Josep Maria Rubiralta, fundador de Werfen Group

Josep Maria Rubiralta (Manresa, 1942), fundador de la empresa de diagnóstico clínico Werfen Group, falleció el pasado viernes en Barcelona a los 70 años. La carrera empresarial de Rubiralta empezó pegada al acero, convirtiendo, junto a su hermano Francisco, una pequeña laminadora de la localidad de Sant Andreu de la Barca (Barcelona) en la gran multinacional Celsa. De forma paralela, los dos hermanos crearon en 1966 la comercializadora CH Werfen, que enseguida experimentó un crecimiento espectacular. En ese conglomerado familiar, Francisco llevaba las riendas de Celsa y Josep Maria lideraba la unidad de material hospitalario. En 2006 decidieron separar los negocios familiares.

Werfen Group nació en un momento en el que en España apenas había competencia en ese sector. La empresa nació como una pequeña distribuidora, pero fue internacionalizándose. Tras entrar en el elenco de las empresas familiares que facturan más de 1.000 millones de euros, hoy es una de las 10 principales firmas biomédicas del mundo, con filiales en 27 países desde las que vende sus equipos médicos para diagnóstico, hospitales e investigación.

El entorno de Rubiralta explica que el empresario era discreto y muy trabajador, pero sobre todo un hombre de valores. Con un carácter introvertido, Rubiralta tenía dos grandes pasiones, la familia y la empresa, y estaba enamorado de la localidad de Viladrau (Girona), donde le gustaba dar largos paseos por el Montseny. Pese a ser un hombre de montaña, en los últimos años frecuentaba también Menorca. Además de caminar, su otra afición era la música clásica, y no era raro verlo en los ciclos de Ibercámara del Palau de la Música.

En la década de 1980, cuando todavía no estaba de moda, Rubiralta insistía ya en apostar por la investigación y el desarrollo. En cierto modo, dicen en el sector, se adelantó a muchas compañías. Vinculado a escuelas de negocios, se volcó en la captación de talento para tener los mejores equipos. Rubiralta se involucró en la escuela de negocios IESE, donde se formó y, junto a su hermano, creó la cátedra Anselmo Rubiralta de Globalización y Estrategia. También fue patrón de la Fundación Esade. En esta escuela promovió un programa de iniciativas globales para empresas que se impartía con la Universidad de Georgetown.

Como sucedió con Celsa, fue solo cuestión de tiempo que Werfen, a través de Izasa, se aventurara a comprar en el extranjero. Entró en los principales mercados: EE UU, Japón, Suecia... En 1991 planteó una opa a la italoamericana Instumentation Laboratory. La segunda operación de fuste la protagonizó apenas siete años después, al comprar la estadounidense Homoliance por 110,7 millones de euros, que le dio un tercio del mercado mundial en aparatos para medir parámetros y muestras de sangre.

La empresa estrenó sede el año pasado en la plaza de Europa de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), que se erige como nueva zona de negocios en el entorno de la capital catalana. En la inauguración del inmueble, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, alabó el trabajo de Rubiralta. “Hay mucha gente discreta, que tiene las ideas claras y que lidera proyectos de gran envergadura”, aseguró. Hoy la compañía emplea a 3.940 trabajadores en todo el mundo. La continuidad de ese proyecto, explica su entorno, está garantizada con la figura de su hijo Jordi Rubiralta, que desde el pasado mes de enero preside la compañía.

El empresario Josep M. Rubiralta. / mane espinosa (la vanguardia)