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Reportaje:

Secretos de un eterno soñador

Una subasta arroja nueva luz sobre la vida de Raymond Chandler

Siempre sospechamos que Raymond Chandler, el padre en la santísima trinidad de la novela negra estadounidense (que completarían Dashiell Hammett y James M. Cain) tenía su corazoncito. De ello existían indicios en su criatura más perdurable, Philip Marlowe, un tipo duro de buen corazón que siempre se llevaba un par de buenas palizas por novela y se enamoraba de la más inconveniente de las mujeres fatales. Una espectacular subasta de su legado ayer en la casa Sotheby's vino a confirmarlo. Se trata de un conjunto único de libros provenientes de su biblioteca personal, documentos y cartas, que arrojan nueva luz sobre la vida y la obra del autor de Adiós muñeca, El largo adiós o La dama del lago.

El mayor y más importante conjunto en torno al escritor pertenecía a una de sus hijastras. Pocos años antes de su muerte, Chandler (1888-1959) se enamoró de su secretaria, Jean Vounder-Davis, 30 años más joven. Los azares amorosos y la personalidad del escritor quedan bien plasmados en uno de los lotes más suculentos de la puja: dos copias de la edición original de El sueño eterno, una dedicada a sí mismo ("Para mí, sin mis cumplidos. Raymond Chandler, Riverside, Feb 1939") y la otra, a su primera esposa, Cissy.

Cuando ambos se conocieron a principios de los años veinte ella estaba casada, pero decidió divorciarse para unirse a Chandler. Por aquel entonces el escritor aún trabajaba como ejecutivo en una empresa petrolera. Perdió su trabajo debido a sus excesos alcohólicos. Fue así como en 1930 decidió sentarse a escribir la primera aventura de Marlowe, ese sueño eterno que llevó al cine Howard Hawks a partir de un guion coescrito por William Faulkner.

De su relación con otros literatos hay mucha información en el lote subastado. Uno de sus grandes amigos fue Ian Fleming. El creador del agente 007 le dedica una primera edición de Goldfinger "con cariño" mientras que en otra primera edición de Desde Rusia con amor se pueden leer las calificaciones que Chandler le da a otros libros de Fleming. También destaca un ejemplar de James M. Cain, Three of a kind, en el que el autor agradece a Chandler su trabajo -a partir del texto Doble indemnización, incluido en el citado volumen- de escritura del guion de Perdición, de Billy Wilder. Fue el primero que firmarían juntos y con el que arrancó una serie de colaboraciones en aquellos años del Hollywood dorado.

Como testimonio de ese tiempo lució en la subasta una copia del guion de La Dalia negra y otro de Extraños en un tren (1938), el último en el que trabajaría Chandler. Hitchcock se lo encargó, pero, tras enterarse de que el escritor se refería a él con el cariñoso apelativo de "gordo bastardo", lo despidió. El grueso del trabajo ya estaba hecho y su nombre aparece en los créditos del filme como el de guionista principal.

Además de las intimidades de Chandler, ayer Sotheby's se volvió a convertir en un gran repaso a cinco siglos de la cultura occidental en 353 lotes de libros, cartas, manuscritos y curiosidades. Cervantes calentó la puja cuando una edición de 1611 del Quijote alcanzó los 23.000 dólares. Poco después, una copia original de El origen de las especies, de Darwin, se vendió por 95.000 dólares, cifra nada desdeñable para un país que duda entre enseñar la teoría de la evolución u ofrecerle a los niños únicamente la versión cristiana del origen del hombre. Más expectación despertó con todo la subasta del contrato fundacional de Apple, firmado en 1976 por el recién fallecido Steve Jobs. Se esperaba que alcanzase los 200.000 dólares.

Raymond Chandler, en 1943.
Raymond Chandler, en 1943.RALPH CRANE (GETTY)
'The Big Sleep [El sueño eterno]'. Londres. Hamish Hamilton, 1939.
'The Big Sleep [El sueño eterno]'. Londres. Hamish Hamilton, 1939.

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