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Cada pasajero de un vuelo barato en Vigo cuesta 102 euros a la Xunta

La Administración paga 36 euros por pasajero en Alvedro y 6 por los de Lavacolla - El Gobierno gallego impondrá la "eficiencia en el gasto" en las futuras ayudas

El Gobierno gallego paga a las llamadas aerolíneas de bajo coste 102,6 euros por cada pasajero que despega o aterriza en Peinador (Vigo), 36,7 euros por cada uno que lo hace desde el aeropuerto de Alvedro en A Coruña y 6,7 euros por viajero que utiliza el de Lavacolla en Santiago. Pero el intento de primar artificialmente la demanda a través de ayudas públicas choca con la realidad y tanto los aeropuertos de Vigo como el de A Coruña pierden tráfico mientras el de Santiago sigue creciendo a pesar de recibir menos ayudas. La experiencia de los últimos años prueba que en cuanto desaparecen las subvenciones (los acuerdos no abarcan todo el año) las aerolíneas abandonan esas dos terminales.

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Según el balance de Aena conocido ayer, durante 2011 el tráfico cayó un 10,7% en Vigo y un 8% en A Coruña. Ambos rondan el millón de pasajeros (Alvedro, 1.012.800 y Peinador, 976.152). Entretanto el Ministerio de Fomento sigue con las obras de ampliación de ambos por un importe conjunto de 240 millones de euros aprobado por el anterior equipo de José Blanco. En el extremo contrario, Lavacolla, que también estrenó una flamante terminal a finales de año, registró un incremento del 13,4% en 2011 con un tráfico total de 2,4 millones de viajeros.

El Gobierno gallego destinó el año pasado 1.000.640 euros a los acuerdos con las compañías que operan en Peinador (Vueling y Air Nostrum con Bruselas y Sevilla como destinos), 925.120 a las de Alvedro (las mismas aerolíneas pero hacia Ámsterdam y Valencia) y 882.000 a las de Lavacolla (Ryanair tenía conexiones subvencionadas con Milán, Londres y Francfort; Easyjet a Ginebra y Vueling a Zurich). Cuando se terminaron las ayudas, las compañías de bajo coste han dejado de operar esos vuelos desde Vigo y A Coruña con el argumento de que ya son rentables sin la financiación pública mientras que en Santiago mantienen la mayoría (Vueling suprimió el de Zurich) .

Tras pagar siete millones de euros a las denominadas low cost, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha mandado parar. En las cuentas del próximo año solo hay consignados 1,2 millones de euros frente a los 2,8 de 2011 y muy lejos de los 4,4 millones de 2010. Suficientes para abonar los compromisos plurianuales firmados con Ryanair que opera en el aeropuerto de Lavacolla pero nada más. Entretanto, la Xunta sigue sondeando el mercado, pero Feijóo ya ha advertido que en este contexto de recortes generalizados la filosofía debe cambiar. Si en años anteriores el reparto económico para convenios de patrocinio entre los distintos aeródromos primaba "criterios poblacionales, empresariales y turísticos", en 2012 habrá que añadir un "requisito incuestionable: la eficiencia del gasto".

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Así consta en el informe que maneja la Secretaría Xeral de Turismo, que tras la crisis de Gobierno pasa a depender directamente del presidente, y la Consellería de Infraestruturas de Agustín Hernández. Fuentes del Gobierno aseguran que no está descartado financiar nuevos vuelos desde Alvedro y Peinador, para lo que habría que habilitar una nueva partida en las cuentas de 2012, pero no en las circunstancias actuales. El presidente repite entretanto que "el dinero público no está para pagar los fines de semana de ocio", en referencia a que los acuerdos actuales no solo pagan por los turistas que llegan a Santiago, A Coruña y Vigo sino también por los que salen de las terminales gallegas. Los pactos vigentes aluden a "pasajeros transportados" así que el Gobierno gallego paga igual por los que aterrizan que por los que despegan en Galicia.

El último mandamiento que ha impuesto el presidente es el de no financiar destinos duplicados para que las tres terminales no se hagan competencia y operen como un aeropuerto único. Es la vieja idea de las tres pistas unificadas bajo la misma marca que intentó poner en marcha esta Xunta pero que encalló en medio de una encarnizada contienda localista. Ni los alcaldes de A Coruña, Carlos Negreira, y Santiago, Gerardo Conde Roa, ambos del PP, ni mucho menos el de Vigo, el socialista, Abel Caballero quieren dar su brazo a torcer.

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