La deuda de las familias marca otro máximo histórico en el primer trimestre
Los préstamos a largo plazo concentran la mayor parte del endeudamiento, que se sitúa en en 525.573 millones
El endeudamiento de las familias españolas marcó un nuevo máximo histórico en el primer trimestre de 2004 al situarse en 525.573 millones de euros, lo que supone un incremento del 17,1% en relación al mismo periodo del ejercicio anterior, según datos del Banco de España.
De esta manera, se mantiene la aceleración de la deuda de los hogares, que ha aumentado un 154% en el conjunto de los siete últimos años debido fundamentalmente, según expertos, a la bajada de tipos de interés y a la subida del precio de la vivienda, así como al crecimiento de la renta disponible.
No obstante, la riqueza financiera neta de las familias aumentó un 14% en el primer trimestre del año, hasta los 753.476 millones, sobre todo por la recuperación de los activos en acciones y participaciones en fondos de inversión.
La deuda financiera de las familias creció fundamentalmente por el incremento de los préstamos a largo plazo (un 20,3% más que en el primer trimestre de 2003), que se situaron en 437.315 millones de euros. Asimismo, los préstamos a corto plazo aumentaron un 4,5%, hasta los 24.800 millones, mientras que los créditos comerciales y anticipos sumaron 39.890 millones (un 4,7% más) y el resto de cuentas pendientes de pago llegó a 23.567 millones (prácticamente igual que en el pasado ejercicio).
Aumentan los activos financieros
Por su parte, los activos financieros de las familias españolas aumentaron un 15,2% en los tres primeros meses de 2004 respecto al mismo periodo del año anterior, situándose en 1.279.050 millones de euros. Esta recuperación de los activos se debió fundamentalmente al incremento registrado en acciones y participaciones en fondos de inversión, que se situaron en 489.423 millones de euros (un 27,7% más que en el primer trimestre de 2003).
Igualmente, tanto el dinero en efectivo y depósitos en manos de las familias como las reservas técnicas de seguro (seguros de vida y para siniestros, y fondos de pensiones) aumentaron un 6,7% y un 9,8%, alcanzando los 510.888 millones y 194.997 millones, respectivamente.
Como resultado de la recuperación de los activos, la riqueza financiera neta de las familias aumentó un 14% en el primer trimestre de este año respecto a igual periodo del ejercicio anterior, situándose en 753.476 millones de euros.
Según el Banco de España, el endeudamiento de las familias españolas en relación a su renta bruta disponible se ha duplicado en la última década, pasando del 45% a principios de los noventa hasta alcanzar el 90% en 2003.
Superior a la media de la UE
Con este incremento, los hogares españoles, que partían de un grado de endeudamiento muy inferior al de la media de los países de la zona euro, la ha sobrepasado en muy breve espacio de tiempo, aunque mantienen todavía registros considerablemente menores a los de Estados Unidos o el Reino Unido.
Los cambios del comportamiento financiero de las familias durante la última década se insertan en un contexto macroeconómico muy favorable a las decisiones de gasto de los hogares, como consecuencia de los efectos inducidos por el proceso de incorporación a la Unión Monetaria que aunaron mejoras en la renta esperada, abaratamiento de los costes de financiación e incremento de la riqueza.
La tasa de ahorro mostró una tendencia descendente durante la segunda parte de la década que llevó a un mínimo ligeramente superior al 9% de la renta bruta disponible durante 2001, cuando inició una leve recuperación.
El "motor" principal del creciente endeudamiento ha sido, según el organismo emisor, la fuerte expansión de la financiación para la adquisición de viviendas, normalmente con hipotecas contratadas a tipos de interés variable (este tipo de créditos suponen el 60% del total).
No obstante, al mismo tiempo se ha producido un importante aumento de la riqueza de las familias, tanto en activos reales, mediante la adquisición y revalorización de viviendas, como en activos financieros, con una pérdida de importancia relativa del efectivo y los depósitos bancarios y un incremento de los instrumentos negociables (acciones, participaciones en fondos de inversión y, en menor medida, reservas técnicas de seguros).
De esta manera, los activos de renta variable han duplicado su peso relativo en la cartera de las familias, hasta el punto de equiparar aproximadamente la participación del efectivo y los instrumentos de renta fija.
Por todo ello, las rentas de capital de las familias se han hecho menos sensibles a las variaciones de los tipos de interés, cuya influencia sobre las rentas familiares se ha debilitado considerablemente, aunque en contrapartida se incrementa de forma sustancial la exposición directa a las variaciones en los precios de los activos reales y financieros.
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