El Eurogrupo asegura que este año el ajuste será menos estricto
Dijsselbloem defiende la política fiscal de la zona euro
Bruselas ha tenido que salir a defenderse tras una semana en la que no ha dejado de recibir llamadas de atención desde el Fondo Monetario Internacional para que suavice su plan para sanear las cuentas públicas de los países, dada la mala situación económica de la unión monetaria, completamente fragmentada en lo financiero (con un norte que se financia a precios históricamente bajos y un sur en barrena) y con perspectivas de decrecer este año. El presidente del Eurogrupo, que engloba a los ministros de Finanzas de los países del euro, Jeroen Dijsselbloem, ha recalcado en Washington que se trata de una “mala interpretación” el exceso de celo en los ajustes y aseguró que este año la consolidación fiscal “no será tan estricta y firme como en años pasados”.
Pero Europa preocupa cada vez más al otro lado del Atlántico. A las críticas del FMI —que también le mete prisa para culminar la unión bancaria— se ha sumado el secretario del Tesoro estadounidense, Jack Lew, que llamó a evitar la “fatiga” de la austeridad como única estrategia y reclamó que las economías con superávit lleven a cabo políticas de estímulos, ya que “una demanda más robusta en Europa es crítica para el crecimiento global”.
Los excesos de la austeridad para reducir los déficits públicos es el debate interminable en Europa. Los ajustes están agravando la crisis en los países con más desequilibrios —España, Portugal, Irlanda…— y, de retruque, aún dificulta más reducir el desfase entre los ingresos y gastos públicos. A salir del Comité Monetario y Financiero, máximo órgano asesor del FMI, Dijsselbloem reivindicó que el plan europeo contempla progresar en la consolidación fiscal pero lo hace “de una manera que tenga en cuenta la presente situación económica”. Se refirió a la situación concreta de Portugal al señalar admitir que el país “afronta una situación económica muy dura” y necesita más tiempo para el ajuste.
También el vicepresidente de la CE, Olli Rehn, defendió que se acompasaría el ajuste fiscal a la situación económica. Alemania encarna esa fe en la disciplina fiscal como primer y casi único mandamiento, pero las contraindicaciones del jarabe alcanzan al corazón de la zona euro. Preguntado por ello, el ministro de Economía español, Luis de Guindos, no cargó las tintas y señaló que “a veces se magnifica la posición sobre este tema de algunos países, en este caso Alemania”.
España preocupa menos que hace un año Luis de Guindos, ministro de Economía
España da por hecho que contará con dos años más de los previstos, hasta 2016, para reducir su desfase presupuestario hasta el 3% del PIB, aunque el Gobierno lo confirmará cuando presente su plan de estabilidad el 26 de abril. Para Guindos, el de Dijsselbloem “es un mensaje para el conjunto de la Eurozona, hay que ajustar la consolidación fiscal a la situación económica”. No obstante, Guindos advirtió de que no podía hablar precisamente de “relajación”, ya que, aunque se suavice el ritmo de reducción de déficit, dado que el entorno económico es peor, “el esfuerzo es el mismo”.
La recesión y el elevado paro que sufre España son los argumentos que esgrimió la directora gerente, Christine Lagarde, para pedir más tiempo para que el país realice el ajuste fiscal. Pero ya no es solo España, o Italia con su galopante deuda e inestabilidad política, lo que ha centrado las preocupaciones del FMI —que también—, sino el conjunto de la Eurozona, que este año se contraerá un 0,3%, según el Fondo. “Hay cierta percepción de que Europa se queda atrás”, admitió Guindos. Pero España, en concreto, “preocupa menos que hace un año”, añadió como vago consuelo.
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