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Una detenida agredida en comisaría dice que se sintió "violada psicológicamente"

El fiscal pide dos años de cárcel para las dos agentes de los Mossos acusadas

Uno de los últimos casos de malos tratos a detenidos en la comisaría de Les Corts llegó ayer a juicio. La víctima, Elena Podvigina, de 27 años, declaró que se sintió "violada psicológicamente" cuando dos agentes femeninas de los Mossos d'Esquadra la detuvieron y la cachearon en 2007. Una de ellas le propinó una bofetada. Según el relato de Elena -que también figura como acusada en este caso por un delito de atentado a agentes de la autoridad- las agentes le propinaron golpes e insultos y la humillaron. "Todas las rusas son prostitutas y drogadictas", le dijeron, según su versión.

Ambas agentes, Susana C. y Tania R., se sentaron por esos hechos en el banquillo de los acusados. La fiscalía pide dos años de prisión para cada una de ellas por un delito de trato degradante. Según el relato del fiscal, las policías desnudaron a Elena, la empujaron contra la pared y la tiraron al suelo. En el juicio, las dos acusadas negaron haber abofeteado a Elena: "Le aparté la cara con la mano porque me iba a escupir", justificó Tania R. Según la declaración de ambas, usaron la fuerza mínima indispensable para reducirla por motivos de seguridad, ya que la detenida se mostró agresiva.

La noche del 5 de abril de 2007, Elena no encontraba las llaves de su casa y empezó a gritar. La joven fue detenida, poco después, por insultar y agredir a la patrulla de los Mossos que había acudido para atender la llamada de los vecinos. Después fue trasladada a comisaría, donde, según su versión, sufrió vejaciones.

La escena fue captada por una cámara de vigilancia oculta que el exconsejero de Interior Joan Saura ordenó instalar en la sala de cacheos de la comisaría barcelonesa ante las constantes denuncias de detenidos. Las imágenes, que los jueces tendrán en cuenta, muestran cómo las agentes desnudan a la detenida, que está esposada, y tras un intercambio de gestos una le propina una bofetada. Aquella cámara destapó diversos casos de abusos policiales. Desde entonces, se instalaron cámaras en todas las comisarías catalanas y las denuncias de detenidos (incluidas las falsas) prácticamente han desaparecido.

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