La zona euro se ve incapaz de cerrar un acuerdo con el FMI sobre Grecia
La solución para el país heleno se pospone al próximo lunes tras 12 horas de negociaciones El presidente del Eurogrupo: “No me voy desilusionado. En Europa ya no me hago ilusiones”
Casi 12 horas de negociaciones y una semana preparatoria se han demostrado incapaces para cerrar un acuerdo sobre el endiablado hoyo sin fondo en el que se ha convertido Grecia. Los ministros de Finanzas de la zona euro abandonaban la reunión cabizbajos poco antes de las cinco de la madrugada tras certificar una vez más que el objetivo de rebajar la deuda helena al 120% del PIB para el año 2020 se les escapa de las manos. El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, fue el más tajante al afirmar: “No me voy desilusionado, porque en Europa ya no me hago ilusiones”. Ahora queda por ver cómo castigarán los mercados la enésima demostración de impotencia de los responsables políticos de la eurozona.
Las divergencias entre el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la eurozona quedaron perfectamente retratadas en el Eurogrupo de la semana pasada. Entonces, mientras Juncker recomendaba posponer hasta 2022 el objetivo de reducir la deuda pública griega al 120% del PIB, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, negaba con la cabeza. Ambos escenificaron los diferentes puntos de vista de Washington y Bruselas; y anunciaron que dejaban el acuerdo para la próxima semana, es decir, para ayer martes 20 de noviembre.
Hoy, los líderes europeos han interrumpido la reunión para dejar que se continúen “los trabajos técnicos de algunos elementos del paquete”, y posponen la solución a un próximo Eurogrupo –otro más- que se celebrará el próximo lunes 26 de noviembre. ¿Hallarán entonces la clave que hoy han sido incapaces de encontrar? Juncker sacó la ironía para responder. “Como ya dije que el acuerdo era posible hoy, voy a repetirme y decir que será posible el próximo lunes”, dijo el presidente del Eurogrupo. “Estamos cerrando la brecha, pero aún nos queda trabajo por hacer”, añadió Lagarde como despedida.
Los jefes de Estado y de Gobierno que se reunirán este jueves y viernes para cerrar las líneas maestras del presupuesto para los próximos siete años se encontrarán con que la tragedia griega se les ha atragantado, y que cualquier solución para la crisis que atraviesa Europa pasa por una respuesta inmediata a los problemas de Grecia para no caer en la insolvencia. El tramo de ayuda urgente para Atenas queda de nuevo atascado, pese a que el Gobierno de Antonis Samarás aparentemente ha hecho todo lo que se le pedía: el ya tradicional paquete de última hora de recortes y reformas.
Los responsables de la eurozona discutieron sobre cómo y cuándo dar el dinero a Grecia. También, sobre las consecuencias de conceder dos años más para cumplir con sus objetivos de déficit. Y por último, el punto más espinoso: cómo asegurar la sostenibilidad de la deuda pública helena; es decir, cómo conseguir que en algún momento la deuda se estabilice en un nivel razonable que no pese como una losa sobre la maltrecha economía griega. Lo que sigue es un resumen de las posiciones de la Comisión, del Eurogrupo, del BCE y del FMI.
Próximo tramo de ayudas urgentes
Se baraja la posibilidad de dar a Grecia 31.300 millones de euros del fondo de rescate o incluso 44.000 —lo que supondría juntar los dos próximos tramos de las ayudas—ante la constatación de que en las arcas públicas griegas los fondos pueden acabarse en cualquier momento. Atenas preferiría la segunda opción y argumenta que ha hecho sus deberes. Una vez haya un acuerdo en el Eurogrupo, sin embargo, la concesión de los fondos no es inmediata: primero hay que pasar por varios Parlamentos nacionales. Antes del desencuentro de esta madrugada se esperaba que ese paso, ineludible en casos como el alemán o el finlandés, estuviera listo para el 30 de noviembre. El 3 de diciembre debería producirse la decisión final del Eurogrupo; el 4 de diciembre, la Comisión y el Gobierno de Samarás deberían firmar un nuevo memorando de entendimiento, con las inevitables condiciones. Según este calendario, el dinero llegaría al día siguiente a Atenas.
Dos años más y sus consecuencias
La eurozona está de acuerdo en dar dos años más a Grecia para cumplir con el 3% de déficit; en lugar de 2014, se pospone ese objetivo a 2016 para suavizar las medidas de austeridad necesarias y no asfixiar la economía. El problema es que alargar esos plazos supone unas necesidades de fondos adicionales de 32.000 millones para Atenas: 15.000 millones hasta 2014 y 17.000 millones adicionales hasta 2016. Fuentes del Eurogrupo barajaban este martes la opción de ofrecer una solución solo hasta 2014 y dejar para más adelante el resto. Los socios europeos niegan una y otra vez la posibilidad de conceder fondos adicionales a Atenas, pero el BCE ya ha asegurado este fin de semana que no sería descabellado pensar en un tercer paquete de rescate para Grecia en 2014. Es decir, después de las elecciones alemanas de otoño del año próximo.
Deuda sostenible: reestructuración (o no)
El FMI asegura que para que Grecia ponga las cosas en orden necesita que su deuda pública sea del 120% del PIB en 2020. El problema es que el endeudamiento griego está desbocado y supera ya el 180%. El FMI quiere dejar intactos esos números: el 120% en 2020, pero para ello sería imprescindible una reestructuración de la deuda pública, básicamente en manos de los socios europeos, que no quieren ver ni en pintura esa posibilidad porque les exigiría rascarse el bolsillo. "Hay un menú de alternativas para aliviar el peso de la deuda griega y vamos a intentar que no haya quita", dijo este martes el ministro Luis de Guindos antes de comenzar la discusión con sus colegas. El Eurogrupo ya debatió hace una semana dar más tiempo a Grecia para alcanzar ese nivel de sostenibilidad, concretamente hasta 2022 (aunque ya se rumorea incluso con 2032), algo que el FMI rechaza. Ahí están las principales diferencias en la negociación. Fuentes europeas apuntan a que finalmente se alcanzará un acuerdo de compromiso —probablemente más adelante— que incluya reducciones en los tipos de interés que paga Grecia, recompras de bonos con el dinero de las ayudas y ampliaciones de los plazos de vencimiento; cualquier cosa con el objetivo de evitar una quita. Sin embargo, el Bundesbank alemán ya habla de la posibilidad de una reestructuración en toda regla, siempre que Grecia haga todos sus deberes con las reformas, los recortes y la retahíla de privatizaciones que tiene por delante. Es decir, de nuevo una vez hayan pasado las elecciones alemanas de otoño de 2013.
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