Islandia gana a Reino Unido y Holanda la batalla por la quiebra de su banca
Un tribunal respalda la decisión del Gobierno islandés de no devolver el 100% del dinero Reikiavik ya ha abonado más del 90% de los mínimos que establecía la normativa de 2008
¿Quién tiene que pagar los platos rotos del crash de la banca? Islandia, al contrario que países como España o Irlanda, decidió que los contribuyentes no debían costear los desmanes de un sector que había crecido de forma desproporcionada. O al menos, que no debían compensar a los británicos y holandeses que perdieron sus ahorros en bancos islandeses. Los ciudadanos dijeron no en dos ocasiones a través de sendos referendos. Ahora, cinco años después del hundimiento de su sistema bancario, un tribunal de Luxemburgo acaba de dar la razón a Reikiavik en su forma de abordar la quiebra del Icesave.
El Tribunal de la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC) considera que el país no violó la ley cuando se negó a devolver a 300.000 ahorradores extranjeros el dinero depositado en unas entidades que ofrecían unos intereses que entonces parecían irrechazables. “Es una victoria para la democracia. Se envía el mensaje de que los bancos no pueden recoger los beneficios y mandar la factura a los contribuyentes cuando las cosas van mal”, resume el economista islandés Magnus Skúlasson.
El tribunal, en el que también están representados Noruega y Liechtenstein, aporta un matiz muy interesante: Islandia no está obligada a pagar, ya que “el fondo de garantía de depósitos fue incapaz de hacer frente a sus obligaciones en el caso de una crisis sistémica”. Se abre la puerta así a que en otras situaciones límite los Estados no devuelvan el dinero de sus ahorradores extranjeros.
Un portavoz comunitario se apresuró ayer a contestar que Bruselas se aferra a que las obligaciones de los fondos de garantía de depósitos se mantienen “vigentes también si hay una crisis sistémica”. Pese a todo, la Comisión Europea asegura que necesita tiempo para estudiar el fallo. “La sentencia es también buena para Holanda y Reino Unido. Si hubieran ganado, eso supondría que el Estado nación es responsable de todos los depósitos bancarios, algo que ningún país quiere”, añade Jon Danielsson, de la London School of Economics.
Tras la bancarrota, los Gobiernos de Londres y Ámsterdam usaron sus arcas para compensar a los clientes del banco islandés. Poco después iniciaron el proceso legal que ayer llegó a su fin, ya que la sentencia —que Reikiavik considera “una satisfacción considerable”— no admite recurso.
Lo paradójico del caso es que, pese al apoyo de los tribunales, Islandia ha acabado por pagar gran parte del dinero que le reclaman. Reikiavik ya ha reembolsado unos 3.300 millones de euros, cerca de la mitad del total desembolsado en Icesave, la marca con la que operaba fuera de la isla el banco Landsbanki, una de las tres entidades financieras que quebraron en 2008 y llevaron al país entero a la bancarrota. La cantidad ya pagada supone más del 90% del mínimo garantizado que el Estado estaba obligado a devolver.
Por una parte, Londres se queda lejos de su objetivo de lograr la devolución de todo el dinero invertido –que supondría que cada islandés pagara unos 12.500 euros- con sus correspondientes intereses. Pero por otra, el Gobierno ya ha anunciado que continuará pagando el mínimo garantizado. Así que, pese a la sentencia, los contribuyentes, de una forma u otra, acabarán pagando una parte de los excesos cometidos por sus banqueros.
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