Los trabajadores de Astilleros cortan el tráfico en Sevilla para protestar por el cierre
La empresa solo cuenta con dinero para pagar las nóminas de este mes y prepara su liquidación.- Tras los cortes a primera hora, continúan encerrados en las instalaciones
Tras el corte del tráfico en la carretera de la esclusa del puerto de Sevilla que ha durado unas cuatro horas, los trabajadores de astilleros han vuelto a encerrarse en las instalaciones fabriles como protesta por la posibilidad de que pueda producirse un inminente cierre de la factoría, en la que trabajan unas cien personas.
Tras celebrar una asamblea en el interior de las instalaciones en torno a las siete de la mañana, donde los trabajadores estaban encerrados desde el pasado viernes, la práctica totalidad de la plantilla salió a la carretera de la esclusa con la intención de iniciar una marcha interceptada por los agentes de la Policía Nacional presentes en la zona. Ante la situación, decidieron quedarse a 50 metros y cortar la carretera de la esclusa. Se han quemado neumáticos y contenedores y han montado barricadas.
La protesta ha tenido lugar bajo la vigilancia de varias dotaciones de la policía que se han desplazado a la zona, sin que hayan intervenido para desalojarlos. "Nos están tirando botes de humo y bolas y nosotros les estamos tirando piedras, cohetes y petardos", ha dicho un trabajador presente. Un portavoz del comité de empresa ha informado de que los trabajadores también han quemado una furgoneta y piensan continuar con la protesta hasta que las autoridades de la Junta de Andalucía atiendan sus peticiones para solucionar la situación de crisis de la empresa. "Hacemos estas movilizaciones ante la indignación de los trabajadores por la falta de solución y ante la falta de comunicación con la Junta, pues no se han puesto en contacto para nada con nosotros", han indicado fuentes del comité de empresa.
El pasado jueves la Junta comunicó a UGT y CCOO el cierre inminente del Astillero de Sevilla ante la imposibilidad de encontrar financiación para acometer la carga de trabajo pendiente o un inversor que se hiciera cargo de la factoría. El cierre de la empresa, que está en concurso de acreedores desde hace casi un año, supondrá el despido de unos 80 trabajadores fijos y otros 20 de las empresas auxiliares, que desde mayo, cuando concluyó un ERE de suspensión temporal de empleo, se incorporaron a labores de mantenimiento.
Ante las dificultades económicas de la atarazana sevillana, que pasó a manos privadas en 2006, la Junta hace dos años asumió el control para intentar buscar a un inversor o la financiación necesaria para reactivar las carga de trabajo, pero ha sido imposible y los administradores concursales han instado la liquidación de la factoría.
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