Le Pen asciende indomable
La crisis aúpa a la extrema derecha. Un tercio de los franceses comulga con la receta del Frente Nacional: xenofobia, proteccionismo y regreso al franco
Faltan 100 días para el primer turno de las presidenciales en Francia, y los sociólogos dibujan un país partido en tres y muy asustado por la crisis. Los sondeos afirman que Marine Le Pen, la candidata del Frente Nacional, pisa los talones de Nicolas Sarkozy. La extrema derecha ha crecido hasta el 21,5% en intención de voto, frente al 23,5% del presidente y el 27% del socialista François Hollande. Una encuesta más amplia, publicada en Le Monde, muestra otros síntomas del indomable ascenso de la mujer que ha 'normalizado' el mensaje racista y ultranacionalista del FN. La hipótesis de que la extrema derecha llegue al segundo turno, como hizo ya en 2002, parece cada vez menos exótica.
Entre los obreros y los agricultores, el apoyo al FN supera el 40%
Un 31% de los franceses se declara de acuerdo con las ideas de Le Pen
El sondeo de TNS Sofres deja claro que el discurso del Frente Nacional ha ido calando durante el último año entre una masa creciente de personas. Un 31% de los franceses se declara "de acuerdo" con sus ideas. Nueve puntos más que hace un año. Y entre los menores de 35 años la adhesión ha subido 17 puntos: del 11% al 28%. Los datos son mejores que hace nueve años, cuando Jean-Marie Le Pen se coló en la segunda vuelta y sucumbió ante Chirac porque la izquierda votó con la nariz tapada.
Aunque una mayoría (el 53%) cree todavía que el FN representa "un peligro", los que se declaran completamente en contra han pasado del 70% en 1999 a un 35% hoy, el nivel más bajo de la historia. Stéphane Rozès, profesor en Ciencias Políticas en la Alta Escuela de Comercio de París, no cree que haya "razones específicas" por las que los jóvenes apoyan a Le Pen, sino una "actitud general de identificación" alentada por un par de cambios fundamentales en el ideario del FN.
"Las razones del crecimiento son dos. Primero, Marine Le Pen ha abrazado las ideas de República y de laicidad para atacar a los inmigrantes", explica Rozès. "Mientras su padre denostaba la República y el laicismo, ella los defiende. En segundo lugar, ha incorporado la idea del proteccionismo nacional frente a una Unión Europea que ya no protege a sus países. Las fronteras son, para ella y sus votantes, a la vez simbólicas, económicas y sociales. Son un símbolo porque definen la identidad francesa. Y son socioeconómicas porque descartan a los inmigrantes. Eso ha calado en el imaginario colectivo".
Marine Le Pen presentó el jueves su programa. Puntual y profesional, fue la primera de los 15 candidatos en hacerlo. Muy suelta, directa y clara, ha mejorado la imagen de marca de su padre, un hombre tosco, inculto e irascible. A sus duros rasgos femeninos y su espigada estatura ("tengo las piernas más largas que Sarkozy", dijo al ser preguntada por su cercanía en los sondeos), la presidenta del FN ha sumado un programa más moderno y vendible, adaptado a la actual crisis europea y que suena atractivo incluso para los jóvenes antisistema.
Su socialismo étnico, como lo ha bautizado el politólogo Dominique Reynié, ofrece una ventaja en estos tiempos de miedo e indefinición al estilo Rajoy: es la receta más concreta de cuantas se ofrecen a los electores. Le Pen parece tener todas las certezas sobre el euro (abandonarlo para volver al franco y poner la máquina de billetes a funcionar), sobre Europa (frenar la integración), sobre los bancos (hacerles pagar la crisis) y sobre la globalización (enfrentarla con más proteccionismo).
Pocos candidatos se atreven a tanto y, abrumados por su capacidad de arrastrar votos entre los obreros (40% de apoyos) y los agricultores de la Francia rural (41%), se preguntan cómo contrarrestar ese peligro. Sin ponerse de acuerdo. Martine Aubry propone no hablar de ella para no hacerle el juego, o recordar que allá donde el FN ha gobernado (Tolón o Vitrolles), el resultado ha sido corrupción y malversación. Hollande cree necesario recordar la "violencia social y la venganza etnicista" de su proyecto. El centrista François Bayrou critica su talante "antirepublicano", y la UMP ha empezado a cuantificar el coste de las medidas que impulsa para mostrar que llevarían el país a la ruina.
Con la recesión acechando y el paro en niveles récord, el viernes llegó la rebaja de la triple A, y Le Pen tardó media hora en salir en televisión para decir que la austeridad solo conduce a esto, que estamos ante el principio del fin del euro y que ha muerto el mito del "presidente protector". Treinta segundos, tres ideas, tac tac tac. Según Le Monde, el peligro de Madame Le Pen estriba en que "encarna el síndrome de la crisis francesa que paraliza a los otros candidatos".
Aunque ningún politólogo piensa (todavía) que pueda ganar las elecciones, su carrera es la que más recorrido tiene. La impopularidad de Sarkozy va a más, hasta el punto de que ayer Jean-Marie Le Pen pronosticó que no se presentará. Hollande parece haber tocado techo, y el avance de Bayrou le quita votos al centro. Rozès cree que si los dos favoritos "no logran estructurar el debate, Le Pen se colará en la segunda vuelta contra Hollande, obtendrá el 35% de los votos y a partir de ahí será la jefa de la nueva derecha". Pero no descarta una final Sarkozy-Le Pen: "Ella le quita votos a la derecha pero también a la izquierda".
Muchos franceses, sin embargo, rechazan su propuesta principal, salir del euro y volver al franco. Un 61%. Pero la campaña todavía no ha empezado. Y si Sarkozy sigue zozobrando y la crisis europea se recrudece, quizá eso acabe de convencer a algunos más.
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