"Las medidas individuales están en la ley, aunque no me guste"
Ana María Vidal-Abarca, cofundadora de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y viuda de Jesús Velasco, jefe del Cuerpo de Miñones asesinado por ETA en 1980, movió cielo y tierra para que los castigados por la violencia terrorista no vivieran su duelo en silencio. "Estoy llena de satisfacción, muy emocionada y muy agradecida", explicó ayer a modo de resumen tras el homenaje recibido en la Diputación de Álava.
Pregunta. ¿Cómo vive usted la avalancha de informaciones sobre el final de ETA?
Respuesta. Yo tengo mi propio criterio y no he tenido motivos para cambiarlo. No quiero caer en ninguna trampa y siento que esto es un poco trampa. Lo que más quiero en este mundo es que el País Vasco recupere la libertad, pero no estoy nada convencida con este final que nos quieren presentar de esta manera para que traguemos. El único final auténtico, de verdad, con la justicia por delante, tiene que conllevar que pase ante la justicia quien tenga causas pendientes, que se les juzgue y se les mande a la cárcel. Y cuando salgan, ojalá se le cambie el chip y entiendan que la vida humana es irrepetible, que nadie tiene derecho a quitarle la vida a nadie. Yo no renuncio a mi derecho a la justicia y todas las víctimas del terrorismo, que tanto conozco, piensan exactamente lo mismo.
P. ¿Qué le pareció la postura del nuevo ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, recalcando que cualquier cambio penitenciario dependerá de la voluntad individual de cada preso?
R. A mí me pasa una cosa, aunque no me guste una ley, la respeto. Si individualmente se toman medidas, me lo trago, a lo mejor no me gusta, pero me lo trago, porque en esta vida uno lo que no puede hacer es aceptar lo que le gusta y no aceptar lo que no le gusta.
P. ¿Por qué se tardó tanto en dar visibilidad al dolor de las víctimas?
R. Pienso que cuando empezó la democracia había quizá algún tipo de complejo anterior, gente que a lo mejor tuvo puestos en la época de Franco... esto pienso yo, porque si no, no me explico el porqué. Todos estábamos encantados con que hubiera una democracia, creo en la libertad y la independencia de las personas y en que todos pueden pensar lo que quieren. Y después, como en el deporte, que gane el mejor.
P. ¿Por qué cree que las víctimas no reaccionaron de forma violenta?
R. Por una razón sencilla, porque somos buenas personas. Me preguntaban a veces si estaba a favor de la pena de muerte, siempre he dicho que no porque respeto la vida, hasta la del mayor de los criminales.
P. ¿Piensa usted que hay un sector de la sociedad que quiere pasar página cuanto antes para consolidar la paz?
R. Eso se ha demostrado años y años, a través del tiempo con tantas negociaciones, había un afán, lleno de buena voluntad para terminar. Yo, personalmente no apruebo este sistema. Siempre ha sido un fracaso. Y pienso que ETA ha dejado de matar por táctica, porque la sociedad no aceptaría un atentado como los de antes. Pero es tremendo pensar que lo hacen por táctica, porque ahora están en la Diputación en Gipuzkoa, en el Ayuntamiento de San Sebastián en el Congreso, cuando tenían que optar por la democracia desde el principio. A la sociedad, quizá muchas veces le falta un sentido de la responsabilidad.
P. ¿Qué haría usted ante un hipotético Gobierno vasco encabezado por la antigua Batasuna?
R. No me digas eso, porque me hago francesa.
Tributo al jefe de Miñones asesinado por ETA en 1980
Solo quien vivió de primera mano la dureza de los primeros años de la democracia en Euskadi sabe con certeza hasta qué punto la tensión podía cortase con cuchillo en el aire. El entonces diputado general de Álava por el PNV, Emilio Guevara, recordaba cómo un alto cargo militar al que intentó saludar se cuadró delante suyo, pero negándose a estrechar su mano durante el entierro de Jesús Velasco. El comandante de Caballería y jefe del Cuerpo de Miñones, asesinado por ETA el 10 de enero de 1980 en Vitoria, y su familia fueron ayer homenajeados en la Diputación alavesa.
"A todas las víctimas, debemos agradecerles que hoy aspiremos a una paz sin renuncias a la libertad" ni "concesiones a la intolerancia", explicó en su discurso el diputado general, Javier de Andrés ante una nutrida representación de las instituciones vascas.
También hicieron acto de presencia la nueva directora de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno central, Sonia Ramos y representantes del colectivo de víctimas como Maite Pagazaurtundua y Ángeles Pedraza. "Has hecho que se me salten las lágrimas", le dijo el nuevo delegado del Gobierno en Euskadi, Carlos Urquijo, a Ana Velasco, hija del homenajeado. "Han alterado muchas veces el curso de la historia, pero no deben ser ellos quienes la escriban", afirmó Velasco en su intervención, que tuvo que interrumpir a ratos, fruto de la emoción del momento.
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