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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El PSOE, tras su derrota electoral

El PSOE ha sufrido su mayor debacle electoral en democracia al perder en las elecciones generales del 20-N más de cuatro millones de votos y 59 diputados. Se culminaba así el proceso abierto con las derrotas previas en las elecciones autonómicas y municipales. No vale cargarlo todo a la crisis económica -muy cierta, pero muy mal gestionada-, ni justificarse alegando una comunicación deficiente de las políticas del Gobierno. En consecuencia: deberían asumirse responsabilidades.

Algo va mal -como diría Tony Judt- cuando la gente muestra una desconfianza tan rotunda, precisamente en el partido que se considera a sí mismo como el principal valedor de la cohesión social y del Estado de bienestar. Debe mover a reflexión. Cierto que se ha convocado su 38º Congreso Federal en Sevilla, para los primeros días de febrero de 2012, a fin de elaborar el discurso de futuro y elegir a su nuevo secretario general, junto con los órganos de dirección. Bien que con prisas, supone una oportunidad inmejorable para girar hacia la actual realidad española, partiendo de los principios y valores de la socialdemocracia europea.

No obstante, la invariable condición humana me ha hecho recordar estos días la plena vigencia de las palabras de Bruto en la tragedia de Shakespeare: no es que yo amara menos a César, sino que amaba más a Roma. De aquí que piense en la imprescindible apuesta que ha de hacer el PSOE por valores que no tengan tanto que ver con el dinero y en comportamientos y actitudes ejemplares para el ejercicio del poder y de la función pública.- José María Martínez. Soria.

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Quien haya vivido la etapa socialdemócrata en la Suecia de los años setenta recordará la sensación de convivir en una sociedad respetable, de participar en un desarrollo social con niveles envidiables y de colaborar con un modelo que fue ejemplar para otros países con regímenes deplorables, como por cierto era la España franquista de esa época. Resultaba muy difícil entonces ver grotescos signos de corrupción, ni despilfarro innecesario, ni desde luego nada de gasto público descontrolado que no tuviera un propósito de obligada inversión de futuro en beneficio de todos.

Por tanto, aquí y ahora, se echa en falta la apertura real y de participación, porque la endogamia de los dos grandes partidos los ha convertido durante los últimos años en una lamentable "agencia de colocación de los suyos" y no de aquellos más capaces. Ante la desestructuración económica de este país, de esa imposibilidad de participación, la emergencia de los jóvenes del 15-M no puede ser interpretada ni juzgada como un movimiento caprichoso.- Miguel Ángel Peña. Las Rozas, Madrid.

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