El rechazo checo al Tratado del euro no inquieta a la UE
La división del Gobierno de Praga complica la ratificación del acuerdo
"Lo importante es que el nuevo Tratado sobre Estabilidad lo han aprobado 25 países de la UE, ocho de ellos de manera voluntaria". Con esta valoración, uno de los funcionarios europeos de más alto rango minimizaba el impacto del rechazo del Reino Unido y el de la República Checa. "Lo decisivo es que lo han respaldado los 17 países del euro y esto es una muy buena señal para los mercados", comenta una fuente comunitaria. El texto será firmado el próximo 1 de marzo y entrará en vigor a partir del 1 de enero de 2013, una vez lo hayan ratificado 12 Estados pertenecientes a la moneda común. El Tratado, que consagra la austeridad en la zona euro, ha recibido fuertes críticas de socialdemócratas y sindicatos.
Izquierda y sindicatos critican la falta de medidas contra el desempleo
La negativa de la República Checa no está decidida todavía. Aunque el primer ministro checo, Petr Necas, afirmó que "el texto del acuerdo no aporta nada nuevo o útil a la República Checa", precisó que "no se podía aceptar por la falta de precisión en el proceso de ratificación". Necas calificó de "extremadamente valioso el hecho de que el Tratado se haya cambiado de manera que permite poder aceptarlo en el futuro".
Los tres partidos de la coalición del Gobierno de Praga están divididos sobre si el proceso de ratificación del Tratado de Estabilidad debe hacerse a través del Parlamento o de un referéndum, un procedimiento que defiende Necas. Otra dificultad añadida es la oposición a su firma preceptiva por parte del presidente del país, el euroescéptico Václav Klaus. Por su parte, el primer ministro británico, David Cameron, manifestó que el Reino Unido "vigilará muy de cerca" la aplicación del nuevo Tratado y actuará legalmente si interfiere en los intereses de su país.
Resueltos los trámites de la aprobación del Tratado que consagra la austeridad en la UE y la modificación del fondo de rescate permanente, el llamado Mecanismo Europeo de Estabilidad, (MEDE), cuya entrada en vigor se adelanta al 1 de julio, un año antes de lo previsto, la preocupación vuelve a centrarse en Grecia. El nuevo aplazamiento de dos semanas de los acuerdos entre la banca y el Gobierno griego, por una parte, y la concesión de un segundo rescate por la UE y el Fondo Monetario Internacional, por otra, han vuelto a disparar las alarmas.
La crisis griega se vio además agravada el pasado fin de semana por la aparición de un documento próximo al Ministerio de Economía alemán en el que se pedía la creación de un "comisario europeo", lo que provocó una contundente respuesta por parte del viceprimer ministro y responsable de Finanzas, Evangelos Venizelos. Una alta fuente comunitaria indicó ayer que "un texto procedente de Alemania no tenía por qué representar la posición del Gobierno alemán" y precisó que "la canciller Merkel estaba en contra".
La preocupación también crece para Portugal, cuyos intereses de la deuda están al 17%. La misma fuente señaló ayer las diferencias que existen entre Lisboa y Atenas. "A diferencia de Grecia, que es un caso único, Portugal tiene Estado".
François Hollande, candidato socialista a la presidencia de Francia, ya ha anunciado su intención de renegociar el texto si sale elegido. Las críticas llegan también desde la Academia y los sindicatos. El Nobel Paul Krugman advirtió de que el mito de la austeridad al que se agarra la UE "es contraproducente". La secretaria general de la Confederación Europea de Sindicatos, Bernadette Ségol, explicó que la declaración acordada en la cumbre por los líderes europeos sobre crecimiento y empleo es "un montón de palabrería hueca", ya que no incluye "ni un solo compromiso" para resolver el grave problema de paro en la UE.
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