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Brotes verdes en el congelador

Solo EE UU mantiene las expectativas de recuperación de la economía, aireadas por los líderes europeos

El presidente del BCE, Mario Draghi, en el Parlamento Europeo en enero
El presidente del BCE, Mario Draghi, en el Parlamento Europeo en eneroVINCENT KESSLER (REUTERS)

En una crisis tan prolongada, no hace falta recurrir a la historia para comprobar que hay cosas que se repiten. Como que, cuando las estadísticas aún cuentan los graves destrozos en el empleo y la actividad económica, irrumpe un coro de gobernantes que airea buenos augurios de una pronta recuperación. En marzo de 2009, con la Gran Recesión en su apogeo, la metáfora de los brotes verdes puso nombre a este controvertido canto al optimismo. Tres años y otra recesión después, se huye de la metáfora como de la peste. Pero algunas declaraciones parecen, huelen, suenan a brotes verdes.

Los tres últimos tenores que han entonado el estribillo del optimismo proceden de Berlín, Roma y Fráncfort. Wolfgang Schäuble, ministro de Finanzas alemán, y Mario Monti, primer ministro italiano, aseguraron, tras la millonaria barra libre del Banco Central Europeo (BCE) y el acuerdo ente Atenas y los bancos para reestructurar la deuda griega, que “la fase más aguda de la crisis parece definitivamente cosa del pasado” (el entrecomillado es de Monti). Pero ha sido el presidente del Eurobanco, el también italiano Mario Draghi, el que se ha expresado con un fraseo más claro: “Lo peor ha pasado ya”, dijo esta semana al tabloide alemán Bild. Una sentencia que ya enunciaron dirigentes que nutren la larga lista de ex (José Luis Rodríguez Zapatero, Jean-Claude Trichet o Dominique Struss-Kahn) legada por la crisis.

“La situación se estabiliza. Datos básicos de la eurozona, como la inflación, la balanza comercial y sobre todo los déficits públicos, son mejores que, por ejemplo, en Estados Unidos”, argumentó Draghi. La alusión a la economía estadounidense no es baladí. Es ya casi un axioma que EE UU, con el dólar de su parte y un mercado laboral menos regulado, es el primero entre los países avanzados en salir de las crisis. La regla vuelve a cumplirse ahora, con el PIB estadounidense creciendo a un ritmo anual del 2,5%. Entre noviembre y enero se creó más empleo que en ningún otro trimestre desde 2006.

Los datos de esta semana bastan para enfriar el optimismo sobre Europa

“Los signos que vemos en Estados Unidos y Europa indican que estamos un poco mejor que hace seis meses”, insistió el pasado domingo, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde. Al coro se sumó el gobernador de la Reserva Federal, Ben Bernanke, que hace tres años amplificó la metáfora de los brotes verdes.

“Al hablar de recuperación, creo que hay que distinguir entre Estados Unidos, Europa y España”, matiza Jesús Fernández-Villaverde, profesor de Economía de la Universidad de Pennsylvania. “Estados Unidos va bien, no para tirar cohetes, pero en clara expansión. Se crea empleo, se venden coches, los alquileres de los apartamentos suben... Han hecho un esfuerzo muy fuerte de reducir la deuda privada y se nota”, afirma el investigador de la fundación Fedea.

“En Europa se ven ya ciertos signos de que la economía va un pelín mejor, pero todavía es muy pronto para decir si es mero ruido o algo más”, añade Fernández-Villaverde. “Y, en España, no estamos en un deterioro tan rápido como en otoño, pero, hoy por hoy, no veo nada más. Y, dado que vamos a seguir con una agresiva contracción fiscal, es casi imposible ver mucha recuperación en los próximos trimestres”.

En Europa, la crisis económica también va por barrios. Los indicadores adelantados, como los de la OCDE, anticipan que la segunda recesión en la zona euro será corta (dos o tres trimestres) y suave. Está en duda, incluso, si el PIB alemán encadenará dos trimestres en negativo (la definición más extendida de recesión), una vez que las subastas del BCE y el segundo rescate a Grecia han atemperado la tormenta financiera En el caso de España, la duda es si el enorme ajuste del déficit público (del 8,5% al 5,3% del PIB) extenderá la recesión a 2013.

Ha sido la relativa calma de los mercados en las últimas semanas lo que ha abonado esta nueva cosecha de brotes verdes. El ministro español de Economía, Luis de Guindos, reniega del término, pero no por ello dejó de enfatizar en el Congreso la existencia de “signos incipientes, pero positivos” en la economía española. Guindos, como el resto de dirigentes, juega a fondo la baza psicológica, el aliento a cualquier cambio en las expectativas. “Hay que diferenciar entre indicadores retrasados y adelantados”, replicó cuando la oposición socialista le recordó las cifras de paro o la recaída del PIB.

Los malos índices de compras han reactivado las primas de riesgo

El repaso a los indicadores adelantados de la economía española da para descartar los escenarios más tenebrosos —Bruselas llegó a vaticinar que el PIB bajaría este trimestre un 0,7%, frente al 0,3% registrado en que cerraba 2011—, pero poco más. El Ibex 35 aún cotiza por debajo de como acabó el año pasado (Fráncfort ha avanzado un 18%); los índices que elaboran la OCDE y Bruselas para anticipar tendencias reflejan datos solo algo mejores que en otoño. No es el caso del consumo de cemento o el crédito a familias y empresas, con caídas más acusadas. Los índices de compras empresariales, elaborados con encuestas a ejecutivos, repuntaron en enero para empeorar el mes pasado; y el ritmo de llegada de turistas extranjeros se atempera.

“No se observa que el deterioro de la economía vaya a menos, hay datos contradictorios”, sintetiza Máximo Camacho, profesor de Econometría de la Universidad de Murcia, que elabora cada mes un indicador de coyuntura para la Asociación Libre de Economía (Alde). “Lo que indican algunos datos es que la caída del PIB puede ser similar a la del último trimestre de 2011”, añade María Jesús Fernández, de la Fundación de Cajas de Ahorro. La economía española ha acabado siendo una de las variables retrasadas de la recuperación. “Hay que corregir muchos desequilibrios... Y con el ajuste fiscal que nos espera, seguiremos en el mismo furgón de cola”, concluye Fernández.

La fragilidad de los brotes verdes, se les llame como se les llame, es otra de las enseñanzas repetitivas de esta crisis. Bastaron esta semana algunos malos datos en los índices de compras empresariales de la zona euro y China para helar las expectativas, para reactivar las primas de riesgo. “Esta crisis va a durar años. Hay un bucle que se retroalimenta entre los Estados y los bancos. Cuando las cosas se tranquilizan en la banca, como ahora ha pasado por las medidas del BCE, la tensión se reduce también en el mercado de deuda. Cuando, por la razón que sea empiezan de nuevo las turbulencias, y podemos estar ante un nuevo episodio ahora, esa tensión vuelve tanto para el sistema financiero como para la deuda pública”, advierte Daniel Gros, director del Center for European Policy Studies.

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