Argentina afronta el 'decretazo bancario' entre llamadas a la calma del Gobierno

El decreto del Gobierno que limita la retirada de dinero en efectivo y las transacciones al exterior ha comenzado a regir hoy con su publicación en el Boletín Oficial de Argentina. El presidente, Fernando de la Rúa, ha expresado su esperanza en que estas medidas "traigan tranquilidad a los mercados", mientras que analistas bancarios y la oposición consideran que el decretazo bancario acentuará la recesión. Aunque la Bolsa lo ha acogido positivamente, el riesgo país ha vuelto a dispararse y los bancos han sufrido una avalancha de clientes temerosos y enojados.

De la Rúa se ha esforzado hoy por llevar tranquilidad a la población argentina, temerosa de una pérdida de valor de sus activos financieros o de una devaluación. "Se está resguardado el patrimonio, los ahorros y los depósitos de todos", ha señalado.

"Las medidas se tomaron precisamente para protegernos frente a las incertidumbres y maniobras que conocimos el viernes y que no deben volver a repetirse", ha destacado en declaraciones a los periodistas reunidos en la Casa de Gobierno. Entre 400 y 700 millones de dólares salieron de los bancos el viernes pasado cuando los rumores de congelación de los depósitos crearon pánico entre los ahorradores.

El regreso de la confianza

"Los inconvenientes que puedan crearse se irán superando", ha apuntado el mandatario argentino, que ha pedido "buena voluntad y comprensión" por parte de "la gente" ante estas nuevas medidas económicas. "Lo importante es que vuelva la confianza y que preservemos el patrimonio de los argentinos y, especialmente, de los que menos tienen, los que cobran salarios y jubilaciones, que se pagarán íntegramente", ha sostenido.

Argentina concluyó el viernes la primera fase de la refinanciación de la deuda, al canjear unos 50.000 millones de dólares en bonos, más de la mitad del endeudamiento global en títulos, con una reducción del 11 al 7% en el interés a pagar y un plazo de gracia de tres años para amortizar el capital.

En este contexto, el jefe del Estado argentino ha acusado a "algunos buitres dentro del país" de haber generado el pasado viernes la complicada situación que llevó al Gobierno a tomar las últimas medidas adoptadas.

El decreto 1570, que tendrá vigencia hasta que finalice la operación de canje de deuda, consta de diez artículos y fue firmado por el presidente Fernando de la Rúa, por el jefe del Gabinete, Chrystian Colombo, y por los once ministros argentinos.

El decretazo prohíbe la retirada de más de 250 pesos (igual cantidad de dólares) por semana ó 1.000 dólares mensuales de cualquier cuenta bancaria y las operaciones "activas" en moneda nacional, que sólo se podrán realizar en moneda estadounidense, sin que las entidades puedan cobrar comisión.

Miedo a una mayor recesión

Por su parte, la oposición argentina ha calificado la disposición de "error". El diputado justicialista Oscar Lamberto ha adverido que esta situación "va a generar mucho más malhumor del que ya hay" entre la población.

Tampoco los analistas han aplaudido la medida y consideran que el límite de retirada de dinero acenturá una caída del Producto Interior Bruto (PBI) en los próximos meses. Los sindicatos han expresado su temor a que profundice la depresión económica por una mayor caída del consumo y a que se dispare la tasa de desempleo

No obstante, mientras que el riesgo país argentino, medido por la entidad financiera JP Morgan, ha alcanzado hoy en la apertura los 3.419 puntos, 87 puntos puntos más que en el cierre del pasado viernes, con un alza del 2,4%, a media mañana mostraba una tendencia a la baja, hasta los 3.406, con un alza de 1,98%.

Por su parte, el índice Merval de acciones líderes de la Bolsa de Buenos Aires subía 3,4%, hasta los 209,35 puntos en la media sesión de hoy, lo que ha animado a la Bolsa española.

Mientras tanto, los bancos de Argentina han sufrido una avalancha de clientes. En este ambiente, un joven argentino, Matías Bello, que estaba desesperado por no poder pagar sus deudas económicas se ha pegado un tiro en la boca frente a un grupo de periodistas a los que había convocado para registrar su suicidio.