Adiós a la Iniciativa de Viena
En marzo de 2009, algunos de los principales bancos europeos con intereses en la Europa del Este se reunieron con autoridades comunitarias en Viena para garantizar la viabilidad financiera de la región emergente. Aquel acuerdo, conocido como Iniciativa de Viena, evitó una fuga de depósitos en aquellos países y la catástrofe económica en algunos de los miembros más recientes de la Unión, como Hungría y Rumanía. La reciente decisión del regulador austriaco de frenar las operaciones de los bancos del país en la Europa del Este demuestra que aquel acuerdo ha dejado de estar en vigor.
El dato cobra especial interés porque estos países están dominados por la banca extranjera, hasta ahora una medida de fortaleza de las economías del Este, pero que en este momento se convierte en una fuente de inestabilidad. En la República Checa, el 97% del sistema financiero está en manos extranjeras, seguido de Macedonia (92,9%), Croacia (90,9%) y Rumanía (87,4%), según datos del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés). En su mayoría, esas entidades son propiedad de grupos de Italia, Austria, Suecia y Grecia [ver gráfico adjunto].
"La reciente intensificación de las presiones financieras en los bancos de la eurozona eleva el riesgo de que no sean tan capaces de ayudar si fuera necesario y que el contagio se transmita así de la eurozona a los bancos de la Europa emergente", señalaba a mediados de noviembre la agencia Fitch en un informe especial sobre la región. En caso de problemas, apuntan los analistas de la agencia, las subsidiarias de los bancos europeos "pueden verse forzadas a cortar la provisión de crédito y reducir más sus balances, con el consiguiente impacto adverso sobre el IPC". Son los efectos de segunda ronda de la crisis soberana europea, que ya notan con cierta intensidad en Letonia y Lituania, según Fitch, en forma de una fuerte caída de los créditos por parte de bancos de la eurozona. Según Morgan Stanley, hay 140.000 millones de euros de financiación en juego.
El economista jefe del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), Erik Berglof, ha criticado con dureza la decisión de las autoridades austriacas. "Si pretendían lanzar un mensaje de calma, han tenido justo el efecto contrario", advertía hace dos semanas. El BERD ha pedido a las entidades que cualquier decisión se haga en diálogo con las autoridades locales para evitar que se produzcan cortes en el crédito. De momento, no obstante, no se observan señales de una fuga masiva de capitales. -
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