Enagás se enchufa a la globalización
Compra plantas en Chile y México y acude a la privatización de la gasista griega DEPA
Enagás, que se ufana de cumplir siempre sus previsiones de resultados (lleva haciéndolo 21 trimestres) y de ser uno de los valores más líquidos y con mayor presencia internacional en su capital (un 75%) entre los que se negocian en el Ibex 35, ha tomado distintas participaciones internacionales en los últimos meses para sacar mayor partido a su know how,a su experiencia en el negocio del gas, y aprovechar las oportunidades que están surgiendo en el mercado mundial de infraestructuras gasistas.
Acaba de hacerse con una participación sustancial en el capital de una planta que abastece de gas al 80% de la población de Chile; está presente sin gran entusiasmo en el proceso de privatización del consorcio griego DEPA; mantiene un acuerdo de formación y asesoramiento con la mayor petrolera china, Petrochina, y desde septiembre es copropietaria (40% del capital la española y 60% la holandesa Vopak) de una planta de regasificación en Altamira (México) adquirida a Shell, Total y Mitsui por 408 millones de dólares. Acciones que en apariencia suponen un giro en los planes tradicionales de la gasista, centrados en el mercado doméstico porque Enagas tenía que desarrollar, y en buena parte ya lo ha hecho, una red de gasoductos para llevar el gas a todo el territorio.
El presidente de la compañía, Antonio Llardén, ponía énfasis esta semana, sin embargo, en aclarar que la internacionalización no responde a movimientos improvisados o especulativos. Recuerda que antes del inicio de la actual crisis, en marzo de 2007, Enagas ya adelantó que se iba a asistir pronto a movimientos de desinversión en activos energéticos intermedios, en las infraestructuras y negocios situados entre la extracción y la comercialización, en muchas compañías petroleras y en utilities de servicios energéticos con integración vertical de sus distintas actividades.
Estas infraestructuras intermedias dejan de ser estratégicas para esos grandes grupos, que con su venta liberan recursos susceptibles de destinar a otras áreas de su actividad. Estas operaciones son las que se están dando ahora y con ellas se abren oportunidades de incorporación de activos y de crecimiento para empresas como Enagás especializadas en ese segmento intermedio dentro de la cadena de valor del negocio energético. Algunos de esos activos y los mercados europeos y de tres países latinoamericanos (Chile, México y Colombia) son, en principio, posibles objetivos en la actual expansión de Enagas.
Anticipó antes de la crisis el cambio de estrategia en las grandes petroleras
El grueso de su actividad, sin embargo, va a seguir en España. Y sus operaciones internacionales, como las domésticas, van a estar sometidas a la filosofía que sigue desde hace años: inversiones circunscritas a actividades relacionadas con el corazón de sus negocios, vinculadas a lo que sabe hacer, que cumplan además con los criterios de rentabilidad y limitado endeudamiento (tope de 4,2 veces en el ratio de deuda sobre resultado operativo bruto) incluidos en su plan estratégico y que supongan ingresos recurrentes y contratos a largo plazo.
Su última adquisición en el exterior, la toma de una participación en la planta chilena de Quintero, se articula en dos tramos. En cada uno de ellos, Enagás adquirirá el 20% de la participación de BG en dicha planta por valor de 136 millones de euros. En el segundo tramo, la española realizará previsiblemente la operación junto a otro socio, de forma que, del 40% del total, Enagas será finalmente propietaria del 51%.
La planta, que funciona desde 2011, tiene una capacidad de almacenamiento de 330.000 metros cúbicos y de regasificación de 3.400 millones de metros cúbicos al año. El contrato de utilización de la planta garantiza a Enagás la aportación a largo plazo de flujos de caja estables y predecibles.
Hay otra gran compra en el horizonte de Enagás, aunque en este caso en el mercado doméstico. En próximas semanas puede firmarse, según fuentes próximas al Gobierno vasco, un contrato que se daba casi por cerrado en febrero, el de adquisición por Enagás y el Ente Vasco de la Energía de los activos gasísticos de la portuguesa EDP en España. El precio barajado para estos activos, una red de 425 kilómetros de gasoductos, ronda los 260 millones. Y su compra depararía a Enagas el control del 100% de la estructura primaria de gasoductos en España.
Cumple desde 2007 sus previsiones
Las inversiones inicialmente previstas en Enagás, en cualquier caso, están hoy limitadas por la situación de la economía española y por decisión del Gobierno. Los analistas de Renta 4 señalan en un informe que “las medidas anunciadas por el Gobierno para atajar el déficit de la tarifa de gas coyuntural (cambios en el periodo de amortización de los nuevos almacenamientos y congelación del proyecto Musel y un mayor incremento de los peajes) son razonables y sin impacto relevante en Enagás. Las medidas fiscales”, agregan, “tienen también un impacto muy limitado” en la gasista.
Llardén, en un encuentro con analistas, adelantó a finales de marzo que Enagás iba a aprovechar las menores exigencias de inversiones para elevar en dos años hasta el 70% la parte del beneficio a repartir entre los accionistas.
“Somos conscientes de que, debido a la crisis, las inversiones gasistas no son las inicialmente previstas en el plan energético”, afirmó Llardén, quien explicó que la compañía se halla a la espera de que el Gobierno presente el plan de infraestructuras 2012-2020. El presidente de Enagás, que se mostró confiado, recordó que las infraestructuras gasistas construidas responden a “la indicación expresa del regulador” y que la “sobrecapacidad” que pueda existir en el sistema “está pensada para dar respuesta a las renovables”.
Uno de los proyectos interrumpidos temporalmente afecta, sin embargo, a una de las prioridades de la compañía, la conexión catalana con Francia. “Dado el importante grado de madurez alcanzado (más de 9.000 kilómetros de redes, liderazgo europeo incapacidad de GNL instalada)”, señala Enagás, el principal reto es seguir garantizando la seguridad de suministro y desarrollar una interconexión con Europa que permita a España convertirse en un país de tránsito de gas de la UE.
Las obras del primer tramo del enlace catalán, el gasoducto de gran capacidad Martorell-Figueres, siguen realizándose, pero el Gobierno ha decidido suspender las previstas para un segundo tramo que enlazaría con la frontera francesa. Paralización que responde, según fuentes de la Administración, a la decisión de Francia de no acometer ahora el enlace de su gasoducto del Languedoc-Rosellón con la frontera española “por falta de demanda comercial”. El Gobierno francés ha decidido priorizar en sus interconexiones con España los dos enlaces que ya existen a través del País Vasco y Navarra. En cualquier caso el eje catalán de la conexión podría relanzarse en 2013.
Enagás cerró el primer trimestre con un endeudamiento financiero de 3.414 millones, un ratio de apalancamiento del 63,6%, y una liquidez (financiación disponible no utilizada) de 2.459 millones. Cantidad suficiente para llevar adelante y en buenas condiciones, según afirma la empresa, las inversiones previstas en su plan estratégico 2010-2014. Tiene pendiente de renovar un bono de unos 500 millones que vence en julio. En la actualidad, Enagás dispone de una estructura de financiación equilibrada, ya que solo un tercio de su deuda corresponde a financiación bancaria, otro tercio a financiación institucional de largo plazo (BEI e ICO) y el resto al mercado de capitales.
Llardén, por otra parte, no está especialmente preocupado por la posible salida de las cajas de ahorro (Caja Murcia, Cajastur y BBK) del capital de Enagás.
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