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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

No es tan fiero lo de Guindos

El plan de reforma bancaria del ministro ni es tanto en tamaño ni tan calvo en ayudas públicas

Xavier Vidal-Folch

Al explicar su reforma bancaria, el ministro Luis de Guindos la elogió hace hoy una semana por fieramente ambiciosa: “Supone hacer en un año lo mismo que en los tres últimos” y obliga al “proceso de saneamiento más intenso de la UE”.

No tanto.

Guindos argüía que la banca deberá provisionar 50.000 millones, mientras que “desde 2008 el sector ha provisionado 66.000 millones”. No es así.

El sector ha destinado desde 2008 a provisiones, a sanear créditos problemáticos, 105.000 millones. Que se desglosan en 66.000 contra resultados anuales; más 17.000 de provisiones genéricas consumidas; más 22.000 de provisiones específicas contra reservas (Reestructuración del sector financiero, Banco de España, 30 de septiembre de 2011, www.bde.es).

Además los 50.000 millones que la banca debe poner sobre la mesa tampoco los aplicará enteritos en un año, pues en caso de fusiones podrá repartirlos entre dos ejercicios. De modo que esto no es un tres en uno, como pretende el ministro.

El saneamiento bancario será de tamaño similar al realizado y conlleva riesgo de costes al contribuyente

Más. La mitad, al menos, de los 50.000 millones no serán provisiones nuevas, sino reclasificaciones de partidas contables (véase EL PAÍS de ayer): uso de viejas provisiones genéricas (como antes), provisiones ya previstas y meros apuntes.

El saneamiento que prevé la reforma, con quizá 20.000 o 25.000 millones de dinero nuevo, ya es potente en sí mismo. Pero al cabo, igual que el esquema de rescate del nuevo FROB III es muy similar al vigente hasta ahora (FROB I y II), hay más que indicios de que el tamaño de la reconversión acabe equiparado al del realizado en la época Salgado-Fernández Ordóñez. ¿Por qué entonces exagerar? ¿Para parecer más altos? ¿Para reiterar la manoseada cantinela de lo fatal o muy mejorable que era la herencia recibida?

La gran incógnita de esta reforma estriba en si será suficiente. La recesión, ¿deteriorará los activos inmobiliarios en manos de la banca más deprisa que su ritmo de saneamiento? Los pisos, terrenos y créditos a promotores en el activo ascendían en junio a 323.000 millones: aunque de ellos solo 175.000 eran problemáticos, aquel total era casi exacto al de 2007, pese a las campañas de ventas de pisos bancarios. De modo que, o siguen asomando a los balances nuevas unidades (problemáticas en parte) o la banca está refinanciándolas para mantener artificialmente su valor de adjudicación y no exhibir pérdidas. O ambas cosas.

El plan ni es tanto en tamaño ni tan calvo en ayudas públicas. “El PP no va a dar dinero a los bancos” (Rajoy en el debate televisado del 7 de noviembre). “Estableceremos un procedimiento que no sea gravoso para el contribuyente” (a Efe, el 10 de enero). ¿Coste para el contribuyente? “En principio, nada” (Montoro a Abc el 15 de enero). “Su coste deberá ser ser asumido en su totalidad por el sector financiero” (Real Decreto Ley 2/2012).

No es exactamente así.

Habrá ayudas públicas. Se verá si se recuperan o si incurren en costes que castiguen al contribuyente. El apoyo crediticio del FROB III en forma de cocos (bonos que reciben un alto interés pero pueden ser convertidos en acciones muy devaluadas) puede incluso generar beneficios al Tesoro, como hasta ahora, si todo sale bien. Para ello el Gobierno le prestará otros 6.000 millones (ya dispone de 9.000).

Ello entraña ya un coste de oportunidad, cuatro décimas de nueva deuda pública, que podrían direccionarse a otros objetivos. Y un riesgo —aún no coste—, materializable si esos bonos se trocan en acciones. Para no ir muy lejos, una emisión de Caja Madrid del verano de 2009 cotiza con pérdidas superiores al 45%. A lo mejor no es muy grave y serían asumibles. Pero tampoco hacía falta enmascarar el apoyo público y su riesgo. ¿O sí?

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