El FMI bendice el rescate virtual de Draghi a los países en apuros
El Fondo no ve necesario que se activen las compras de bono de ningún país
Cuando a una economía se la tilda de real, es difícil no inferir que la otra, la del mundo financiero, tiene algo de ficticia, de menos real. En Washington se habla estos días de ambas como de dos universos paralelos: la tangible, la de empresas y trabajadores, sigue atrapada en problemas, sobre todo en Europa, mientras que la menos real ha levantado cabeza. También hay rescates reales -como el de Grecia, el de Portugal o el que tuvo que pedir España para salvar a sus bancos- y otros gaseosos, virtuales, como el que ha suavizado el ataque de los mercados a la Eurozona sin necesidad de existir. El Fondo Monetario Internacional (FMI), muy escéptico hace seis meses, se ha reconciliado con ese fenómeno virtual, aunque sigan los temores.
El programa de compra ilimitada de bonos aprobado por el Banco Central Europeo (BCE) en septiembre, conocido en el mundo financiero con las siglas en inglés OMT, ha rebajado los costes de financiación de los estados con más problemas –España o Italia- sin llegar a activarse: la sola previsión de que el BCE comprará deuda de cualquier país que pida el rescate desanima a los inversores a vender. Puro placebo.
“El OMT ha tenido una vigencia e impacto mucho mayor y más prolongado de lo que en aquel momento era previsible”, admitió ayer el responsable financiero del FMI, José Viñals, tras presentar el informe de estabilidad financiera de primavera. La visión ha variado respecto a la de la asamblea anual de otoño, cuando el propio Viñals expresó que el programa del BCE, diseñado pensando sobre todo en España, debía “ser percibido por los mercados como reales, no virtuales, y acompañarse con una condicionalidad creíble”.
El riesgo consistía en que, para que estos planes se pusieran en marcha, los estados debían pedir un rescate y negociar unas condiciones, así que los inversores podrían recelar de que, en efecto, se produjese finalmente esa compra de bonos. El plan “virtual” fracasaría. No ha sido así de momento: en España, desde septiembre, el interés que pagan los bonos españoles a 10 años ha menguado del 6,85% al 4,65% y la Bolsa, el estallido de la crisis chipriota, a mediados de marzo, acumulaba una subida del 6,5%.
“Nadie pregunta por el rescate pero preocupa el retraso de las reformas”
El FMI ya no anima al Gobierno español ni a otros a pedir el rescate, una idea que extraoficialmente sí se defendía hace seis meses. “No estamos recomendando a ningún país que solicite la activación de dichos programas -admitió Viñals-, de momento hace falta que los países actúen con las políticas adecuadas. Si hubiera un shock y tuvieran que pedirlo, estas políticas también serían fundamentales”.
Una fuente cercana al FMI advierte, no obstante, que los números españoles siguen preocupando: “Ya nadie aquí pregunta por el rescate, pero la lentitud de las reformas se critica con dureza y es uno de los motivos por lo que las nuevas previsiones en déficit o deuda han sido tan negativas”. El Ejecutivo español tiene muchos recelos que vencer. El ministro de Economía, Luis de Guindos, se reunirá el viernes con el nuevo secretario del Tesoro estadounidense, Jack Lew, para defender la marcha de las reformas en una semana en la que el FMI ha dado un duro mazazo a las proyecciones económicas del país.
El informe del FMI alerta de que los efectos placebo del plan de rescate europeo pueden agotarse sin no van acompañados de reformas. Viñals insistió ayer en que España “debe perseverar en los procesos de reformas, la laboral, la financiera. Esto hará que las previsiones [de reactivación económica en 2014] se confirmen o incluso sean mejores”. El Fondo, no obstante, no descarta que la recesión se prolongue al próximo año.
El saneamiento de los bancos europeos es una de las urgencias que detecta el Fondo para que la mejora de la economía financiera cale en la real. El subdirector Robert Sheely defendió la marcha de la reestructuración bancaria, aunque, como advirtió Viñals, los bancos también son renuentes a prestar dinero por el entorno macroeconómico. El sobreendeudamiento de las empresas privadas de los países periféricos, con las españolas y portuguesas a la cabeza, también es un problema para la recuperación y el FMI ha pedido que se reduzca un 20%.
La actual situación de calma es muy frágil, pese a haberse evitado también el abismo fiscal en EE UU y las mejores perspectivas de Japón por su plan monetario. Si los problemas de la economía productiva no se resuelven, la tregua finalizará. El FMI mantiene la alerta: “La crisis financiera mundial podría entrar en una fase más crónica, caracterizada por un deterioro de las condiciones financieras y por episodios recurrentes de inestabilidad".
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