La evaluación de la investigación
Como cada final de año, son muchos los profesores universitarios que en estos días se afanan en cumplimentar su solicitud para la evaluación de su actividad investigadora, lo que comúnmente se llaman sexenios de investigación. Consiste en seleccionar cinco aportaciones de interés realizadas durante los últimos seis años, que no estarán físicamente presentes durante su evaluación, por lo que es necesario acompañarlas de "indicios de calidad". Es decir, no basta con que las aportaciones sean de alto interés científico, sino que, como la mujer del césar, tienen también que parecerlo.
Todo ello tiene la finalidad de convencer a un "comité de expertos" del alcance científico de las aportaciones. Estos comités son nombrados por la CNEAI (Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora) según 11 campos y califican toda la actividad científica desarrollada en España. Ellos tienen la última palabra para determinar si un mérito alegado satisface o no las exigencias que ellos mismos establecen, discrecionalmente, según las variables de las convocatorias que, como a menudo ocurre, pueden ser objeto de interpretación.
Tal y como se está estructurando la Universidad, tener o no tener sexenios de investigación supone mucho más que tener o no un pequeño complemento económico. Un profesor que no tiene sexenios no puede dirigir tesis doctorales, ni pertenecer a comisiones de investigación, ni formar parte de tribunales, etcétera. El asunto es serio. ¿Y qué ocurre si un profesor considera que se ha cometido una injusticia en su evaluación? Siempre se puede presentar un recurso de alzada. Sin embargo, fuera de toda lógica, este recurso es considerado por el mismo comité asesor que hizo la evaluación. Además, en la resolución, te advierten de que aunque siempre puedes interponer un recurso contencioso administrativo, los tribunales en modo alguno pueden sustituir a los comités de expertos en lo que sus valoraciones tienen de apreciación técnica, pues se trata de parámetros no jurídicos.
Ante tal impunidad, ¿cabe algo más que la aceptación y la resignación.
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