Los grandes retos del deporte español
Ahora que comienza una legislatura es buen momento para una predicción sobre las labores pendientes en materia deportiva, partiendo para ello de lo que parece un lugar común consistente en señalar que el modelo deportivo actual da muestras de agotamiento que no se solucionan únicamente con un mayor aporte económico. Adelantemos, por tanto, que el problema no es únicamente económico; es de concepto y conformación general.
Como consecuencia de esto, la primera labor es precisamente la de vertebrar un sistema deportivo que dé satisfacción al conjunto de prácticas deportivas y al conjunto de los proveedores de servicios deportivos. Es preciso saber qué tiene que hacer cada uno, cómo debe hacerlo y cómo es posible alimentar el sistema hasta conseguir que satisfaga los deseos de quienes realizan prácticas deportivas que no pueden ser en todo caso un tratamiento igual.
El deporte profesional nunca ha encontrado su verdadero sentido ni su marco regulador
En un momento de fuerte crisis económica, la visión de conjunto es la única posible para arbitrar soluciones con validez general.
Esta visión general debe colocar a cada uno en su sitio. Se dice, por ejemplo, que el problema federativo es un problema de financiación. Sin negarlo, hay que decir que es también un problema de concepto y de papel. Las soluciones y las opciones ligadas al mecenazgo, que tanto se predican, solo son admisibles si la actividad es de interés general y, ahí, es precisa una amplia reflexión. El interés general está ligado a los objetivos, a la aceptación, al éxito en la práctica o en los resultados; en suma, a la necesidad y a la demanda social.
En otro orden de cosas, el deporte profesional nunca ha encontrado su verdadero sentido ni su marco regulador. No se concibe como una actividad estrictamente privada, no se avanza en su delimitación como actividad económica y, en consecuencia, el sistema no es viable y encontrarle pautas de viabilidad exige igualmente una visión diferente hecha sobre la base de diferenciar su régimen jurídico, considerarlo en el marco de las reglas económicas, establecer reglas de responsabilidad en su gestión. En pocas palabras, es necesario asegurar la solvencia, pero teniendo en cuenta que el marco regulador es condicionante de la solvencia. Así, las regulaciones de emisiones y retransmisiones deportivas, de estructura y de acceso a fuentes de financiación privada, de obligaciones de interés general, no son ajenas a la conformación de un mercado fuertemente contradictorio en sus reglas. Asegurar la solvencia es, sin embargo, una exigencia ineludible.
Las políticas antidopaje han recibido un impulso en los últimos años. Se necesita profundizar en su eficacia, en su solvencia, en la investigación, en la salud del deportista. Es preciso encontrar fórmulas y esquemas más rigurosos, pero también menos mediáticos. La lucha contra el dopaje es muy importante en términos de credibilidad de los sistemas, pero no puede eclipsar la referencia al modelo deportivo y lo que es preciso hacer en los próximos años para construir el mismo. La eficacia, la seriedad, el rigor y el compromiso no están reñidos con la tranquilidad.
Desde esta perspectiva, construcción de un sistema deportivo, visión de conjunto entre todos los agentes del deporte, elementos de colaboración y cooperación, redefinición de los respectivos roles, apoyo a las actividades de interés general, más y mayores esquemas de protección de los deportistas, solvencia del deporte profesional, son los grandes retos en el marco adicional y novedoso de una incipiente política europea y con la necesidad de optimizar los recursos económicos que se dirijan al sistema deportivo.
En un momento de crisis, las formas de hacer, la eficacia y la evitación de las duplicidades son elementos relevantes que no se aprecian de forma idéntica en otros momentos en los que no concurre aquella. Un arduo trabajo que no admite más demora.
Alberto Palomar Olmeda es profesor titular de Derecho Administrativo en la Universidad Carlos III de Madrid.
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