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Las agencias de riesgos sacan a la deuda de Islandia de cuidados intensivos

La agencia de calificación eleva la nota de solvencia del país y la sitúa fuera del bono basura La economía islandesa crecerá este año más que la media de la eurozona

Islandia, el primer país que sufrió el envite de la crisis financiera en 2008, sale de la zona de cuidados intensivos. Al menos en opinión de una de las tres agencias que domina el negocio de la medición de riesgos: Fitch. Esta sociedad ha decidido elevar la nota de solvencia de Islanda en un escalón de BB+ a BBB-. La decisión supone que su deuda deja de estar considerada como bono basura, un nivel reservado a especuladores en el que se ha visto atrapado desde el colapso de la economía islandesa hace tres años. Con Fitch, además, todas las agencias de este triunvirato, que se completa con Standard & Poor's y Moody's, han sacado ya al país de bono basura.

Además, Fitch ha decidido adjudicarla a la calificación crediticia de Islandia una perspectiva estable, lo que de momento aleja el riesgo de volver a caer a bono basura. La agencia argumenta su decisión en “el progreso que se ha hecho en la restauración de la estabilidad macroeconómica del país”, que ha puesto en marcha reformas estructurales para reactivar su economía y la recuperación de la solvencia por parte de su deuda y de su sistema financiero, origen de los problemas que provocaron la caída del país.

Según afirma Fitch en un informe elaborado por su director, Paul Rawkins, Islandia, que dejó atrás 33 meses bajo supervisión del Fondo Monetario Internacional en agosto, crecerá tanto este año como el próximo más rápido que la media de la zona euro. Esto es posible, explica el documento, porque las autoridades han tomado medidas para estimular la demanda de los hogares y ha aprobado programas para aliviar el peso de su deuda.

Junto a este reactivación interna, Islandia ha logrado regresar a los mercados internacionales de financiación, donde ha vuelto a vender bonos a precios razonables con su condición de país que hasta el pasado verano subsistía con asistencia internacional. En concreto, su deuda con vencimiento en 2016 se intercambia en el mercado secundario a un interés del 4,77%, ligeramente por encima de lo que le cuesta a Italia financiarse.

El colapso de sus bancos en 2008 dejó pendiente de pago una deuda de 85.000 millones de dólares, lo que llevó al banco central del país a imponer restricciones a la circulación de capital.

La economía islandesa, que frente a aquel ingente volumen de deuda tiene un valor aproximado de 13.000 millones de dólares, llegó a contraerse un 6,7% en 2009. También cerró 2011 en terreno negativa con una caída del 2,9%, pero este año y el próximo se expandirá un 2,4%, según las previsiones de la OCDE. Frente a esta tasa de crecimiento, la eurozona apenas crecerá un 0,2% este año.

En cuanto a su deuda pública, los analistas de la agencia calculan que tocó máximos en 2011 al alcanzar el 100% del PIB en términos brutos, aunque este porcentaje se reduce al 65% en términos netos.

"Islandia ha salido con éxito del programa de rescate del FMI y se ha ganado recuperar el acceso a los mercados internacionales de capital", señala Rawkins. En su opinión, "la recuperación económica está en marcha y es prometedora”, mientras la reestructuración del sector financiero también está muy avanzada.

En cuanto a los riesgos que amenazan su recuperación, Fitch apunta al proceso judicial inconcluso por el que los ahorradores de Reino Unido y Holanda exigen la devolución de los ahorros depositados en el banco Icesave y que fueron bloqueados en 2008. Las restricciones a la libre circulación de capital siguen vigentes y el nuevo Gobierno ha tomado medidas para exigir responsabilidades a sus banqueros.

Icesave, filial del segundo banco de Islandia, Landsbanki, fue nacionalizado en 2008 tras su quiebra, obligando a Países Bajos y Reino Unido a adelantar 3.900 millones de euros para indemnizar a más de 320.000 ciudadanos afectados.

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