Dimite el consejero delegado de FIAT mientras se debate la renovación de su cúpula
El presidente mantiene su puesto de momento
El consejero delegado del grupo automovilístico italiano Fiat, Gabriele Galateri, ha presentado hoy su dimisión al consejo de administración, que se reúne esta semana con el fin de acometer una renovación de la cúpula directiva, incapaz de hacer frente a la mayor crisis de la historia de la joya de la corona de la industria italiana.
La reunión del consejo, que se ha prolongado durante siete horas, se ha desarrollado en medio de un frenesí de especulaciones sobre el futuro de la empresa, inmersa en una grave crisis por el descenso de las ventas, a la que ha decidido hacer frente con el recorte de 8.100 empleos. Entre dichos rumores, el principal sostenía que el presidente de Fiat, Paolo Fresco, dejaría su cargo junto con el consejero delegado. No obstante, esta dimisión no ha sido confirmada, si bien no se descarta que se pudiera producir más adelante. La empresa tiene previsto anunciar su nuevo equipo dirigente el próximo jueves.
Sustitutos
La crisis en la directiva del mayor grupo industrial de Italia era tan evidente y los rumores tan intensos, que ya hoy todos los medios italianos adelantaban la dimisión de ambos mandatarios e incluso la identidad de sus sustitutos, Gianluigi Gabetti, que reemplazaría a Fresco, y Enrico Bondi, relevo de Galateri. Sin embargo, la compañía no ha confirmado este extremo.
De forma simultánea a la reunión celebrada en Turín, Umberto Agnelli, hermano del gran patrón de Fiat, Gianni Agnelli, aquejado de una grave enfermedad, ha viajado a Roma para entrevistarse con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que ha descalificado recientemente la gestión del presidente y del consejero delegado de la empresa.
En esta situación, las especulaciones sobre el futuro de Fiat se suceden sin tregua, con la difusión de diversas hipótesis para salvar la crisis. Una de esas posibilidades remite a un eventual acuerdo con Volkswagen para gestionar conjuntamente un consorcio integrado por la marca Alfa Romeo y las emblemáticas Maserati y Ferrari, de la que los alemanes adquirirían el 49 %.
Este extremo obligaría a la compañía italiana a renegociar el pacto, sellado con un intercambio de acciones, que firmó en marzo de 2000 con General Motors, según el cual el coloso estadounidense podría ejercer una opción global de compra a partir de 2004.
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