Chatarrería romántica

1. La plaza del Dos de Mayo. Me trae recuerdos de la adolescencia. Del botellón. Con 14 o 15 años veníamos con nuestros cartones de vino y nuestras coca-colas para hacer el calimocho y con la guitarra para tratar de llamar la atención de las mujeres de la época, cantando canciones de Extremoduro y demás.

2. La calle de Coloreros. Es perpendicular a Mayor. Es estrechita. Allí está el primer piso de alquiler que tuve, donde me independicé y me hice hombre: hombre tonto. Es muy entrañable porque tiene la chocolatería San Ginés, donde Valle-Inclán escribió Max Estrella. Y me encanta la tienda de libros antiguos de la esquina con Arenal. De pequeño siempre pasaba por ahí cuando me llevaban a Cortylandia y pensaba que me gustaría vivir en esa calle. Y años después, ahí estaba yo, asomado al balcón.

3. La plaza de la Paja. Es mi actual barrio, en la Latina. Está fenomenal porque, como tengo perra (Chunga), la puedo sacar y al mismo tiempo tomar un café en cualquiera de las terrazas. Además, está rodeada de restaurantes que molan, como La Musa, El Naia, de comida casera rica, y el Cosaco, con ambiente ruso. Y luego está el Delic, para tomarte postre, café y copa. El puro fuera.

4. Mi colegio. Está en Carabanchel Alto. Se llama Amorós. Es donde he pasado mi infancia. Es un antiguo palacete de Manuel Godoy, el palacio que usaba para sus vacaciones. Al principio iba mucho y luego hacía pellas enfrente. Recuerdo mucho a la señorita Mercedes, entre otras cosas porque es la madre de Juan [Ibáñez, la hormiga Trancas].

5. Sala Galileo Galilei (Galileo, 100). Es donde debuté como monologuista. Juan, Damián [la hormiga Barrancas] y yo decidimos tirarnos al barro. Le tengo cariño y me llevo muy bien con Ángel, el dueño. Siempre que podemos hacemos conciertos allí con El Hombre Linterna [el grupo que forma con Juan y Damián y otros amigos]. Allí nos quitamos el miedo, aunque siempre queda.

6. El parque de las Vistillas. Soy muy fan. Parece mentira que al lado del centro, por la vertiente en la que vivo yo, haya un parque tan grande. Allí por las mañanas con mi perra.

7. Ribera de Curtidores. Ahí hay unas tiendas de antigüedades buenísimas. Me gusta el mueble antiguo, por su solera, su personalidad y la curiosidad de saber qué culo se habrá sentado en esa silla vieja.

8. Calle de Argumosa (Lavapiés). Es la calle ideal, los domingos para tomar cañas con los amigos. Mi padre tenía una chatarrería en la calle del Olmo. He conocido ese barrio desde chiquitito y me mola eso de ver hablando a una vecina de toda la vida con la gente musulmana que llegó hace unos años.

9. El Gaudeamus. Es la terraza del edificio de la UNED. Un sitio muy cuco. Nadie se espera que en una universidad vaya a haber una azotea así. Las vistas son superbonitas. Como sitio para tener una cena romanticona está fenomenal.

10. La plaza de Oriente. Para mí es la plaza más bonita de Madrid por todo lo que la rodea: las estatuas de los reyes godos, los jardines de Sabatini... Hay un par de tiendas de instrumentos y a mí, que toco el saxo, me gusta ir. Y, aunque parezca mentira, alguna vez he ido a la ópera. Me encanta la cafetería de Teatro Real.