Primer paso para urbanizar El Cañaveral
El Ayuntamiento de Madrid y la Junta de Compensación sientan las bases para la edificación del futuro barrio
El Ayuntamiento de Madrid y la Junta de Compensación de El Cañaveral (integrada por el consistorio y por los propietarios del terreno) han acordado un convenio de gestión que permitirá la puesta en marcha de la primera etapa de las obras de urbanización del futuro barrio, situado en el distrito de Vicálvaro, al sureste de la capital.
Tras la aprobación del convenio por parte de la asamblea de propietarios, y su tramitación por parte del gobierno municipal, podrá autorizarse la ejecución simultánea de las obras de edificación fragmentada de la nueva urbanización. El Ayuntamiento y la Junta se reunieron la semana pasada y establecieron las condiciones para la construcción por fases, la simultaneidad de la edificación y los elementos necesarios para garantizar las conexiones entre El Cañaveral y la red metropolitana.
Aunque inicialmente estaba previsto que estos desarrollos urbanísticos se hicieran de manera global, la propia Junta de Compensación pidió al consistorio su colaboración para ejecutarlos por etapas para "agilizar los procesos de urbanización y de construcción de viviendas afectados por la crisis económica".
El proyecto de El Cañaveral está dentro del Plan General de Madrid y se aprobó en 2005. Implica la urbanización de 539 hectáreas de suelo en el que está prevista la construcción de 14.000 viviendas. Alrededor de 4.000 familias forman las nueve cooperativas del barrio y se han dejado ya unos 200 millones de euros en los 14 años de retraso que lleva el proyecto, al igual que los desarrollos de Los Berrocales o Los Ahijones.
En los últimos meses, los afectados de estos barrios fantasma han intensificado sus protestas. Además de una manifestación, que reunió el 4 de abril a 4.500 cooperativistas, desde el 30 de abril un grupo de cooperativistas acampa en la Cuesta de Moyano. Son grupos de no más de 20 personas, por exigencias de la policía. Sobre el suelo en el que debían levantarse sus viviendas solo hay un erial. A 1.700 metros del kilómetro cero también se duerme al raso, se recogen firmas y hay indignación, mucha.
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