"Europa no se puede permitir que España caiga"
Kenneth Rogoff, execonomista jefe del Fondo Monetario Internacional, cree que debe actuar para resover el problema de la deuda y no repetir los errores de Irlanda y Grecia
Kenneth Rogoff conoce bien España: cuando era ajedrecista profesional pasaba largas temporadas de torneo en torneo, en Galicia y por el Sur. Pese a que hace ya mucho que no juega al ajedrez, Rogoff -catedrático de Harvard y execonomista jefe del Fondo Monetario Internacional- visitó este martes Madrid para dar una conferencia en la Fundación Rafael del Pino y dibujó una partida complicada para la economía española -y en general para la europea-. "España es demasiado grande: Europa no se puede permitir que España caiga", dijo. Caer supondría una solución a la irlandesa o a la griega de la crisis: solicitar un plan de rescate a la UE y al FMI.
En el caso de Grecia e Irlanda, e incluso de Portugal, el economista estadoundiense va aún más lejos de lo que han ido por ahora sus Gobiernos: "Parece difícil impedir que haya algo parecido a una reestructuración de la deuda porque esos países están en grandes dificultades, con niveles de deuda prácticamente sin precedentes históricos. Es inevitable que haya una reestructuración, aunque sea encubierta".
España es diferente. "El problema de España es manejable: eso sí, debe ser manejado. Hay que actuar. España debe limpiar parte de la deuda privada e impedir que se transforme en deuda pública, como ha sucedido en Irlanda. El caso irlandés es la norma: en caso de crisis financiera, sucede que las deudas privadas acaban convirtiéndose en deudas públicas. Dublín garantizó la deuda de todos sus bancos y España no puede repetir ese error". Rogoff ve problemas con el endeudamiento "de las cajas y tal vez de los municipios y algunas regiones". "Ahora mismo el problema es manejable; sin embargo, si el Estado asume que debe hacer frente a todos los problemas, dejará de serlo", avisa, antes de citar los inevitables problemas de competitividad y de dar su receta: "España necesita reformas. El problema de la deuda nunca desaparece con rapidez. Hay que mejorar el mercado laboral y en general la competitividad, en un entorno de crecimiento lento. Y eso no va a ser agradable", dijo citando los ocho siglos de crisis similares que recoge su libro con Carmen Reinhart, Esta vez es diferente.
La clave es Bruselas, tal vez Berlín. "Europa debe decir que la línea, el límite, la frontera [de los problemas] es España, que la crisis no va a pasar de ahí. Porque si se traspasa esa línea luego vendrían Bélgica, Italia... Y sería imposible prever dónde se detendría la crisis. Aunque no creo que los alemanes hayan acabado de digerir eso", advirtió.
Europa no es el único problema. Rogoff, atendiendo a la experiencia histórica, augura problemas de crecimiento en los países más endeudados y una oleada de suspensiones de pagos: siempre ha sido así. Japón presenta grandes problemas en ese sentido: tiene una deuda enorme, apenas crece y la demografía tampoco ayuda. Pero es que ni siquiera Estados Unidos está a salvo: la deuda norteamericana está al nivel posterior a la Segunda Guerra Mundial. "Estados Unidos va a tener una crisis importante. Eso sí: es imposible decir cuánto", aseguró en un alarde de humildad al que nos tienen poco acostumbrados los grandes economistas. "Esta vez no es diferente: los problemas de los próximos años van a ser muy, muy parecidos a las resacas de otras grandes crisis. La historia está ahí. Tal vez con una excepción: China. Pero quién sabe", cerró ante un auditorio lleno para ver a un economista explicando una crisis difícil. O tal vez a un ajedrecista ante una partida complicada.
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