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Los asalariados sufren el mayor retroceso de poder adquisitivo desde 1982

Los asalariados pierden 1,6 puntos de poder adquisitivo, el mayor retroceso desde 1982 Los convenios nuevos registran aumentos de salarios de apenas un 0,7% En los pactos rubricados en años anteriores, y todavía vigentes, el incremento es del 1,54%

Manuel V. Gómez
Fuentes: Ministerio de Empleo, INE y elaboración propia.
Fuentes: Ministerio de Empleo, INE y elaboración propia.

Tampoco 2012 fue un buen año para los salarios. No lo fue para el empleo, no lo fue para las cuentas públicas, no lo fue para las finanzas, y no podía serlo para los sueldos. En 12 meses apenas subieron un 1,3%, según el Ministerio de Empleo. La subida más baja de la serie histórica, que se remonta a 1981. Entre tanto, los precios crecieron un 2,9%. La resta de los dos datos concluye que los asalariados perdieron 1,6 puntos porcentuales de poder adquisitivo. Hay que remontarse a 1982 cuando la inflación estaba en el 14% para encontrar una diferencia similar al acabar el año.

La presión sobre los salarios creció el año pasado. Por un lado, CEOE y los sindicatos mayoritarios, UGT y CC OO, llegaron a un pacto para su contención. Las centrales recomendaron a sus representantes en las mesas de negociación que no reclamaran subidas superiores al 0,5%; y la patronal aconsejó a los suyos que no cedieran más allá de este porcentaje. Y aunque unos y otros no fueron del todo fieles a los consejos de sus superiores, sí que se logró gran parte el objetivo: en los convenios nuevos firmados este año el aumento pactado ha sido del 0,7%. El incremento medio del 1,3% resulta de sumar a la estadística los convenios aún vigentes de años anteriores, en los que la subida llega al 1,5%.

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Por el otro lado, la inflación ha subido mucho más de lo previsto. Aquel pacto ofrecía moderación en los salarios a cambio de contención en los precios para que el esfuerzo (y la pérdida de poder adquisitivo fuera menor). Pero el pasado año la gasolina subió un 3,7%. El Gobierno echó más madera a la hoguera del IPC al subir el IVA, las tasas universitarias y el copago sanitario. Y por último, según han denunciado reiteradamente en un raro y poco habitual unísono el Banco de España y los sindicatos, el esfuerzo de los asalariados no se ha visto acompañado por los empresarios en la reducción de sus márgenes de beneficios. Con estos elementos el saldo provisional del IPC, a falta de que se confirme el próximo martes, fue del 2,9%.

El resultado ha sido que los salarios se han devaluado en 1,6 puntos porcentuales. No obstante, hay que tener en cuenta que este es un dato provisional ya que no se cierra definitivamente hasta un par de ejercicios después (son muchas las empresas y sectores que firman convenios bastantes meses e, incluso, algún año después de que el viejo haya expirado). Además, todavía no se computa el impacto de la entrada en funcionamiento de las cláusulas de revisión que garantizan el poder adquisitivo de los trabajadores, que ampara solo al 41,8% de los asalariados con convenio. No obstante, en el pacto salarial de sindicatos y patronal se diseñó un tipo de cláusula que limitaba su efecto hasta el aumento de la inflación de la zona euro, que en diciembre se situó en el 2,2%. Por lo que el paraguas de la garantía salarial, es menor que en otros ejercicios.

Pero la presión sobre los salarios no se limita a los datos que se reflejan en esta estadística. Es mayor. Así que probablemente la pérdida de poder adquisitivo supera los citados 1,6 puntos. ¿Por qué? Para empezar esta serie recoge solo a los asalariados amparados por la negociación colectiva, en torno a unos 10 millones de trabajadores. De estos, solo unos seis millones tienen un convenio plenamente vigente y eso supone que sus cláusulas económicas no operan hasta que no se renueve. Consecuencia: su sueldo está congelado de hecho.

La moderación salarial ha sido la característica principal de lo sucedido con los sueldos en 2012

A este elemento hay que sumar uno que entró en escena con la reforma laboral: la posibilidad que tienen los empresarios para reducir unilateralmente todo sueldo que esté por encima de lo pactado en un convenio y la mayor facilidad para incumplir lo acordado en estos, los llamados descuelgues. Ninguno de estos elementos figura en la estadística, por lo que se puede concluir sin mucho riesgo de equivocación que la pérdida de poder adquisitivo de los sueldos es mayor de la que reflejan los datos.

La moderación salarial era uno de los fines confesados del Gobierno con la reforma laboral y de los agentes sociales con el pacto del pasado año. Al formar parte de la zona euro, España no puede devaluar su moneda, el mecanismo tradicional y sencillo para que una economía recupere competitividad (en la crisis de los años noventa se recurrió a la devaluación de la peseta varias veces). Así que la otra vía es la devaluación salarial para reducir los costes de producción, una opción mucho más lenta, conflictiva y peligrosa.

Todos los elementos que se han conjugado en 2012 para contener los salarios, siguen vigentes en este año. El pacto de rentas, vigente hasta 2014, recomienda que este año la subida salarial sea del 0,6%. Cada vez son más las empresas que recurren a los descuelgues de convenios. La lógica dicta que la tendencia se prolongará y probablemente se agudizará en 2013. Y aquí está el peligro: lo que en principio, según la teoría económica, es bueno para ganar competitividad, puede, sin despegarse mucho de la misma teoría, convertirse en un riesgo si la pérdida de poder adquisitivo es excesiva y acaba por hundir el ya muy lastimado consumo interno.

Las empresas pactan subidas mayores

La reforma laboral atendió una de las reivindicaciones históricas de las posiciones económicas más liberales: la mayor jerarquía legal de los convenios firmados en las empresas sobre los pactados por sectores. ¿Por qué esta demanda? Porque en las compañías tradicionalmente se pactan subidas menores de salarios y eso les permite ser más competitivas y afrontar mejor las épocas de crisis.

Atendiendo a esta teoría, la reforma prestó oídos a la tesis liberal. En cambio, precisamente este año, las subidas salariales pactadas en las empresas superan superan por primera vez las acordadas en ámbitos regionales y sectoriales: un 1,35% frente al 1,35%.

También sorprende lo sucedido con la negociación colectiva en diciembre, cuando aceleró aceleró su ritmo. En un solo mes se registraron 644 convenios. La subida sirvió para que a 31 de diciembre se registraran 3.611 convenios, 79 más que en la misma fecha de 2011.

Durante el año, la negociación colectiva ha llevado un ritmo muy lento. Se ha situado en mínimos históricos en comparación con los datos habituales de la serie estadística, que arranca en 1981. A la hora de explicar por qué ha encallado la negociación colectiva, los sindicatos hablan de un retraso acumulado de años anteriores y de las consecuencias de la reforma laboral. En esta norma, aprobada por decreto en febrero, se cambiaron parámetros básicos de la negociación colectiva sin pactar con los agentes sociales. Tradicionalmente los cambios legales sin acuerdo en este apartado del mercado laboral acaban generando resistencia en los agentes sociales a la hora de aplicarlos. Esto sucedió en 1994, cuando se hizo una reforma sin consenso, y parece que está pasando en esta ocasión.

Pero el arreón final no sirvió para que la negociación colectiva en 2012 amparara a más trabajadores que en 2011, 6,07 millones frente a 6,2. Esto se debe a que el incremento final se debe, sobre todo, a convenios firmados en empresas, donde el número de asalariados a los que afecta el pacto suele ser menor que en otros ámbitos.

El final de año no significa que se cierre la estadísitica de convenios de ese ejercicio. Durante este año todavía se registrarán convenios referentes a 2012 por lo que aumentará tanto el número pactos como el de trabajadores bajo su paraguas.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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