, jardines, parques infantiles, colegios, plazas, mercados y fuentes. Son desfavorables los postes eléctricos, antenas y cruces de iglesias o esquinas de edificios.
Conviene echar un vistazo a los planos. Las plantas cuadradas y rectangulares proporcionan estabilidad y bienestar. Las irregulares desequilibran, según Sara Escola, experta de Feng Shui Cultural Center.
El feng shui empieza en la puerta de entrada, el punto por donde ingresa el flujo de energía, así que debe ser visible y fácil de transitar. La parte central de la casa debe ser un espacio abierto, una zona de paso o una sala de estar y evitar que sea una cocina o un baño, ya que debilita la salud de sus habitantes.
Aunque no siempre es posible, el bagua, la trama de energía, debería fluir libremente. Por ejemplo, "no se pueden tener dos puertas consecutivas en un pasillo, se deben evitar los accesos directos, porque se escapa la energía, así como los techos puntiagudos", explica Serrano.
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