El comité logra un acuerdo con la dirección de Metro para terminar con la huelga

Finalmente, tras varias semanas de negociaciones y enfrentamientos, el comité de huelga que representa a los trabajadores de Metro de Madrid ha alcanzado un acuerdo con la empresa para terminar la huelga. Aunque la decisión tiene que ser todavía ratificada por los trabajadores en asamblea, el acuerdo anula automáticamente las convocatorias de paros que había previstas para septiembre. En las reuniones del lunes se votará también si se mantienen los paros de la semana que viene.

El acuerdo, firmado por cuatro de los cinco grupos sindicales que forman el comité de huelga (todos menos Solidaridad Obrera), llega después de tres semanas de protesta de los trabajadores, inconformes con la decisión del Gobierno regional, encabezado por Esperanza Aguirre, de rebajar un 5% los salarios de todos los trabajadores públicos, independientemente de que fueran o no funcionarios (Ley de Medidas Urgentes de la Comunidad de Madrid). Finalmente, tras arduas negociaciones, ambas partes han acordado que la rebaja será del 1% (con carácter retroactivo respecto del mes de junio) y que, el resto del presupuesto que la empresa tiene que recortar (7,9 millones de euros) se obtendrá de otras partidas del apartado de personal, como son viajes, formación, transporte nocturno, horas extraordinarias y complementarias.

Si la asamblea ratifica el acuerdo, serían aproximadamente 20 euros menos por cada 2.000 euros de media. Además, los directivos de la empresa pasarán a cobrar entre un 8 y un 15% menos, que es lo que estaba previsto en un primer momento en la ley. El acuerdo al que se ha llegado hoy incluye, además, que se especificará en las nóminas el descuento en un rubro aparte, a cuenta de la Ley 4/2010. Los sindicatos esperan con esta medida seguir presionando para que finalmente la rebaja quede en un 0%, esto es, que la Comunidad anule su decisión de bajar los salarios.

En la reunión, que ha durado más de cinco horas y media, no se ha llegado a un acuerdo en lo que a los expedientes de huelga se refiere (que afectan a entre 900 y 2.000 trabajadores, según la cifra que ofrecen, respectivamente, la empresa y los sindicatos).

El fin de un conflicto salvaje

La decisión de hoy pone fin a una huelga que comenzó el pasado 28 de junio. La máxima de que un convenio es intocable fue la que les llevó a la huelga. Tras una primera jornada de protestas que a penas tuvieron repercusión pública (la Comunidad estableció los servicios mínimos en el 50%), los trabajadores decidieron ir a más. Los días 29 y 30 no hubo ningún tipo de servicio, provocando un tráfico infernal en la ciudad y largas colas de espera para utilizar los autobuses de la EMT y el servicio de Cercanías de Renfe, alternativas al metro. La Comunidad, además de abrir expedientes administrativos a todos los trabajadores que secundaron las jornadas de paros, por considerarlos ilegales, llegó a buscar un servicio de autobuses privado en caso de que los empleados siguiesen con esta actitud de enfrentamiento.

Los trabajadores decidieron, después de cinco días de protesta, relajar su postura, y en las siguientes jornadas volvieron a cumplir los servicios mínimos. Esto propició diferentes reuniones entre el comité de huelga y la dirección de la empresa en días sucesivos.

Metro y sindicatos alcanzaron un principio de acuerdo hace una semana sobre cómo recortar 4,5 millones de los 7,9 previstos dentro de la partida de gastos de personal, que asciende a 367,3 millones en los Presupuestos de 2010. La empresa ha permitido que parte de ese dinero salga de los descuentos en las nóminas de los trabajadores que secundaron la huelga (unos 150 euros por empleado y día), lo que supondrá entre 1,5 y 2,5 millones de euros de ahorro, según distintas estimaciones. También incluyeron rebajas en horas extraordinarias, bajas de mayores de 65 años que se quedan sin cubrir, gastos de viaje, dietas y cursos de formación, en pólizas de seguro y en la reducción de las remuneraciones y las primas a los directivos, para los que la ley prevé rebajas de más del 8% de las nóminas. El último escollo eran los salarios de los trabajadores, particular sobre el que acaban de llegar a un preacuerdo.