Las diferencias dentro del consejo y la deuda, claves en la marcha de Pescanova
La firma, que pidió el preconcurso de acreedores, suaviza su caída en Bolsa
Las acciones de Pescanova todavía no han tocado suelo, pero al menos ayer suavizaron su caída: los títulos perdieron un 9,48%, hasta los 6,30 euros, frente al batacazo del 60% que experimentaron el lunes. La solicitud de protección judicial, que sorprendió la semana pasada a inversores y analistas, está relacionada tanto con la situación financiera como con las diferencias entre la cúpula.
La empresa tiene una abultada deuda (1.522 millones de euros en septiembre, cuando presentó sus últimos resultados) y vencimientos de 756 millones a corto plazo. Además, el año pasado realizó una ampliación de capital y una emisión de bonos, en la que ofreció más del 8% de interés. Sin embargo, su situación financiera, aunque no era la ideal, no dista mucho de la de otros ejercicios, e incluso era mejor que un año antes, ya que sus ventas y su beneficio crecieron con respecto a 2011. ¿Qué llevó entonces a la compañía a precipitar su preconcurso? Al margen de las cuestiones económicas, las diferencias en el seno de la cúpula también han influido en la decisión.
En la última reunión del consejo, el segundo principal accionista de la empresa, la cervecera Damm, que ostenta el 6,18% de las acciones, reclamó cambios en la estructura económica, según fuentes financieras. La compañía ha encadenado fuertes inversiones y varias emisiones, lo que pesa en la deuda que se va acumulando a largo plazo. Además, según fuentes cercanas a la compañía, otros importantes inversores también han solicitado que se estudien cambios en el gobierno corporativo y se reste poder al presidente, Manuel Fernández de Sousa-Faro, de 62 años, que ostenta también el cargo de consejero delegado. Damm no confirmó esta información y señaló que “apoya a la empresa”.
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