Jérôme Kerviel: "Donde trabajaba todo se oía y todo se veía"
El hombre que hizo perder 5.000 millones a Societé Générale, ante el juez.- Tras pasar un mes en la cárcel, el operador trabaja ahora en una empresa informática en las afueras de París
Jérôme Kerviel, el operador de bolsa más famoso de Francia, el trader que hizo perder en enero de 2008 casi 5.000 millones de euros a Societé Générale a base de una cadena de operaciones bursátiles hipermillonarias sin red, comparece esta mañana ante un tribunal de París y encara una pena de cinco años y una multa de 375.000 euros. Y ante el juez aseguró que sus jefes estaban al corriente de sus manejos. "En la oficina de cambio, estábamos a 50 centímetros unos de otros: todo se veía, todo se oía", manifestó.
Kerviel, que respondió también a preguntas sobre su trabajo ("llegaba a las siete de la mañana y me iba a las doce de la noche") y su condición ("no soy un genio, soy un operador normal"), añadió que actuó así, arriesgando mucho, impulsado por los "ánimos de sus superiores".
El juicio, que durará unas tres semanas y en el que comparecerán más de 40 testigos, deberá aclarar, sobre todo, una cuestión: si Kerviel -convertido desde el primer día en el símbolo de la crisis financiera que estrangula el mundo- , actuó en solitario sobrepasando todos las normas y permisos-como sostienen los responsables de Société Générale-, o con la connivencia tácita de sus jefes.
De cualquier forma, Kerviel no se llevó un euro. Tras pasar un mes en la cárcel en 2008, trabaja ahora en una empresa informática en la afueras de París y cobra al mes 2.300 euros. Desde hace varias semanas, ha explicado públicamente su versión varias veces en la televisión, en la radio, y en un libro con muy buenas ventas, El engranaje, memorias de un trader. Asegura que se sentía obsesionado completamente por su trabajo. "Me metí en una espiral en la que me encerré sin poder salir".
La tesis de la defensa, comandada por Olivier Metzner, el famoso abogado penalista francés que defendió a Dominique de Villepin en el caso Clearstream, está clara: Société Générale es responsable del hundimiento porque estaba al tanto de los paseos por la cuerda floja financiera de su empleado, reducido a ser el chivo expiatorio del desastre.
Por su parte, la empresa exige un castigo ejemplar para un tipo que "sobrepasó todos los límites. ¿Qué buscaba? "Podría ser la obtención de una bonificación inmensa o la necesidad de narcisismo o notoriedad", asegura el abogado de Société Générale.
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