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Reportaje:

El PP aguarda el 'efecto Moncloa'

Los populares quieren sumar a su renovación el impulso del Gobierno de Rajoy - El partido se presentará en 2013 como la alternativa a la pugna nacionalista

Javier Rivas

Desde que desarboló a los socialistas el 20-N Mariano Rajoy ha mantenido al menos dos conversaciones en detalle con Antonio Basagoiti en las que ambos acordaron que las principales políticas del nuevo Gobierno que interesen a Euskadi han de ser tratadas y discutidas con el PP vasco, independientemente de quien sea el ministro o el secretario de Estado correspondiente. Y ello no solo en la gestión del final de ETA, sino en materia de industria, infraestructuras o educación, enumera como ejemplos un dirigente popular. "El PP vasco va a ganar peso, porque tener el Gobierno nacional va a hacer que seamos correa directa en la elaboración de políticas. Eso nos da un espaldarazo importante y nos hace afrontar los próximos meses con cierto optimismo". Siete dirigentes populares vascos, incluyendo miembros de la ejecutiva y parlamentarios, consultados por EL PAÍS coinciden en ese diagnóstico verbalizado por uno de ellos. Ese efecto Moncloa, ese impulso nacional, es el que Basagoiti y su equipo quieren aprovechar desde ahora para rematar la renovación que emprendieron cuando se hicieron cargo del partido en julio de 2008 con la intención puesta en convertirse en el partido no nacionalista de referencia en Euskadi ante las autonómicas de 2013. "Hasta ahora había que consolidar un discurso más abierto; ahora llega la segunda parte del partido, la de jugar a la grande", dice uno de ellos.

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El precedente repetido una y otra vez es 1996. "No crecemos electoralmente cuando alcanzamos el Gobierno, sino cuando ya hemos gobernado en Madrid", incide un parlamentario. Cuando José María Aznar ganó las generales de ese año, el PP logró en Euskadi el 18,34% de los votos válidos, más de cinco puntos y 67.000 papeletas por detrás de los socialistas. Cuatro años después, los populares vascos alcanzaban su mejor resultado porcentual en unas elecciones en Euskadi (28,26%, casi cinco puntos por encima del PSE). Y en las autonómicas de 1998 y 2001 fueron también la segunda fuerza, con porcentajes de respaldo por encima del 20%. El efecto de la gestión de Rajoy puede ser un arma de doble filo, pero, obviamente, los populares vascos no solo dan por hecho que será positivo, sino que en esta ocasión serán partícipes de esa estrategia "y no sufridores de una estrategia nacional como sucedió en tiempos de Aznar y María San Gil", apunta la misma fuente.

Ese análisis lleva a los populares a restar importancia a su estancamiento el 20-N, con apenas 800 votos más que hace cuatro años y los mismos tres diputados. La frustración, repiten, era por las expectativas más que por el resultado real e incluso algún dirigente mantiene que Génova contaba al final con sumar solo esos tres escaños vascos en el Congreso a la cesta de Rajoy. "Nuestra cota electoral no está en los 210.000 votos de noviembre. Si lo hacemos bien y ganamos en centralidad, consolidaremos y reforzaremos esa presencia", sostiene un representante vizcaíno.

El final de ETA puede beneficiar a los populares en un sentido claro que resume con crudeza un parlamentario: "Hemos tenido durante años un hándicap terrible, el tener que colocarle dos escoltas a cada tío que estaba dispuesto a ser concejal por 150 euros". Los 210.000 votos de hace cuatro años eran "invisibles" por miedo a significarse como populares y "desfondados" por el triunfo socialista de entonces. Los de hace menos de un mes, "están contentos de haber ganado las elecciones, perdiendo el miedo y se sienten parte de un partido cada vez más activo en el panorama vasco. Eso nos permite afrontar el futuro de forma muy distinta", asevera otro responsable de la formación.

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Los populares son conscientes de que el panorama que se plantea para las próximas autonómicas puede resultarle complicado por la polarización entre el PNV y Amaiur. Por ello, su otra gran línea estratégica es ahondar en el viaje al centro en que llevan embarcados dos años. Y en eso también cuentan con el efecto Moncloa. "Hay que aprovechar la presencia de Rajoy para llevar al centro al PP, sobre todo donde lo hemos tenido más difícil como Cataluña y el País Vasco", dice un miembro de la dirección de Basagoiti.

Con la consolidación del final de ETA como telón de fondo, un proceso en el que el PP sigue apostando por evitar cualquier aceleración -"si ETA no mata no hay ninguna prisa"- y poner la carga de la prueba de la exigencia en la banda y la izquierda abertzale, Basagoiti y los suyos quieren llegar a las urnas vascas como la alternativa a la pugna nacionalista que esperan. "El objetivo principal no es pelear con los socialistas por la bandera del constitucionalismo, sino defender la alternativa de la sensatez y la convivencia frente a la independencia a plazos", destaca un miembro de la ejecutiva.

El esquema que dibujan los populares es el de un PNV que intentará "escenificar" una pugna con Amaiur, con quien, pese a todo "van a pactar siempre que tengan un parlamentario más, pero no por debajo". Y un PSE en el que aprecian sectores resituándose también para "jugar a un posible pacto" con la izquierda abertzale en un escenario con ETA desaparecida. Presentándose de alguna manera como "garantía del cambio pendiente", el PP buscará mantener su electorado propio y seguir creciendo a través de los desencantados con los socialistas y los sectores moderados del PNV descontentos con la vuelta a un frente nacionalista. "Y eso lo debemos hacer afianzando nuestras posiciones más vasquistas, renovando el partido más", defiende un miembro de la dirección.

En esa apuesta por la renovación la formación se va a esforzar en ampliar su base, tanto con una campaña de afiliación, pero, sobre todo, ofreciendo en los próximos meses a profesionales y personas destacadas incorporarse al partido, proceso en el que se quiere incidir en los congresos provinciales de 2012. "Tenemos grandes núcleos de población en los que solo se conoce al partido por el esfuerzo del portavoz municipal, no por nada más", se reconoce en la dirección

Dicha pugna nacionalista puede "sin duda" causar problemas en la nueva y más cercana relación, sobre todo en materia económica y en sus intereses forales comunes, que el PP quiere mantener con el PNV. "Basagoiti podrá discutir mucho con Iñigo Urkullu o con Josu Erkoreka, pero nunca va a cortar las vías de diálogo y entendimiento con ellos", enfatiza un miembro de su equipo más próximo. "Si alguien ha demostrado en este país que se pueden pactar cosas y a la vez discrepar absolutamente ha sido el PNV, que lo ha hecho siempre y nunca le ha salido mal", opina otro parlamentario. "Podemos pactar cosas con el PNV y a la vez criticar duramente su deriva, y así vamos a hacer. Tenemos que dejar de ser ese partido que es o blanco o negro. Aquí hay grises y matices", apostilla.

Rajoy quiere contar con el PNV tanto para las reformas económicas que tiene en mente como para la gestión del escenario posETA, y "esa relación tiene que pasar por el despacho de Basagoiti", apunta la misma fuente. De hecho, el presidente del PP vasco mantiene últimamente una relación muy intensa con su homólogo peneuvista. "Hablan muy frecuentemente y se ven mucho más de lo que se sabe. En las últimas semanas, Basagoiti ha hablado con él más que con el lehendakari", revela un miembro del núcleo duro de la ejecutiva. Ambos desbrozan los temas que Basagoiti analiza luego con Rajoy, quien recibirá a Urkullu en enero, al igual que a Patxi López.

El PP no pierde de vista que una clara apuesta soberanista del PNV puede abrirle además un interesante espacio electoral. "Si se echan al monte, pues nos fumaremos un puro", bromea un parlamentario.

A la vez que mantiene la exigencia a la izquierda abertzale de que dé pasos -"No es una cuestión táctica, sino de fondo. No se le puede exigir a un Gobierno elegido por los ciudadanos más que a una banda terrorista", solemniza un alto responsable del partido-, el PP ha abierto el abánico sentándose por vez primera con una representación de la ejecutiva de Aralar y quizá antes de fin de año lo haga con otra de EA, dos de los socios de Amaiur. Pero sigue sin figurar en el horizonte ninguna posibilidad similar con los herederos de Batasuna mientras ETA no deje las armas y desaparezca de forma definitiva.

En el ámbito completamente opuesto del espectro los populares no consideran que UPyD, pese a su crecimiento -casi 11.000 votos en el conjunto de Euskadi con respecto a las generales de 2008-, pueda suponerles un serio factor de riesgo. Con todo, algunos de los consultados reconocen que les ha podido complicar la vida en grandes ciudades como Bilbao o Getxo.

"Lo que ha crecido en Bizkaia ha sido en zonas muy socialistas", replica un dirigente de este territorio. "UPyD va a hacer su propio discurso y va a ser de centro-izquierda", abunda otro. "Dependiendo de cómo evolucione el PSOE, su crecimiento natural es hacerse un partido de corte socialdemócrata y ahí tiene mucho hueco, porque por el otro lado ya sabe que no tiene".

Aunque la muestra resulta corta en el caso de la formación de Rosa Díez como para resultar significativa, el sondeo poselectoral realizado por el Gabinete de Prospección Sociológica del Ejecutivo apunta que entre los votantes que antes del 20-N dudaron entre el PSE y el PP, la mayoría se decidió finalmente por los populares, mientras que entre el PP y UPyD se decantaron por esta última formación.

Desde la izquierda, Arantza Quiroga, Leopoldo Barreda, Antonio Basagoiti, Borja Sémper e Iñaki Oyarzábal, antes de una reunión de la ejecutiva del PP vasco en San Sebastián.
Desde la izquierda, Arantza Quiroga, Leopoldo Barreda, Antonio Basagoiti, Borja Sémper e Iñaki Oyarzábal, antes de una reunión de la ejecutiva del PP vasco en San Sebastián.J. URIARTE

Una llamada de Zapatero

El presidente del Gobierno en funciones, José Luis Rodríguez Zapatero, telefoneó la pasada semana a Antonio Basagoiti para agradecerle el apoyo que el PP dio en 2009 al cambio en Euskadi facilitando la llegada de Patxi López a Ajuria Eena, según indican fuentes populares. Zapatero, quien nunca había telefoneado personalmente al líder de los populares vascos, le reconoció la "altura de miras" demostrada por su formación, siempre según dichas fuentes.

"No ha habido muchos agradecimientos por haber apoyado a los socialistas y uno de ellos lo ha hecho Zapatero", destaca un miembro de la ejecutiva del PP vasco. Ese reconocimiento cobra más interés porque el presidente ha sido durante más de un año uno de los objetivos predilectos de las críticas del PP en Euskadi por su política económica y sus pactos con el PNV.

Todo el mundo en la cúpula del PP vasco mantiene, hoy por hoy, que el acuerdo de gobierno seguirá vigente hasta finales de la legislatura, aunque puedan crecer las muestras públicas de distanciamiento a medida que se acerquen los comicios. "No vamos a emprender la guerra mundial con ellos", ironiza un dirigente popular.

Algunos expertos en demoscopia consideran que el PP no logra rentabilizar electoralmente su pacto con los socialistas. "Hay una franja en el electorado que se mueve entre socalistas y PP que quizá este no ha conseguido atraer", apuntan. "Nadie hubiese entendido hace dos años que, pudiendo favorecer el cambio en Euskadi por vez primera, no lo hubiésemos hecho", replica un parlamentario.

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Sobre la firma

Javier Rivas
Forma parte del equipo de Opinión, tras ser Redactor Jefe de la Unidad de Edición y responsable de Cierre. Ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS, donde ha trabajado en las secciones de Nacional y Mesa de Cierre y en las delegaciones de Andalucía y País Vasco.

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