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Expertos en Hacienda Pública creen que hay un "déficit oculto" por encima del 1,5%

Los prestamos a sociedades como el GIF y la asunción de deuda de entidades como RTVE no se contabilizan como gasto

La falta de transparencia en las cuentas públicas cuestiona la credibilidad del superávit que ha presentado el Gobierno e incluso la de los propios presupuestos generales del Estado. Varios expertos en Hacienda Pública aseguran que se está incurriendo en un "déficit oculto" que cifran por encima del 1,5% del PIB.

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Expertos como el ex director de la Oficina Presupuestaria, José Barea; el profesor de Economía de la Universidad Carlos III Maurici Lucena o el portavoz del PSOE en la comisión de presupuestos, Francisco Fernández Marugán, han coincidido en señalar la existencia de este déficit oculto, que lleva a hablar de "dos presupuestos" diferentes, uno oficial, el que se presenta con superávit y otro real, en el que se recurre a dos técnicas para ocultar esa deuda.

La primera técnica que se utiliza para ocultar la deuda es gastar sin contabilizar como gasto. La forma que se utiliza es muy sencilla: se gasta, pero lo que se gasta se contabiliza como préstamos a sociedades creadas para ocultar esa deuda o como inversión en ellas (cualquier cosa menos "gasto"). Esta primera técnica, la de las "partidas sacadas del presupuesto" supone un déficit oculto en torno al 1% o 1,5%.

Está técnica se está utilizando en tres líneas fundamentales: Primero, la que se denomina de proyectos de tecnología avanzada de la industria militar, en la que se gasta pero no se contabiliza. Segundo, obras hidráulicas, en las que infinidad de empresas intermedias reciben fondos con la apariencia de préstamos. Y tercero, el Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF) que hasta el año 2002 (es decir, de forma acumulada) tenía partidas que sumaban en torno a 15.000 millones de euros.

La segunda técnica de ocultación es la del aval a empresas públicas en pérdidas. Esto significa que se avala lo que pierden los organismos públicos, o lo que es lo mismo, el Gobierno asume que pagará las deudas de esas empresas tarde o temprano. En cualquier caso, avalar esa deuda significa responsabilizarse de ella (endeudarse, aunque el Gobierno tampoco contabiliza eso como deuda, con lo que se permite el publicar un supuesto "equilibrio presupuestario").

Una de las empresas en las que se hace esto es RTVE. La deuda de Radio Televisión Española es de más de 6.000 millones de euros. Si esa deuda se suma a la de otros organismos como AENA, se puede hablar de un endeudamiento adicional de otro 0,5%.

La suma del endeudamiento que se oculta y del superávit que se presenta dejaría unas cuentas públicas que en realidad tienen un déficit de en torno al 1,5%.

Opacidad estadísitica

La falta de transparencia del Gobierno está en las cuentas públicas pero no sólo en su aprobación, sino que el "apagón estadístico" tiene mucho más recorrido, afecta a las demás fases de la vida de las cuentas públicas. Por ejemplo, la elaboración de previsiones económicas, que se plantean con unas tasas de crecimiento exageradas con las que se transmite que también aumentará mucho el gasto público. Eso luego no ocurre. Una cosa es lo presupuestado y otra lo ejecutado.

Esta estrategia afecta también a la ejecución de los presupuestos. Una vez aprobados se modifican durante el curso político (mediante créditos extraordinarios, ampliaciones, etc.) sin discusión parlamentaria. Por último, también afecta al control y la liquidación de esas cuentas. El Tribunal de Cuentas lleva un retraso de tres años en la publicación de su informe definitivo sobre la liquidación presupuestaria.

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