Recordar ya no es lo que era
El punto de vista estándar sobre la pérdida de memoria asociada al envejecimiento rezaba que los seres humanos empezaban a olvidarse de recordar a partir de los 60 años.
Nada de eso. Un estudio llevado a cabo por un instituto francés y una universidad británica durante un periodo de 10 años
y teniendo como voluntarias cobayas a 7.000 funcionarios de ambos países, 5.000 de ellos hombres y el resto mujeres, ha establecido que la desmemoria comienza a los 45. Einstein concibió la teoría de la relatividad en 1905 cuando tenía 26 años. Si se hubiera demorado, quién sabe si hoy lo tendríamos por un genio.
El estudio permitió constatar que los que tenían de 45 a 49 años experimentaban la pérdida de un 3,6% de su capacidad deductiva y memoria, mientras que entre 65 y 70 años la caída era de un 9,6% entre los hombres y de un 7,4% en las mujeres.
Los tests han sido muy variados y entre los más sencillos, que pueden los lectores poner en práctica en sus casas, estaba la lectura de 20 palabras de una o dos sílabas para que los funcionarios escribieran las que recordasen en cualquier orden por espacio de dos minutos; anotar todas las palabras que comenzaran con una determinada letra en un minuto, así como los nombres de animales en ese mismo tiempo.
La experiencia no es simplemente una forma anecdótica de determinar cuánto somos capaces de recordar, o de afearnos la conducta cuando nos encontramos con un amigo de toda la vida y no somos capaces de recordar su nombre, sino un estudio que puede servir para combatir enfermedades tan comunes como el alzhéimer. Y, genialidades aparte, parece claro que sin información adecuada y suficiente el ser humano no es capaz de albergar grandes pensamientos ni teorías.
Una idea bastante extendida es la de que la mente puede recordar un cierto número de cosas al mismo tiempo, de forma que cuando se ha llegado al tope y entra una información nueva, expulsa a alguna de las ya alojadas en el cerebro. Ahora queda claro que los datos se desvanecen solos a una cierta edad, aunque no nos atiborremos de información.
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