99.000 millones para reactivar la economía
El presidente de EE UU anuncia un paquete de incentivos fiscales como la devolución de impuestos e incentivos para la inversión
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se ha mostrado hoy partidario de poner en marcha un paquete de medidas fiscales por importe de 145.000 millones de dólares (unos 99.000 millones de euros) para reactivar la economía de la primera economía del mundo. Bush ha defendido públicamente la necesidad de crear un paquete de medidas urgentes para evitar que la economía estadounidense entre en recesión, como temen los expertos, y ha asegurado que debe incluir varias medidas fiscales, como devolución de impuestos e incentivos para la inversión.
El presidente estadounidense recoge el testigo del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, quien ayer mismo, insistió en la urgencia de tomar medidas para reactivar la economía, aunque solicitó que el plan no sea a muy largo plazo, para no perjudicar el déficit presupuestario del país.
De esta manera, Bush ha ofrecido una serie de ideas para apuntalar la frágil economía estadounidense, mientras avanzan sus conversaciones con un Congreso liderado por los demócratas sobre un plan para evitar una recesión alentado por las palabras de ayer del presidente de la Reserva Federal en las que alentaba a generar nuevos estímulos para evitar la tan temida recesión de la primera economía del globo.
En su alocución, Bush ha coincidido en que el plan debe ser "temporal", aunque tiene que ser puesto en marcha "de inmediato", ante la constancia del daño que está haciendo a la economía la crisis inmobiliaria, la restricción del crédito y el alto índice de desempleo.
Peligro de recesión
En Estados Unidos ha surgido un consenso sobre la necesidad de aprobar un plan de rescate para una economía que se ha visto fuertemente afectada por la crisis inmobiliaria y crediticia y un aumento de los precios del petróleo, tal y como reclamó ayer el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke. Sin embargo, aún tienen que desarrollarse los detalles.
En los últimos días, varias firmas de inversión han anticipado que el crecimiento del país en el último trimestre del año cayó del 4,9% al 1%, y han advertido de que la economía puede entrar en recesión a lo largo del 2008.
Para evitarlo, Bush cree que debe ponerse en marcha un plan de medidas de reactivación que, al menos, suponga el 1% del Producto Interior Bruto (PIB), lo que supone en torno a 145.000 millones de dólares, unos 99.000 millones de euros.
Este plan debe contar, en su opinión, con incentivos fiscales para que los negocios hagan nuevas inversiones, así como la devolución de impuestos para los particulares, aunque no especificó de cuánto debía ser el cheque que reciba cada familia.
En el año 2002, cuando el país estaba sufriendo todavía los efectos de la recesión del 2001 y de los ataques terroristas, el Gobierno estadounidense aprobó una medida similar, que permitió a cada cabeza de familia recibir 600 dólares, o 300 si no tenía carga familiar.
"Si dejamos que los estadounidenses se queden con algo de dinero (de los impuestos), ello hará que aumente el consumo", dijo Bush, quien animó al Congreso a ponerse a trabajar en el plan de inmediato para que "nuestra economía siga creciendo y creando empleos".
Medidas fiscales
La Casa Blanca y el Capitolio están abordando un paquete de hasta 150.000 millones de dólares (unos 101.200 millones de euros), según fuentes familiarizadas con la cuestión que hablaron bajo la condición del anonimato. Las medidas incluyen descuentos fiscales para familias y compañías, y gastos para ayudar a los más desfavorecidos a capear el temporal.
Bush, tal y como tenía previsto, ha hablado sólo en términos generales sobre qué tipo de paquete de estímulo fiscal le gustaría que se desarrollara. Tras su comparecencia, visitará una fábrica en Frederick, Maryland, y volverá a tratar el tema económico.
Por lo que respecta al estímulo fiscal reclamado por Bernanke, la máxima autoridad monetaria del país afirmó ante un comité en el Congreso que cualquier medida debería poder entrar en vigor rápidamente.
Los sombríos datos conocidos esta semana sobre ventas al por menor y acerca del atribulado sector inmobiliario han reforzado las preocupaciones sobre la salud de la economía. En Wall Street, los temores se vieron reflejados en un declive de 307 puntos en el Dow Jones ayer jueves.
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