El consejero delegado de Iberia dimite desgastado por la presión del ajuste
La empresa está inmersa en un proceso de ajuste para reducir plantilla en 3.000 personas El directivo ha afrontado uno de los periodos más turbulentos en la historia de la compañía
Sorpresa de Miércoles Santo. Rafael Sánchez-Lozano Turmo, consejero delegado de Iberia, se va de vacaciones de Semana Santa para no volver a la compañía. El ejecutivo, que también es miembro del consejo de administración de IAG (holding que agrupa a la aerolínea española y British Airways, BA, desde su fusión en 2010), presentó su dimisión con efecto inmediato e irrevocable. Sánchez-Lozano decidió la salida “de mutuo acuerdo” con la empresa y tras llevar varias conversaciones con el presidente del grupo, Antonio Vázquez, con quien ha formado tándem durante estos últimos tres años. Le sustituye Luis Gallego, hasta ahora consejero delegado de la filial de bajo coste Iberia Express.
Sánchez-Lozano, que se incorporó al cargo en julio de 2009 procedente de Caja Madrid, tiene derecho a cobrar una indemnización de casi dos millones de euros, correspondientes a 12 mensualidades (818.000 euros, según el sueldo del pasado año) más una póliza que le garantiza un cobro de 1,168 millones.
Sánchez-Lozano, que procede de Caja Madrid, tiene derecho a cobrar una indemnización de casi dos millones
El ejecutivo madrileño, de 56 años, ha afrontado una de las etapas más turbulentas de la aerolínea, caracterizada por el plan de reestructuración y ajuste de plantilla exigido por IAG. Dicho plan supuso el cierre de rutas tradicionales como Cuba o Santo Domingo y reducir las frecuencias con otros lugares de dicha región, donde Iberia es preponderante. Iberia argüyó que el plan respondía a la necesidad de acabar con la sangría de pérdidas que sufría, a razón de un millón de euros diarios.
Sánchez-Lozano llevaba un tiempo considerando su marcha por el desgaste generado en todos esos frentes. La labor recibió críticas (incluso del Gobierno) por la pérdida de la personalidad de la compañía a favor de BA, la política decidida en Latinoamérica, los recortes de plantilla y las presiones recibidas desde Londres para la reestructuración son las razones esgrimidas para el abandono del puente de mando de la compañía. Fuentes del entorno laboral de Iberia, destacan su labor “infatigable” en el proceso y las exigencias de los colegas británicos como razones de la decisión, pese a que, al menos aparentemente, mantenía, al igual que Vázquez, unas relaciones cordiales con Willie Walsh.
El presidente de British agradeció ayer a Sánchez-Lozano “su importante trabajo y compromiso con Iberia, compañía que ha liderado durante un periodo muy difícil en medio de una profunda recesión y ha puesto en marcha el primer paso importante hacia la recuperación de la rentabilidad”. Sobre el nuevo responsable de Iberia, Walsh señaló que “tiene una vasta experiencia en diversas aerolíneas internacionales” y que jugó “un papel decisivo”, en Iberia Express, en la creación de una línea aérea que es “un gran éxito”.
La salida de Sánchez-Lozano tiene lugar cuando está en marcha el expediente de regulación de empleo (ERE), que afecta a 3.141 empleados, tras haberlo acordado con los sindicatos mayoritarios de tierra y tripulantes (UGT, CC OO, CTA Vuelo, Sitcpla y Asetma) para aplicar el plan de reestructuración de la compañía, que en principio afectaba a 3.800 trabajadores. La empresa cerró el pacto en marzo bajo la presión de una huelga que ya cumplía varias jornadas y tras mediar el catedrático Gregorio Tudela.
Está previsto aplicar el 80% de los despidos, la mayor parte mediante jubilaciones, en 2013. Eso supone que en este año saldrán de la compañía unos 2.500 trabajadores, el 12,5% de la plantilla. La propuesta incluye una rebaja media del salario del 7% para el personal de tierra y del 14% para tripulantes de vuelo y pilotos. Además, el sueldo quedará congelado entre 2013 y 2015.
El sindicato de pilotos Sepla no se sumó al pacto, aunque descartó realizar paros mientras siguiera negociando por su cuenta. “Esto es una mediación, no un arbitraje, y las partes establecieron en que había tres comisiones (pilotos, tripulantes y tierra) y las tres eran independientes”, señaló Justo Peral, portavoz del Sepla. En ese punto discrepan con la empresa y el mediador, que entienden que jurídicamente el acuerdo también afecta a los pilotos al haber sido suscrito por la mayoría de los trabajadores. El único punto que no es vinculante es el de la paz social, por lo que el Sepla podría convocar paros. Es la espada de Damocles que pende ahora sobre la cabeza de Luis Gallego.
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