El sueño americano del IESE, a punto de cumplirse

En el centro de Manhattan. En pleno corazón neoyorkino. Ahí ha desembarcado la escuela de negocios IESE. Aún se están dando los últimos retoques al edificio, una construcción de siete plantas que data de 1916. Tras la rehabilitación que ha llevado a cabo la escuela, el edificio cuenta con 2.322 metros cuadrados repartidos en siete plantas, que albergan dos aulas grandes, siete salas de trabajo, 26 despachos, un auditorio y un espacio polivalente. Pero ya se ultiman las primeras clases. En verano comenzarán algunos programas y poco después (previsiblemente en octubre) llegará la inauguración oficial. Esperan acoger hasta a 4.000 alumnos al año.

Saben que el mercado estadounidense de escuelas de negocios es complejo y está saturado. Aún así, confían en que lo que ofrecen es diferente. Para empezar, son la primera escuela europea que se instala en esta ciudad. "Somos una escuela global, que enseña desde el punto de vista internacional, algo que no ocurre en las escuelas de EE UU, que se centran en empresas de allí. Además, nuestro sistema es de enseñanza personalizada. Creemos que tenemos un hueco interesante", asegura confiado el director general de IESE, Jordi Canals. Esperan facturar seis millones de dólares en sus primeros tres años allí.

A pesar de tener su propio centro, IESE mantendrá sus acuerdos con Harvard. No cree que la universidad americana se tome su sede neoyorkina de West 57th Street como un desafío. "Somos como una hormiga al lado de Harvard, que es todo un elefante", bromeó. Simplemente, justifica, se dirigen a un público diferente y muy concreto, que busca un modelo de educación para directivos diferente al que habitualmente se encuentra en el país norteamericano. Además, prevén albergar un centro de investigación sobre empresas y relaciones público-privadas y aprovecharán las instalaciones para impartir módulos de los programas del IESE de otros países en Estados Unidos. "En diez años se quedará pequeña la escuela", asegura entre risas Canals.