El enemigo nunca derrotado
La principal enfermedad que aqueja al mercado laboral español es el alto peso de la temporalidad. Esa brecha ha permitido la destrucción rápida de 1,5 millones de empleos en los últimos cuatro años. Pero no es este su único efecto. Que un 26% de los asalariados tengan un contrato temporal contamina a otros aspectos de las relaciones laborales: flexibilidad interna, negociación colectiva o formación.
Las propuestas que se lanzan desde diferentes troneras, que a primera vista pueden parecer dispares, casi todas caminan en una dirección: igualar el coste del contrato fijo y el temporal, o hacer más caro este último para cambiar una cultura arraigadísima en los departamentos de personal desde 1984. Las principales diferencias están en el cómo.
Para la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA), la solución está en cambiar de arriba abajo la legislación sobre contratos, imponiendo un contrato indefinido único con una indemnización creciente por despido conforme a la antigüedad. Se alinea con esta fundación, de corte liberal, Jesús Lahera. Para este profesor de Derecho Laboral de la Universidad Complutense hay que "reinventar todo el sistema de contratación". "Hay que derogar el contrato de obra o servicio y el eventual. Había que mantener solo el contrato por interinidad y el indefinido", propone.
La vía del contrato único, la única que no se ha probado hasta ahora, encuentra el rechazo frontal de los sindicatos. UGT y CC OO en una iniciativa legislativa popular en trámite proponen ser más estrictos en los encadenamientos de contratos temporales y buscar soluciones en los convenios. La CEOE, por su parte, quiere crear un contrato con indemnizaciones más baratas como pide (20 días por año). Algo que ya se intentó en 1997 con una figura que rebajaba la indemnización de 45 días por año trabajado a 33. Las reformas posteriores lo han querido impulsar, ninguna lo ha conseguido definitivamente.
Esto lleva al profesor Luis Toharia, profundo conocedor del mercado laboral, a afirmar en su último artículo, "la temporalidad en España tiene poco que ver con los cambios de las diferencias de costes laborales entre trabajadores indefinidos y temporales". Para Toharia, como para José Ignacio Pérez Infante, de la Comisión Nacional de Convenios, la causa principal está en la formación y en la productividad del empleado.
No obstante, este último también propone actuar sobre el coste de la mano de obra: aumentar las cotizaciones sociales de los empleados temporales y rebajar la de los fijos. En su opinión de Pérez Infante así se matan dos pájaros de un tiro: se hace más atractivo el empleo estable y pagan más los empresarios que más recurren al despido para afrontar las dificultades. -
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