Tres absueltos y un cómplice libre
La Justicia subraya que la presunción de inocencia prevalece sobre los débiles indicios aportados contra los tres acusados que han sido exculpados
El desconcierto que produjo ayer la sentencia del caso Marta en ciertos sectores vino provocado no tanto por la pena de 20 años de cárcel para Carcaño (el fiscal pedía 52 años), sino por la absolución de los tres acusados de encubrimiento, profanación de cadáveres y un delito contra la integridad moral. Parte de la opinión pública ya les había condenado y solo esperaba que los magistrados atendieran la petición de penas del fiscal. Sin embargo, la sentencia es clara en que alguien ayudó a Carcaño a deshacerse del cadáver, pero recuerda que ante la falta de pruebas que incrimine a Javier Delgado, hermano del único condenado, su novia María García y el amigo de Carcaño, Samuel Benítez, la presunción de inocencia es sagrada. Es decir, alguien que no ha sido identificado ayudó a ocultar a Marta.
El testimonio de un taxista a última hora "no resiste la más benévola crítica"
Tanto Delgado como Benítez pasaron en prisión preventiva 10 y tres meses respectivamente tras su detención policial. García solo estuvo un día detenida.
"Ni un solo dato objetivo corrobora mínimamente el contenido incriminatorio de las declaraciones de Miguel respecto a Samuel (...) No hay ni un solo resto biológico de Samuel en el interior del domicilio de León XIII [la escena del crimen]". Son solo dos ejemplos de una larga lista. A la evidente falta de pruebas que subraya la sentencia a lo largo del caso Marta se suma que la declaración policial inculpatoria de Benítez ante la policía no tiene un valor de peso, ya que esta no fue ratificada en sede judicial.
Además, El Cuco acusó a Benítez y Delgado de colaborar en la desaparición del cadáver. Pero las mentiras, protagonistas omnipresentes en este crimen, le delatan. Respecto a Benítez, el tribunal es claro: "La versión incriminatoria sostenida en tres de las ocho declaraciones prestadas por García es desmentida por datos objetivos". Y tampoco respecto a Delgado poseen corroboración objetiva alguna. Al hermano de Carcaño también le acusó la exnovia del asesino, Rocío C., pero el tribunal no da credibilidad a sus palabras.
En el juicio, la declaración de un taxista que se presentó como testigo sorpresa y que dijo haber trasladado a Delgado hasta su casa la medianoche del crimen, desbarataba supuestamente la coartada del hermano de Carcaño. Sin embargo, el tribunal tampoco se cree los minuciosos detalles que aportó el testigo. "No nos merecen fiabilidad las manifestaciones del testigo, por lo que no consideramos acreditado que llevara al acusado Delgado en su taxi", señala la sentencia. "Las manifestaciones no resisten ni la más benévola crítica", añade. Este pone en duda cómo el taxista pudo identificar la voz de Delgado pese a haber transcurrido más de 58 meses desde el día del crimen.
Toda la credibilidad que le quita el tribunal a algunos testigos, se la da a las conversaciones intervenidas entre Delgado y su hermano en los días posteriores a la desaparición de Marta. En estos pinchazos las acusaciones detectaron que Delgado conocía la culpabilidad de su hermano.
Los indicios para inculpar a María García también son débiles. "Ninguno de los demás acusados sitúan a María García en la escena del crimen", dice el tribunal. "La conducta de García, facilitando la labor policial corrobora la más absoluta ignorancia de esta acusada sobre los hechos".
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