"Es grotesco que Alicia vaya a Madrid a pedir dinero para Mas"
Aleix Vidal-Quadras (Barcelona, 1945) es vicepresidente del Parlamento Europeo y expresidente del Partido Popular en Cataluña (1990-1996). Ha publicado el ensayo Ahora, cambio de rumbo (Planeta), sobre la actual situación política, cuya segunda edición sale mañana. Fiel a su verbo afilado y a su estilo provocador, Vidal-Quadras no se muerde la lengua y arremete contra la estrategia de su partido.
Pregunta. Usted ha calificado en su blog a Alicia Sánchez-Camacho, presidenta del PP catalán, de "madrina del secesionismo" de CiU ¿No es excesivo?
Respuesta. Ella habla del "encaje de Cataluña en España". Y eso no debe decirlo un dirigente del PP. Eso está en el esquema mental de nuestros adversarios. Es un término nacionalista. O, por ejemplo, cuando hace de intermediaria entre Mas y Rajoy por el pacto fiscal y el fondo de competitividad y el de infraestructuras. El PP no tiene que facilitar dinero para la construcción de un proyecto nacionalista. Eso que lo haga Mas. El PP catalán presenta una confusión conceptual preocupante. Lo peor que te puede pasar en este mundo es no saber qué eres. Si no lo sabes, hablas el lenguaje de tus rivales.
"El pacto fiscal es un chiste. España está amenazada de recesión y tiene problemas muy graves de déficit. Pedir un trato singular para gastar más es un disparate"
P. Pues el PP catalán está en un buen momento.
R. Es un espejismo. El PP alcanzó en 1995 [cuando él lo presidía] una presencia que ha tardado 15 años en recuperar (17 diputados frente a 18). ¡Quince años y se presenta como un éxito! Es para hacer un examen de conciencia y contrición. Perdemos 15 años y lo celebramos.
P. ¿Cree que el PP no aprovecha bien su influencia?
R. Ese es el problema y la pregunta que deberían hacerse sus dirigentes. Hay que ser humildes: estamos por debajo en porcentaje, número de votos y de ediles respecto a 1995. Es cierto que hay elementos cualitativos esperanzadores (nueve ediles en Barcelona o la alcaldía de Badalona), pero estamos donde estábamos ¿Dónde estaríamos si hubiéramos seguido el mismo camino que en 1995? Nos sorprendería.
P. ¿Qué haría usted?
R. Creo que nos equivocamos si aprovechamos la influencia solo para ayudar a CiU a sobrevivir y a fortalecer sus proyectos. Yo le pondría mis condiciones: la eliminación del 90% de las empresas públicas, el cierre de embajadas que denotan megalomanía neurótica, y que los catalanes vean respetados sus derechos lingüísticos. Y si no las aceptan, que les apoye ERC. Estos son los planteamientos que animan al electorado. Así se avanza. La política actual del PPC aprovecha la ventaja episódica. Yo prefiero la que enfoca a medio y largo plazo.
P. CiU ha cedido en parte...
R. De forma muy parcial. ¿Tiene sentido que la Generalitat alquile un piso de lujo en Manhattan? [la delegación en Nueva York]. No hay cosa más ridícula que querer ser más de lo que eres.
P. ¿Ha planteado estas reflexiones a la dirección de su partido?
R. Hace muchos meses que no tengo ningún contacto. Y eso que soy vicepresidente del Parlamento Europeo y expresidente del PP catalán. No cuentan conmigo.
P. ¿Son solo reflexiones o quiere dar un paso hacia la dirección?
R. Tengo ideas y principios y trabajo a su servicio donde sea. Pero no actuaré como una pieza suelta. Saben lo que pienso: acepto que a la dirección catalana no le interese, aunque no deja de ser curioso.
P. Sánchez-Camacho no tiene oposición. ¿Cree que sus críticas le pasarán factura en su eventual reelección como eurodiputado?
R. No me preocupa. La lista europea se hace con otros parámetros. Cuando Rajoy piense la de 2014 no creo que siga criterios menores. Ahí juegan otros elementos.
P. ¿Cree entonces que el PP arrastra esos problemas desde que usted se fue de la dirección?
R. Aznar hizo un cambio de estrategia: primero hizo una transición con Alberto Fernández Díaz como administrador y luego con Josep Piqué se creó una CiU bis. Como se iba a la desaparición, se ha rectificado. Y ahora hay un híbrido y volvemos a lo de siempre: a usar el lenguaje del nacionalismo. Alicia debe defender una Cataluña dentro de España; donde los niños puedan ser escolarizados en castellano; donde a los empresarios no se les fría a impuestos; donde la Administración sea austera. Eso es lo que quiere la gente del PP. Debería ser beligerante contra el nacionalismo y no dedicarse a facilitarle las cosas.
P. Quizá no sigan esa senda para no dar miedo...
R. La misión de un político es que sus ideas avancen. CiU y ERC no tienen miedo de molestar. CiU impulsa sin complejos una agenda política explícitamente secesionista mientras el PP está agazapado y encogido. Un partido no es una oficina burocrática.
P. CiU y el PP comparten modelo económico....
R. Sobre el papel. CiU, en el fondo, es un partido socialdemócrata. Siempre ha sido muy intervencionista, ha engordado el sector público y ha querido controlar con subvenciones.
P. Un socialdemócrata no recortaría en sanidad.
R. Ahora lo hace todo el mundo: o se recorta o se quiebra. No es ideología: es supervivencia. La ideología se manifiesta en condiciones normales y el ejemplo lo dio Pujol. Y lo del tripartito fue patológico: Montilla debería estar en la cárcel por haber arruinado al país. Y Mas recorta de forma curiosa: baja salarios y ahorra, pero no reestructura en serio la Administración. Alicia debería obligarle a hacerlo y en cambio se va a Madrid para que le den más dinero. Es grotesco.
P. ¿Usted no hubiera votado los presupuestos?
R. Sí, pero pidiendo la supresión de empresas públicas y la privatización de TV-3. Y si no la compra nadie, se cierra. Es un pozo sin fondo. No nos la podemos permitir. Estamos en quiebra: han cerrado cientos de miles de empresas. Debemos rectificar. ¿La alternativa es que nos intervengan? Hay que tomar medidas dolorosas.
P. Y con en este panorama, ¿tendría cabida el pacto fiscal?
R. El pacto fiscal es un chiste. España está amenazada de recesión y tiene un problema muy grave de déficit. Y pedir un trato singular para gastar más... Quien pide semejante disparate ha perdido el contacto con la realidad. En lugar de sanear sus cuentas y colaborar con Rajoy, Mas quiere la independencia y el pacto fiscal. De manicomio.
P. Pues Rajoy dice que está dispuesto a hablar de ello...
R. Es un gesto suyo de extrema cortesía. Conociéndole, habrá dicho que se puede hablar como fórmula convencional de conversación civilizada. Me juego lo que quieran a que no habrá pacto fiscal.
P. El presidente del Parlamento Europeo planteará el uso del catalán, ¿le parece bien?
R. En la plaza de Sant Jaume ven un gran problema en un asunto que visto desde Bruselas es una tontería y allí nadie le va a dedicar ni cinco minutos. Tenemos un problema logístico: si se permite el catalán, pedirían lo mismo vascos, gallegos, luxemburgueses, frisones. Abres el grifo y el multilingüismo integral se descontrola.
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