El Santander unifica sus marcas en las 1.300 oficinas del Reino Unido
La entidad quiere aprovechar su fortaleza frente a la crisis de los competidores británicos
Es habitual que los gestores digan que las crisis ofrecen oportunidades. Parece una frase de manual, que pocos creen, pero esta puede ser una ocasión de demostrarlo. El Santander cree que "la crisis financiera es el momento adecuado para adoptar una marca única en el Reino Unido", según Antonio Horta-Osório, máximo responsable del banco en ese país. A principios del próximo año, las 1.000 oficinas del Abbey y del recién adquirido Bradford & Bingley cambiarán sus rótulos por los del Santander. Más adelante, lo harán las 300 sucursales del otro banco comprado, Alliance & Leicester.
Este proceso se hará en paralelo a la integración de los sistemas tecnológicos porque el objetivo es que todos los clientes puedan utilizar indistintamente cualquier oficina. Según Horta-Osorio, los clientes valoran la fortaleza financiera del Santander "en un momento en el que tres de los cinco grandes grupos británicos -Lloyd`s, HBOS y Royal Bank of Scotland- han sido nacionalizados por sus problemas financieros". La entidad invertirá 14,5 millones de euros en la operación de fusión de marcas. No obstante, ha prometido al mercado que en los tres próximos ejercicios ahorrará 208 millones de euros en gastos generales, incluyendo los gastos de la plataforma tecnológica. Tras esta operación, de las 14.200 oficinas del grupo, todas llevarán la marca Santander menos 4.682, que son las de Banesto, el Sovereign de Estados Unidos y el Banco Real de Brasil.
El Santander ha tomado esta decisión después de conocer muy bien el mercado británico. Al margen de las últimas compras de Bradford & Bingley y Alliance & Leiscester, que le han costado unos 2.000 millones de euros, el Santander entró en el Reino Unido tras adquirir el que era el sexto banco, Abbey Nacional, en octubre de 2004. Pagó 13.500 millones de euros de aquella fecha. La entidad presidida por Emilio Botín amplió un 32% su capital para hacer frente a esta adquisición que, según muchos analistas del momento, era de tal envergadura que podía haber truncado el futuro del grupo.
Abbey supuso una rebaja del capital del Santander hasta límites preocupantes para el Banco de España y se vio obligado a reducir plantilla en más de 2.000 empleados y vender la unidad de seguros para rentabilizar la compra. Pero digirió el sapo y la jugada le salió bien. Se convirtió en el banco número 10 del mundo. Hoy, casi cinco años después, y en mitad de una crisis financiera sin precedentes, la entidad cántabra es la número uno del globo por beneficios, en parte, gracias al empuje del sus filiales en el Reino Unido.
En el primer trimestres del año, y teniendo en cuenta las adquisiciones de Bradfortd & Bingley y Alliance & Leicester, el Santander ha ganado en el Reino Unido 409 millones de euros, un 58% más y un 32% más si sólo se tiene en cuenta la evolución del Abbey. Pese a la crisis que vive la economía británica, con un paro del 9%, supone el 16% del beneficio del grupo Santander y el 31% del total de créditos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.