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ESTA SEMANA
Columna
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Revulsivo

Llevaba razón Griñán cuando avanzaba que el proceso de primarias en el PSOE iba a actuar como un revulsivo que posibilitaría su recuperación electoral. Tomaba como referencia lo que sucedió con Zapatero, de modo que en vez de ver riesgos de ruptura, contemplaba una excelente oportunidad para tomar impulso después de un ejercicio de democracia interna que contribuiría a levantar los ánimos a una militancia desmoralizada tras las anteriores derrotas.

Así que, a la espera de conocer si, en efecto, este artificio va a contribuir a esa supuesta recuperación lo cierto es que lo sucedido arroja una serie de detalles que pueden explicar lo que pueda suceder en el futuro. Por de pronto, es más que evidente que de este trance sale un PSOE andaluz seriamente tocado, con heridas difíciles de cerrar después de una guerra en donde apenas se ha hablado de lo que significan las opciones que representan Rubalcaba y Chacón. La realidad es que todo se ha limitado, simplemente, a una extraordinaria ocasión para resolver sus cuitas internas. Una ocasión, por tanto, fallida que en nada beneficia a Griñán en sus aspiraciones como candidato a la presidencia de la Junta. Su capacidad de liderazgo ha sido cuestionada sin que, tampoco, se haya visto por ningún lado en él a la figura que aglutine al siempre complejo conglomerado que constituye el PSOE andaluz.

A pesar de que dijo que no iba a perder un solo minuto en este debate lo cierto es que se metió hasta las trancas y, por supuesto, sus delegados provinciales de la Junta. Llamadas telefónicas, reuniones en San Vicente, todo era poco para contrarrestar lo que sus más próximos consideraban, además, como un desafío a la propia autoridad del presidente. De todas maneras, resulta fácil de imaginar que si el partido ha ofrecido su peor cara en este episodio tampoco cabe esperar nada bueno en circunstancias, tal vez, más difíciles como puedan ser la fase de elaboración de las listas para el 25-M o tras la celebración de dichos comicios.

Para completar el cuadro, los que se quedan en la cuneta, como Mar Moreno o Alfonso Guerra. La primera, principal ferviente seguidora de Chacón y el segundo, reconocido detractor de la política catalana. Gaspar Zarrías y el propio Griñán tienen mucho que decir sobre estos destacados descartes. Puede que, en efecto, estemos ante un verdadero revulsivo aunque, a tenor de como se han desarrollado los acontecimientos, está por determinar para qué y a quién beneficia.

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